Al abrirte la puerta, no logras identificar su expresión. Y no es porque estés ebria, más bien él no demuestra nada en absoluto. Sus ojos negros te miran de pies a cabeza y sabes que has hecho mal en ir allí.
Lo sabes y das la vuelvas para largarte pero algo en tu brazo te ha detenido.
—Entra —su voz perforándote los oídos y un escalofrío te recorre la espalda.
Ingresas con la mirada baja.
—Lo siento, yo... andaba en casa de Jaan y he perdido el número del radio taxi y al volver ellos ya estaban dormidos... —mueves tu cabeza, cerrando los ojos y pides por no haber sonado tan borracha como crees—, no sé por qué he venido aquí.
— ¿No? —él está cruzado de brazos frente a ti, mirándote. Crees haberle visto algo como una sonrisa, pero no estás segura—. No te preocupes.
Te vas a sentar al sofá, reposando tu cabeza hacia atrás y respiras. Escuchas cómo él se sienta enfrente y aunque no lo veas, sabes que te está mirando.
— ¿Puedo ocupar el baño? —él te indica donde está y te levantas. Al mirarte al espejo tu cara de distorsión no te sorprende, pero te avergüenza que él te vea así.
Sacas aquella bolsita que probablemente es de Vyron y de tu pantalón coges tus llaves. Con cuidado metes una en la bolsita y luego la jalas. Sacudes tu cabeza y ya te sientes mejor. Abres el grifo para lavarte la cara y vuelves al living.
—Te has equivocado de sofá —te dice él mirándote y hasta parece gustarle la situación.
Estás sentada al lado de él y vuelves a tomar tu posición anterior.
—Lo sé.
Entonces comienzan a platicar y en ningún momento le miras, y aunque sabes que él sí, no te ves capaz de enfrentarle.
Sientes que tu cuerpo pesa y estás cansada, sabes que está mal pero también tienes unas ganas horribles y quieres saber qué se siente, o cuál será la reacción de él. Así que te inclinas y apoyas tu cabeza en su hombro, reposando ligeramente. Te das cuenta que su pecho se infla y casi sonríes.
—Noortje, yo... —pero de repente le preguntas, sin pensar.
— ¿Qué es lo que está pasando?
Y estás tan nerviosa.
Él gira su cabeza y te mira, aún recostada en su hombro. Su respiración está agitada y lo sabes, tanto como sabes que sus ojos están fijos en tus labios. Están tan cerca... él cierra sus ojos y niega fuertemente.
—Nada, no está pasando nada —se levanta—, soy tu profesor y tú eres mi alumna, nada más.
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Rookîe Amørîs
Teen FictionNoortje llega a un nuevo instituto en su último año, enamorándose de su profesor de deportes.