Cayendo Bajo

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La brisa fresca de otoño revuelve mi cabello mientras voy a paso apresurado hacia mi nuevo y usual destino de estos últimos días.

El departamento de Edward.

Sí, hoy tampoco vino.

¡Maldición, llegados a este punto eliminaré el virus por completo!

Subo los escalones que me conducen a mi punto de llegada, pero al dirigirme hacia la puerta me encuentro con algo, mejor dicho, alguien que me sorprende en la entrada de esta.

-¡Edward!-El descamuflado parece estar dejando el lugar, ya que lo encuentro cerrando el picaporte.-¡Deberías estar descansando!

-Deja que vaya al súper. Ya me bajo la fiebre.-Dice algo calmado para la situación.

-Mentiroso. ¿Por qué no viniste a la escuela entonces?

-Porque me daba pereza.

-¡Rayos, ya vuelves a hacerte el fuerte!-lo recrimino-¡De vuelta a la casa!-y lo entro a paso zancado de vuelta a su habitación.

-¡Oye...!-y nada más se pudo atinar a decir.

-Vaya, es verdad que te bajó.-le digo observando la temperatura del termómetro digital que me vi obligada a que usara mientras se recostaba en su cama.

-Ya te lo dije antes.

-Me alegro-contesto algo ya animada-Hoy solo fingías estar enfermo.-le reprocho-Compré un montón de cosas y ahora ya no servirán...

¡Estúpida, mi dinero!

-Bueno, de todos modos me las llevaré a casa-me volteo a observarlo-¿Q-Qué pasa? ¿Por qué la cara?

-Bueno...-dice mirando al suelo-Gracias.

¿WHATTTT? ¿HE ESCUCHADO BIEN, O ES MI IMAGINACIÓN?

SE COMIÓ SU ORGULLO, Oh my God.

-¿Que?-digo perpleja.

-Oye...-y estira de una de mis mejillas como retractándose.

-¡Duele, duele!

-¿A qué viene esa cara de tonta?

-Es que...-respondo sobando mi mejilla que debe estar roja-Es que no me esperaba que dijeras algo así...

-¿Eres idiota?-mira hacia otro lado-Hasta los estudiantes de primaria saben dar las gracias.

De ellos me lo podría esperar, pero de alguien como tú no.

-No, no me refería a eso. Me impuse a la fuerza y creí que te molestarían esas cosas.

-Me conoces bien. Odio a muerte a las mujeres que imponen su amabilidad a los demás.-habla en un tono más serio-"Soy una buena persona, así que quiéreme por favor" dibujan en sus rostros. Me molesta que siempre se acerque esa clase de mujeres.-agrega-No soy tan simple. Al fin y al cabo se están riendo de la gente. Pero tú...-se frena-no parecías tener motivos ocultos ni buscar nada a cambio; así que pude estar tranquilo. Por eso pensé que al menos podría agradecértelo. Solo eso. 

Solo eso.

-¿Q-Qué dices?-evito sonrojarme, sus palabras han sido bastante profundas y creo que nunca había expresado hasta ahora como se sentía respecto a las mujeres-Si me lo dices así, es hasta desagradable. Estás raro.-no sé bien que debería decir al respecto-Claro, ¡aún tienes fiebre, ¿no?!

-No tengo. Ya lo comprobaste antes.

-¿No estaría roto el termómetro?-apoyo una de mis manos en su frente pero él la toma de una forma brusca.

La Chica del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora