Capitulo IX: Mi hipnótica voz

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La penetrante mirada azulada como el hielo fulminaba a la chica que en ese momento estaba corrigiendo la partitura. Lo ignoro.

-Vamos desde arriba- dijo. - ¿listos?

Las manos paliduchas y poco femeninas comenzaron a arañar las cuerdas de la guitarra en un conjunto semi-decente de notas. La melodía daba inicio y sus poco entonados compañeros le acompañaban a cantar la letra de esa canción. De un momento a otro tuvo que callarse, Reiji tenía el puente para él solo.

De su álbum musical ya iban seis canciones, una era al estilo de Kurosaki, rock y letra fuerte. Una un poco más pop tenía a Ai cantando el puente, y Reiji estaba teniendo su momento. ¿Por qué? Ya iban por la mitad y él no tenía ni un solo. ¡Él! ¡Quién debiera cantar al menos una canción sin compañía! Contaba con los dedos los segundos donde su hermosa voz era escuchada sin ninguna otra opacándolo.

La canción termino, todos parecieron esperar su opinión. Era una compositora...no la directora. Nuevamente frunció el ceño mientras esa pequeña chica daba indicaciones. Finalmente le dirigió la mirada y palabra.

-Necesito que le pongas más empeño, Camus. Tu voz está desentonando

Fue el límite de su aguante, el conde enfureció. Aunque por fuera solo levanto la ceja, lanzó la partitura a un lado.

-Mi voz no desentonara si tú canción estuviera al nivel de ella

Los ojos de la chica mostraron sorpresa y luego se encogieron en furia. Camus le regalo una sonrisa llena de sorna. Y ella por su parte solo suspiro, como si él tuviera la culpa...¡ella tenía la culpa!

-Si tienes algún problema con mi canción, podemos discutirlo luego del ensayo, concéntrate y continuemos

¡¿Le estaba dando ordenes esa....esa...plebeya?! Suficiente

- Lo vamos a discutir ¡ahora!

Los cuatro miembros restantes del equipo, e incluso los propios sonidistas, quedaron atónito. Camus nunca alzaba la voz...Reiji, Kurosaki y Ai se vieron entre ellos.

- Creo que lo mejor es que dejemos el ensayo hasta aquí, Kao-chan...te veremos...más tarde.

Kaori los fulmino con la mirada, los tres se quedaron estáticos, sin embargo, entre la mirada asesina de Camus y la de Kaori, el conde parecía tener más experiencia intimidando, así que uno a uno abandonaron la sala, seguidos de los técnicos. La azabache lanzó un bufido y volteo para encontrarse la cara del duque a unos centímetros de la suya, casi se cae del asiento, pero logro tomar distancia.

- Escúchame bien, Camus...

- No, escúchame tu a mí, no sabes quien soy. De todos los payasos de esta banda soy el que tiene más experiencia, talento y estudio. He trabajado con cientos de compositores baratos como tú y que no te dignes a darme un solo...si crees que puedes hacerme menos te digo que...

Algo interrumpió su discurso, un ardor en la mejilla que lo tomó por sorpresa. Cuando volvió a verla, tenía la mano enrojecida. Se tocó la mejilla, dolía. Le costo unos segundos entender lo que había pasado, esa plebeya se había propasado.

- No vuelvas a llamar a tus compañeros de banda de esa forma. Si realmente crees que somos tan poca cosa, renuncia a la banda. No sé como eras con los otros compositores pero esta es mi música, y si quieres un solo vas a tener que mejorar tu comportamiento, es todo.

La chica se giro, dispuesta a salir, los ojos claros de Camus parecieron chispear de furia, algo en él que ninguna mujer en su vida profesional había visto salió a flote. La tomo del brazo antes de que saliera y la jalo hacía él. Tomo su mentón fuertemente, sin importarle el dolor que pudiera causar. La obligo a verlo a los ojos, los de ella estaban aterrados.

- Camus...- las mejillas de Kaori se habían vuelto rojizas, pero eso no le importaba. Camus bajo lo más cerca de su oído posible y susurro en esa voz hipnótica que hacía que las mujeres se derritieran.

-Escucha bien lo que te voy decir. Tu música me pertenece, por tanto, tu me perteneces...quiero que esta semana escribas la canción con mi solo. Será apasionada, fuerte y seductora...- mientras hablaba, pasaba la mano libre por el cuello de la chica, bajando por toda su silueta y parando en su vientre. Sintió el cuerpo ajeno erizarse, lo cual le hizo sonreír con soberbia. -Nos vamos a reunir este sábado a ensayar, en mi casa, a la hora que yo indique.

- ¿Q...Quién te crees que eres? -logro decir la insolente chica. Al parecer se resistía.

- Soy alguien que siempre obtiene lo que quiere. Si me voy de la banda, jamás encontraras alguien que me suplante, estas completamente consciente de eso. -La mano subió, deteniéndose en todo el centro del pecho. - Serás una buena chica, y nos veremos el sábado en mi casa ¿entendido?

Pasaron unos segundos, Camus opto por recorrer con sus labios el borde de la oreja de la chica, quien soltó un sonido bastante entretenido, siguió hasta su mejilla y se detuvo al rosar sus labios con los ajenos. Repitió.

- ¿Entendido?

Kaori finalmente asintió, Camus sonrió con sorna, haciendo que los labios de la chica temblaran de impotencia. Se separo y le palmeo la cabeza, cual si fuera una mascota.

- Así me gusta, esfuérzate...- el rubio se despidió con la mano y salió del estudio. Dejando a Kaori enojada, frustrada, sonrojada y temblorosa.

Pasaron segundos antes de que la chica tomara con furia todas sus cosas y saliera directo al hospital. Si ese sujeto creía que ella iba a ser un juguete personal, que lo iba a obedecer siempre, estaba equivocado. Y el famoso sábado se lo demostraría...¿cómo? Ya idearía un plan...pero no dejaría que esa voz de seductor le volviera a afectar jamás...o al menos eso quería creer...

CONTINUARA...

La Música De Quartet NigthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora