Celebración

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1. Es oficial, Andy Hunter ya tiene Beta. ¡Gracias Layla! Aunque soy nueva en eso, espero no causarte muchos problemas.

2. Este fic se iba a subir el 20 como regalo pero por diversas situaciones se sube hasta ahora. ¡Nayu, hija! ¡Mamá lamenta tu regalo atrasado! ;A;)

3. Feliz de notar que mis capítulos cada vez son más largos.

4. Chan, chan, chan, chan. Prometí que esta actualización sería interesante y así es. O al menos eso creo yo.

Sin más que decir, espero lo disfruten.

——

Serpentinas, globos y confeti. Gorritos de colores, decoraciones en todos lados y un ambiente de fiesta era respirado por los pacientes, doctores, enfermeras y toda persona que entrara al lugar.

¿El motivo? La fiesta anual del hospital.

Por lo que le había dicho Hana, era el momento más alegre de todo el año. Con mucha comida y juegos. Regalos y concursos. La fiesta iniciaba cuando el sol estaba en su punto más grande y terminaba hasta el anochecer.

¿Y él? Bueno, sabía que no tenía escapatoria de esa celebración.

—¿Qué tal se ve? — escuchó la voz de su amiga a través de la puerta.

Estaba indeciso si entrar o no a la habitación. Claramente no estaba sola y las dos únicas opciones de quien la acompañaban no lo animaban mucho a hacer acto de presencia.

Uno de ellos era Kuroo; médico de Hana, vecino suyo y, ¿La persona que amaba? Pensar en él lograba el rubor en sus mejillas, hablarle mucho tiempo ocasionaba un leve tartamudeo, tenerlo cerca era responsable de que su cuerpo temblara y esos ojos felinos sobre él lograban que realizara sus acciones con torpeza.

En los últimos días sus síntomas se habían vuelto más notorios, por lo que decidió evitar a Kuroo por completo. Y aunque varias veces se encontró con el absurdo deseo de verle, ver los mensajes que le enviaba y responderlos era suficiente para calmarlo, por ahora.

—Se ve muy bonito, Hana.

Escuchar la voz de Akaashi lo tranquilizó. No se trataba de Kuroo ni de la segunda persona que había encontrado cierto placer por molestarlo. Aliviado de saber quién la acompañaba, abrió la puerta.

—Buenas tardes —saludó como todos los días y su saludo fue regresado por Akaashi. Lo que no espero, fueron dos pares chocolates que lo miraban con ilusión.

Oh, no.

Antes de que se diera cuenta, era abrazado por dos personas. Una era su pequeña amiga y la otra, la segunda persona que no quería ver.

—¡No! — se quejó Hana—. Kei-chan es mío.

—Pero yo también quiero darle cariño.

—Tú ya tienes a alguien.

—¡Sí! Pero él no se deja tanto como Kei-chan.

—Yo no me dejo en primer lugar.

—Waaa, no seas cruel, Kei-chan.

—Vamos — intervinó Akaashi al ver como Tsukishima estaba siendo sofocado—. Oikawa-san, es mejor que lo suelte. Usted, a diferencia de Hana, ya es un adulto. Está actuando de forma infantil.

—Ahh —Oikawa suspiró cansado para después soltar a Kei—. No me dejan divertirme.

—Ya te divertirás en la fiesta.

—Pero, Keiji-chan. Todavía faltan varios días — posó la palma de su mano sobre su frente y se acostó en el sofá que decoraba la habitación —. No sé si pueda aguantar tanto.

Confesiones En El ElevadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora