capitulo 7: defender los ideales

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Un hombre suplicando contra una pared, las lagrimas le escurrían por la barbilla –no me mate, tengo familia- suplicaba

-Tenias- le conteste

-no me mate ¿por que hace esto?- me pregunto

-¿a cuantas mataste maldito pervertido?- ya sabia que este infeliz mataba chicas para su diversión particular era un maldito violador, lo supe por como siguió a Ada durante varios cientos de metros,-a dos solo a dos, no mate mas déjame en paz-

-oye sabandija ¿los ruegos de tus victimas eran mas convincentes que los tuyos?- el se quedo pensando y luego empezó a llorar de nuevo

-¡no llores eres un jodido asesino!- le grite mientras mi cuchillo atravesaba su estomago –no deberías de llorar eres un asesino, no tienes sentimientos-

Sostenía el alma de aquel tipo con la mano -¿segura que no quieres probar?- le pregunte a Ada quien miraba desde una esquina de la pequeña casita de madera -no gracias- se sostenía con las dos manos los ojos y se los tallaba fuertemente –lo siento- le dije mientras la abrazaba fuertemente, ella rápidamente contesto el abrazo y se hecho a llorar levemente mientras decía –no importa cada día me hago mas fuerte- me dijo – no importa- me susurro al oído

Salimos de aquel lugar lentamente, -esta es la victima numero 10- le dije a mi compañera –¿llevas la cuenta?- le pregunte pues ella los había estado anotando –por supuesto yo soy una buena secretaria ¿no crees?- me dijo sonriendo últimamente ha sonreído mucho mas, y hasta se ríe y hace bromas, nos esta ayudando mucho estar juntos –claro eres excelente- le dije sonriendo también –numero 10: violador , anotado-

-perfecto-

Una voz nos interrumpió a lo lejos –¡ustedes dos, están en problemas vosotros están cazando en el territorio de los cruzados!-

Nos grito un hombre que tenia una brillante armadura junto con un casco y en el casco tenia una cruz roja muy grande y visible

Sostenía una enorme bola de metal con picos creo que se llama lucero del amanecer, apenas iba a contestarle cuando se acerco corriendo balanceando esa enorme bola sobre la cabeza. Pare su primer golpe con la mano pero esta vez me lastimo un poco sentí un profundo dolor pero aun así enrolle la cadena que une la bola con el mango en mi mano para desarmarlo al tiempo que le clavaba mi cuchillo en el cuello con mi otra mano, pero no hubo tiempo de celebrar ya había muchos mas de ellos se me acercaron otros dos con sus espadas muy grandes, estas no las podía parar con la mano ya que me la cortarían así que esquive sus ataques, pero era muy difícil esquivarlos a los dos al mismo tiempo.

Dos de ellos se acercaron a Ada ella no podía sobrevivir sola, de inmediato esquive a mis oponentes y me acerque a ella.

Ella y yo quedamos de espaldas y ahora nuestros enemigos eran 4, no sabia como atacarlos a todos, por lo tanto le arroje el cuchillo a uno de ellos quien cayo muerto con un enorme hoyo en el pecho, al momento uno de ellos lanzo su ataque pude esquivar por poco mientras le golpeaba la cara y lo tomaba como escudo los otros dos se encargaron de asesinarlo, pero como lo cortaron en pedacitos fácilmente tuve que soltarlo, ahora un de ellos levanto su espada enfrente de mi y la bajo lentamente, muy lentamente, en realidad era yo el que lo veía lento y me movía rápidamente, la pude sostener entre mis manos y romperla, con el pedazo que arranque mate a ese tipo, pero quedaba uno y se acercaba lentamente, muy lentamente hacia mi nov.. Amiga, ella huía de el aun mas lentamente.

Lo corte a la mitad, yo me movía mucho mas rápido que ellos así que pude recoger mi cuchillo y acercarme hasta el, cortarlo a la mitad antes de que el corriera 10 metros a matar a mi chica, sentía la sangre chorrear por mi cabeza pero no era el momento de limpiarse todavía, había muchos mas que nos rodeaban completamente,

-no tiene caso, iré yo-

Dijo un hombre que se veía notablemente más grande que los demás, estaba totalmente cubierto por una armadura mucho mas pesada que los demás y con una enorme capa roja, avanzaba lentamente hacia acá mientras sus hombres se sorprendían y suspiraban

Me acerque rápidamente hacia el y le di un golpe con el cuchillo pero a diferencia de las otras armaduras esta no parecía de papel, tan solo se abollo, repetí la operación una y otra vez pero el resultado fue el mismo, guarde mi cuchillo

-te quitare ese casco y luego te clavare el cuchillo- le dije muy seguro pero en el fondo no sabia si podía

-no es necesario- dijo  mientras se quitaba el casco el casco y se acerco mostrándome el cuello, no estaba para desperdiciar oportunidades le clave el puñal justo en la yugular pero apenas y sangro, este desgraciado

-estamos a un nivel totalmente distinto, yo he estado aquí desde que inicio el juego y he devorado miles de almas, una educación militar años de guerra mientras vivía, en serio creías que un asesino de calle estaba al nivel- dijo en un tono mas arrogante de lo que me hubiera gustado

De tez morena, cabello corto barbilla partida y barba sin rasurar, estaba ahí parado con el cuello expuesto, matarlo era inalcanzable para mi, todo se había acabado

-entonces sigo yo- se movió muy rápido hacia mi, no, yo era muy  lento, y me golpe justo en la cara la fuerza que me imprimió hizo que saliera volando, me reincorpore rápidamente pero de mi boca y nariz salía sangre a chorros.

La impotencia y la frustración me volvían a llenar mientras el se acercaba lentamente, en eso se empezaron a oír disparos a lo lejos y los hombres de aquel tipo comenzaban a caer como moscas, -¡EL DEMONIO ROJO! ¡ESTAMOS PERDIDOS! ¿Tu sabes como se llaman esas armas que explotan?- me dejo sorprendido es verdad este tipo no sabe lo que son las ametralladoras –se llaman hermerijildos- casi no pude aguantar la risa

–gracias, te perdono la vida-  es una fortuna que estuviera de espaldas si no hubiera descubierto mi carcajada esquizofrénica, comí las almas que había matado rápidamente y tome a Ada de la mano para irnos muy lejos –espera, no deberíamos de darle las gracias a aquel chico, el nos salvo- me dijo Ada mientras nos alejábamos -¡no olvides que aquí todos son asesinos! No podemos confiar en nadie- esta vez acepto y nos pusimos en marcha voltee hacia atrás y ahí estaba: el pelo corto y rojo de tez blanca y ojos negros llenos de odio, disparaba ráfagas de plomo con sus dos mp5 una en cada mano, un verdadero demonio, también vi como aquel hombre al que yo no había podido matar caía victima de los disparos, si el se había comido miles de almas no quiero ni imaginar cuantas se comió aquel chico.

-oye jefe, ¿como debo anotarlos?, caballeros en armadura- me dijo mientras sonreía y me mostraba la libreta donde anotaba los muertos, esto me tranquilizo muchísimo, yo estaba muy tenso pero ella hasta hacia chistes.

-realmente te has hecho muy fuerte-

Tercer InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora