Finges que no te gusta, pero sabes que llegas a un punto en el que ya no puedes mentirte a ti misma.
Después de las clases te pasas a una cafetería en el centro de la cuidad, al entrar te acomodas en una de las mesas de al fondo, sacando tu ordenador y pides un café moca sin azúcar. Estás a punto de abrir la pantalla cuando alzas tu mirada y no te la crees, pero sí, tu profesor está en la barra pidiendo no sé qué, e inmediatamente bajas la vista y te concentras en el power point que debes entregar mañana acerca de la política en Rusia.
Pero no pasas desapercibida, como siempre, y cuando él se para frente a ti levantas los ojos tan lentamente que casi das tortícolis, y al verle la cara sus ojos negros te abarcan entera.
—Que sorpresa —te dice—, ¿puedo? —e indica la silla que está del otro lado. Tú solo asientes y al instante llega con joven con dos cafés y al entregártelo se te queda mirando—. Éste es mío, gracias —le dice tu profesor quitándole el envase de las manos. El mesero lo mira y se va rápidamente.
Algo en tu cabeza hace tic, pero lo ignoras. Él ha comenzado a beber de su café y ni siquiera te mira.
— ¿Frappé?, qué malo —al escucharte levanta su mirada y sus labios parecen estirarse.
— ¿Mocaccino, acaso tienes quince? —sonríe ladino y levanta ambas cejas.
Sueltas una pequeña risa y levantas tus manos así como me rindo.
— ¿Qué haces? —te pregunta.
—Un informe —mueves tu mano como si con eso explicaras mejor—, de Rusia.
Él baja las cejas, casi frunciendo sus ojos—. ¿Necesitas ayuda?
Ni lo piensas y giras tu ordenador enseñándole, no sin antes conectar el internet. Le ves una disimulada sonrisa y luego ya está con su vista fija en la pantalla, sus dedos se mueven rápidamente por el teclado y media hora más tarde tu trabajo está terminado.
—Tengo que irme —se levanta y deja el dinero sobre la mesa—, suerte en eso.
Cuando sale de la tienda miras sobre la mesa y te das cuenta que ha dejado unos billetes de más, suficientes para pagas los dos cafés.
Cierras tus ojos y maldices, guardas tu ordenador en el bolso y antes de largarte, dejas un billete más sobre la mesa como propina.
ESTÁS LEYENDO
Rookîe Amørîs
Roman pour AdolescentsNoortje llega a un nuevo instituto en su último año, enamorándose de su profesor de deportes.