Capítulo I

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Aquel sueño...nuestro sueño, comenzó con una brisa de verano...

Verano, para los Quarter Night solo significaba una cosa, habían pasado cuatro meses desde que decidieron juntarse como grupo, y se les acababa el tiempo. Sabían que solo tenían dos meses más para presentarle al presidente Saotome una canción que le hiciera pensar que unir a cuatro de sus solistas, a pesar de la presencia de Starish, era una buena idea, pero había un gran problema. No tenían compositor, habían buscado, pero aquellas canciones no acordaban con el estilo de ninguno, no conectaban.

-Tsick, sabía que esto era una mala idea...-gruño Ranmaru Kurosaki. Aquel joven de cabellos plateados y alborotados estaba recostado de uno de los árboles del parque, sus ojos bicolores cerrados por la molestia y la frustración, como siempre en aquella pose de "chico malo" que le había dejado la vida del rock.

-Las probabilidades de que en este mes encontremos al compositor perfecto es de menos del 10% - acotó Mikaze Ai, su cabello azulado apenas y se movía con la suave brisa por la forma como lo tenía recogido, sus típicos ojos azules apagados, analizando todo lo que vieran, con desinterés. Estaba sentado en una banca al lado del árbol donde estaba Ranmaru, a su lado estaba Kotobuki Reiji.

-¡Vamos chicos, no hay porque rendirnos!-exclamo de golpe esté último, se levantó y giro a donde estaban ahora sus tres compañeros, que esperaba con el tiempo se volvieran amigos, su largo cabello castaño se movió hacia abajo junto con su cabeza, apegandose en pequeñas ondas que caían sobre su cuello, y sus ojos marrones miraron el césped por unos momentos para luego mirar a aquellos tres, Camus seguía recostado en otro árbol con su elegante porte, su largo cabello rubio opaco caía hasta sus hombros perfectamente liso. No había dicho nada, solo miraba al horizonte con sus fríos ojos celestes. De hecho, no había dicho particularmente nada en aquellos momentos, ni en los anteriores, el fue el más difícil de convencer.

-Ya escuchaste a Ai, no molestes más- dijo con brusquedad Ranmaru nuevamente.

-Nadie es capaz de entendernos tan fácilmente, Reiji- concluyo Ai.

El rostro del castaño poco a poco iba perdiendo aquel ánimo inicial, sus compañeros no hacían nada, el deseaba seguir adelante, quería transmitir sus sentimientos así como lo hacía Starish, pero al parecer Ran-Ran y Ai-Ai no lo veían así, y Camus, solo escuchaba, él, quien podría tomar las riendas, se había quedado en una esquina, en su propio mundo.

-Simplemente olvídenlo, nunca debimos iniciar esta estupidez...

Termino Ranmaru mientras se colocaba de pie y comenzaba a irse. Seguido de Camus, ambos tomaron caminos distintos pero se marchaban.

-¡Esperen! Ran-Ran, Camus...-grito Reiji, pero al final la mano extendida hacía uno de ellos bajo, se estaban rindiendo, su sueño se estaba perdiendo.

-Supongo que así es el mundo de los profesionales, no te sientas mal, lo intentamos, pero desde el inicio las probabilidades eran bajas.-dicho esto Ai se levantó de aquella banca y comenzó a irse por otra ruta, dejando al castaño solo en aquella zona del parque.

Él quería cantar con todos, "Poison Kiss" era su canción más escuchada por las fans y quería algo nuevo, algo que dejara el mismo deseo pasional y amor seductor. Pero nadie era capaz de sentir eso, o al menos no en su música. Reiji suspiro, eran profesionales, se supone que sería más sencillo, pero no. Luego de unos minutos se levantó y decidió irse, era mejor así.

Tu mano cálida, puedo sentir en mi piel...

Reiji se detuvo en seco y giro su rostro. ¿Qué habia sido aquella voz? Desconocía que no era el único de Quarter Nigth que había escuchado aquello, tanto Ai, como Ranmaru y Camus buscaban de dónde provenía.

Es algo mágico, te quiero pertenecer.

Era un canción, y una mujer la cantaba... Siguiendo el sonido, encontraron de donde venía, la colina...

Me cuesta un poco controlarme
Es tan difícil retener
Esta pasión crece muy dentro
Mi corazón... ¡te quiere cantar!

Mientras esa voz soltaba esa melodía, Reiji corrió con todas sus fuerzas a aquella colina, no sabía porque, pero la voz le hipnotizaba, le tenía perplejo, ¿Quién era? ¿Quién era la que cantaba esa canción tan llena de energía? En el camino se encontró con Ai, pero ambos estaban muy ocupados corriendo como para preguntarse qué pasaba, sólo se dirigieron una mirada de reojo, perpleja, y aceleraron el ritmo.

Que quiero brillar
Mis alas extender
A tu lado sé que lo lograre
Por favor, bésame un poco mas
Para así poderme enamorar

Del extremo opuesto Ranmaru y Camus corrían en la misma dirección a la cima, y juntos, llegaron los cuatro, en un misterioso tiempo exacto, para observar aquella escena. Algo que ninguno olvidaría por el resto de sus vidas...el nacimiento de una conexión.

Frente a ellos se hallaba una joven, con un liso cabello azabache que caía hasta el final de su espalda, muy diferente al de Nanami Haruka, este ondeaba con la brisa veraniega mientras, levantada , y con los ojos cerrados, cantaba al cielo despejado, como si fuera su audiencia. Su voz era suave, pero cantaba con energía, pasión, deseo. Los cuatros no se movieron, se quedaron en silencio observándole mientras entonaba aquellas letras.

Con un dulce beso
Que te ponga a volar
Es algo como una noche especial
Bajo aquellas estrellas sin fin
Soy tuya, y estoy junto a ti...

Al terminar la última frase, la joven abrió los ojos, complacida al parecer, eran de un tono azulado, claros como el cabello de Ai, pero estaban levemente apagados, como si aquel brillo no pudiera salir por completo, como si no notará su presencia, esta solo suspiro y se sentó, tomó la partitura a su lado, escribiendo en esta.

Cuando de la nada se dio cuenta de que le observaban, alzo su mirada y se encontró a los cuatro parados a unos metros de ella, en fila.

-¡¿E...Eh?!

exclamo aterrada y comenzo a alejarse, aunque el árbol en su espalda no le dejo a donde ir, había cuatro chicos lindos a su alrededor y habían salido de la nada.

-¿Q...Quienes son ustedes?

Fue todo lo que dijo, la pregunta salió pero nadie la respondió, todos seguían mirándola, asombrados, para luego mirarse entre ellos. ¿Acaso todos habían sentido lo mismo? Esa calidez y esperanza en sus corazones al escucharla.

-Eres tú...- fue Camus el que rompió el silencio, seguía serio, como de costumbre, pero sus penetrantes ojos estaban fijos en la joven, como si hubiera encontrado el tesoro más codiciado y esperado. Su compositora.

La Música De Quartet NigthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora