Preocupaciones del día a día

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Ni siquiera es capaz de creer una declaración de amor.

¿Cómo puede ser tan retorcido?

Quizás sería mejor fingir que solo fue un malentendido.

Estaba huyendo, me habían rechazado. Pero lo única imagen que se reflejaba en mi cabeza era de él, me dolía.

Caminar hasta casa con la cabeza gacha, conteniendo las lágrimas que por poco delatan lo débil que soy frente a Edward y observando mis pequeños pies que dan pasos cortos; son cosas nuevas para mí.

-Sí que acabaron pronto.-escucho de la misma voz femenina de antes y levanto mi rostro-¿Acaso te echó?

Oh no, la chica de antes...

-Así que es verdad que Ed dejó de divertirse con chicas.-agregó.

-¿Qué?-me atiné a preguntar, la situación me resultaba confusa.

-Vaya, ¿no te dijo nada?

Solo volví a quedarme boquiabierta. Creo que estaban encajando las piezas del rompecabezas que formulaba en mi cerebro.

Tengo que volver, quiero saber. Quiero conocerlo realmente.

Edward POV's

No hago más que estar extendido en mi cama.

Mis pensamientos son una ensalada; no sé si de frutas o verduras, pero no me sabe a nada.

Volteo a observar la bolsa de peras que Erica me arremató hace unos minutos y suena el timbre.

Es ella nuevamente, trata de recuperar el aire perdido por ,seguramente, haber estado corriendo.

-¿Qué pasa? ¿Qué quieres ahora?

-¿Qué quiere decir que ahora lo dejaste porque ahora tienes un perro?-cuestiona-Me encontré con la chica de antes y me lo contó.-solo crujo mis dientes del remordimiento-Dijo que dejaste de salir con chicas porque ahora tienes un perro. Que ella solo vino porque se olvidó algo en tu casa.

-¿Por qué tuvo que decirte todo eso?-digo esquivando la mirada.

-El perro soy yo, ¿no?-posa una mano en su pecho-¿Qué quiere decir que lo dejaste por mi culpa?

-Nada especial. Se me habrán adormecido los sentimientos.

-¿Adormecido? ¿Qué quieres decir?

-Yo qué sé. Al pasar tiempo contigo se me habrá pegado tu estúpida forma de pensar.-se enrojeció y bajó la cabeza.

-¿Qué dices?-me quedo en silencio-No es un malentendido.-aprieta los nudillos aún mirando el suelo-De verdad te quiero. Me irritas y hubo un momento en el que pensé dejar de quererte-vuelve a cruzar nuestras miradas-¡Pero no puedo mentirme a mí misma! ¡No pararé! ¡Aunque ahora no me creas, te lo diré hasta que lo hagas! ¡Me esforzaré! ¡Recuérdalo!

Y me miró con desaprobación esperando a que dijera algo al respecto.

-Querrás decir: "¡Recuérdalo, por favor!", ¿no?-y se contuvo porque sabía a que me refería-Y no hace falta que te esfuerces más. Si te pones pesada, me molestarás, así que te creeré. Esto va a ser divertido-me crucé de brazos y dibuje una sonrisa que la volvió a sonrojar.

-¿Y bien?

-¿Y bien qué?

-¿Qué pasa si me crees?

-¿Qué pasa?

-Pues, este...-jugueteó con sus dedos-¿me quieres o no?

-Quién sabe.

La Chica del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora