EL RISE

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Beca siguió conduciendo, iban al puerto que se encontraba a una hora y media de la reunión con Fifty. A los 40 minutos Chloe hablo.

C: Oye Beca ¿Qué regalo le diste?

B: Ah! Debes saber que Fifty y yo aparte del amor a la música compartimos el amor a los carros, Así que...

Tiene una llamada entrante de Fifty rapero loco –Dijo Siri.

B: Contesta, Siri.

50: No te pases Beca esto está de locos! ¡Cómo crees Blanquita! ¿Cuánto dinero te gastaste en esto?

Chloe la miro extrañada. ¿Qué le habría regalado Beca a Fifty para provocar tanta locura en él?

B: Cálmate viejo, me habías dicho que querías uno así, no hice más que darle un toque personal y ya está.

50: Estas loca, pero gracias. Gracias. –Y colgó–.

C: Beca ¿Qué fue lo que le regalaste?

B: Fifty quería un Ferrari, cuando yo pude comprar este coche –Señalando su auto – hicimos un pacto que el primero que tuviera la suma de dinero necesaria para comprarle un coche al otro lo haría y decidí comprarle un auto pintado con el logo del sello discográfico, el hoy está celebrando un contrato por el que vivió trabajando 7 años de su vida. Se lo merecía.

Chloe no podía creer lo que estaba diciendo era como si Beca tuviera tanto que compartía con la gente a su alrededor y eso hacía que a Chloe se derritiera por ella, ya que nunca se le hizo una chica materialista como muchas personas que abundan en Hollywood, sentía que a pesar de que eran muy diferentes en expresar sus sentimientos Beca cuidaba a sus amigos como ella a sus amigas. Y nunca ha creído que Beca se sienta más que alguien por tener más que las personas promedio y por eso amaba a Beca Mitchell.

C: Beca podrías orillarte.

B: Claro, si ¿Por qué? ¿Estás bien?

Beca se orilló, en un lugar donde no daba la luz apago el motor y se quedó mirando a Chloe. Chloe se movió, para desabrocharse el cinturón de seguridad y poder colocarse en las piernas de Beca, miro detenidamente sus ojos mientras tomaba en sus manos la cara de Beca, en los ojos de la morocha había un poco de confusión.

C: No temas, se lo que hago. –Y la beso–

Beca no podía estarse quieta, los labios de la pelirroja sabían tan deliciosos, su aroma a cereza hacia que esto fuera un sueño, necesitaba más de la pelirroja porque aunque ella no quería, sus manos empezaron a recorrer la espalda de la pelirroja sentía que la ropa empezaba a estorbarle, sus manos se la pasaban jugueteando con el cierre del vestido así que después de dudar, lo deslizo, dejando al desnudo la espalda de la pelirroja, sintió su piel tan suave, era como si estuviera tocando seda, Beca seguía creyendo que la pelirroja era un ángel caído del cielo.

La pelirroja tembló cuando sintió las manos de la morocha recorrer su espalda, quería que tocara cada parte de su cuerpo y aunque estaba en un coche que era el lugar menos romántico para hacer eso, no le importaba, tenía a Beca Mitchell en sus manos, sentía su cabello mientras la morocha le besaba el cuello y sus manos empezaron a deslizarse por el cuello de Beca tratando de desabrochar la blusa que traía puesta, pero algo la detuvo.

Las manos de Beca habían llegado al punto donde no había retorno, paso por las costillas de Chloe, paso por su abdomen hasta llegar a sus pechos, eran tan suaves y perfectos, le cabían en sus manos, era tan perfecta casualidad que las personas estén destinadas para ti y Chloe solo se limitó a retirar lo que quedaba del vestido para dejar su cuerpo desnudo frente a Beca Mitchell.

CONSTELACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora