Parte 39

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  No es que me guste la idea de que J-hope quiera hacerme de él... pero... puede agradarme mientras lo considero en la ducha. Me levanto de un brinco de la cómoda y tomo la bata de baño tras de la puerta y me encamino al baño.

* * *

Abro el armario y examino que puedo ponerme... Pero tengo un problema y es que no sé qué ponerme... ¿Algo formal o informal? Digo, si me pongo un vestido atrevido pareceré un fenómeno entre gente sofisticada, y si me pongo algo elegante... seguiré pareciendo un fenómeno entre la gente. Diablos... Escogeré al azar, algo elegante e informal. Un vestido negro, escote tradicional, descubierto en la espalda en diseño V, apegado al torso, largo y de diseño A descubierta pronunciada en la pierna izquierda... Retiro mi bata de baño y ésta se desliza con facilidad por mi cuerpo hasta llegar al suelo, me encamino al armario, a buscar entre los cajones dónde tengo mi lencería cara. Abro el primero y busco en éste uno que haga juego con el vestido... encuentro unos, y una sonrisa escapa de mis labios al verlo, haciéndome recordar el día que Suga me los había regalado, sus palabras exactas fueron...

"Quiero verte con ellos... aunque sea por unos segundos, porque sé que en lo que te los pongas querré quitártelos con mi boca".

Había dicho entre gruñidos, en mi oído, acariciando mi trasero... fue lindo. La primera vez que lo intenté ponérmelo me había tomado unos minutos entender cómo carajo se ponía. Ya luego después era una experta con ellos. Sonrío por lo bajo ante los recuerdos... muy buenos. Me pongo la lencería de encaje cómo va, me miro en el espejo de cuerpo completo que estaba a un lado de la puerta, y mis ojos resplandecieron con lujuria el verme de nuevo en él... me hacía recordar tanto a aquellas veces que Suga intentaba contener las ganas de arrancármelo cada que lo usaba... y de las miles de formas en que me lo quitó. Cierro los ojos y por un momento es como si sintiera sus manos firmes tocarme. Coloco mis manos en mi cuello y acaricio hasta mi pecho lentamente, recordando sus caricias...

– Siempre amé cómo te veías en ese juego de encaje. –Freno en seco mi mente y abro los ojos encarándome con Suga. Un sudor frío recorrió mi columna vertebral.
– Pensé que estabas tomando en el bar. –Chasqueo con naturalidad.

Actúo cómo si él no estuviese ahí y me siento en frente del tocador para arreglarme, miro a Suga de reojo y no se mueve de dónde está, pero me está mirando con ojos bien abiertos... lo conozco, y de aquí sentada percibo su excitación... y eso me gusta...

– Preferí venir a invitarte, pero por lo que veo tienes planeado ir a otro lugar... Y muy elegante, supongo.

Él está mirando ahora el vestido.

– Sip... –Respondo mientras me echaba perfume. –Escucho su risa sarcástica.
– ¿En serio crees que vas a salir? –Lo encaro.
– ¿Por qué no habría de hacerlo? –Enarco mi ceja y él ríe carcajeando chocantemente y frena en seco para mirarme serio.
– Tú ni creas, que de aquí vas a salir teniendo puesto ese encaje puesto... que ahora te queda más divino de lo que antes yacía.

Habló con voz áspera y ronca, escucharlo así y ya manda deliciosos escalofríos por toda mi columna vertebral, y su mirada dura... joder... ya lo quiero dentro de mí... pero no.

– Y dime... ¿Qué más soñaste? –Levanta las cejas sorprendido y yo le guiño el ojo, y me vuelvo hacia el tocador de nuevo para maquillarme.

Lo escucho reír pero lo ignoro, y sigo empolvando mi cara cómo diva perra de películas. De reojo veo que se sienta en la cama, y me ve a través del espejo.

– Sólo quiero ver cómo sales de aquí sin antes darte una buena follada. –Le sonrío a través del espejo.
– Pruébame.

Volví a guiñarle mi ojo mientras me echaba labial rojo puta pasión. Tentándolo. Él remojaba su labio inferior, y luego lo muerde lentamente y no hay verga más sexy en el mundo que ésta imagen que me deleita él. Pero debo ser fuerte. Tomo el delineador, y casa movimiento que hago Suga está ahí, viéndome, y yo a él. Miro hacia arriba y delineo mis pestañas lentamente, alargándolas más de lo que ya son. Lo mismo hago con las otras, y listo, miro a Suga y le pestañeo coquetamente, y me levanto, dándole a Suga una bonita vista de mi culo. Y entonces se me ocurre un plan para que de aquí, él no salga con putas, y yo salga de puta. Sonrío y me doy vuelta hacia él...

– ¿Aún quieres quitarme éste brasier con tu boca? –Hablé colocando ambas manos en mis pechos y ofreciéndoselos descaradamente. Él muerde su labio inferior.
– Sabes que quiero... –Gime y me estremezco.
– Entonces hazme lo que quieras... –Gruñí y él me tomó de mis caderas halándome hacia la cómoda, posicionándose encima de mí, desesperador por besar mi cuello.
– Hueles malditamente rico.

Gruñe, y yo gimo colocando mis manos en su cabellera, me empiezo a echar para atrás y él gatea encima de mí sin dejar de devorar mi cuello.

– Suga, Suga, Suga... –Digo deteniéndolo y él me mira extrañado.
– ¿Qué? –Gruñe arrecho.
– Yo arriba, por favor. –Le suplico y él hace un gesto de desagrado.
– Está bien... –Cede y se tumba a mi lado mientras yo me monto en él y devoro a sus labios.
Puedo sentir su palpitante erección y me humedezco en mi contra, él toma mis caderas y me hace frotar nuestros miembros.

– Suga... –Gimo y él lo repite de nuevo, rápido y brusco– ¡suga! –Gimo de nuevo, está tan duro que duele. Roza de nuevo con fuerza y lloriqueo, me lastima, pero me gusta.

Lo beso nuevamente y rápido con una mano libre busco en mi mesita de noche unas esposas que tengo guardadas antes de que ya pierda la cordura. Gimo ante el roce de nuevo y tomo su mano y la atraigo arriba del espaldar de la cama, él abre los ojos y antes que se dé cuenta ya cierro la esposa entre su mano y los barrotes.

– ¿Qué miérda?

Le guiño el ojo y me bajo de él rápidamente tomando el vestido y saltando lejos de la cama para que no me agarre.

– ________, más te vale que estés jugando conmigo. –Dice sorprendido aún.

Sólo sonrío y deslizo el vestido por mi cabeza, me doy vuelta y del armario saco unos tacones negros un poco altos, me los pongo rápidamente y sin quitar la sonrisa de pendeja voy al espejo, arreglo mi cabello, suelto y guindando deliberadamente por mi espalda descubierta.

– ¡______ esto la pagarás caro! ¡Te juro que te castigaré duro por esto!
– Shhh... buenas noches querido primo...

Sonrío y tomo mi bolso de mano del tocador, y me abro paso hacia la puerta moviendo el culo como si estuviese en pasarela.  

no se emocionen tanto que pronto dare malas noticias

pecados con mi primo(adaptación)suga y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora