9. Bacarra.

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"No hay nunca un momento o lugar para el amor verdadero. Sucede accidentalmente, en un instante, en un solo parpadeo, en un palpitante momento."

Sarah Dessen


Samuel

Se encontraba aquí entre mis brazos, solo para mí, y no la iba a dejar que escapar de vuelta tan fácilmente. No me podía alejarme de ella, así que la mantendría en secreto por un tiempo para no exponerla, no me quiero imaginar lo que podría pasar si alguien se enterase que un Arcángel y una mortal se enamoraron perdidamente. Nada podía arruinar este momento.

Luego de desayunar lo que había cocinado, fuimos recostarnos en el sillón. Mejor dicho yo estaba acostado, mientras ella se encontraba sentada encima de mi torso, inspeccionando cada uno de mis tatuajes y preguntándome su significado, como la pequeña curiosa que es.

La verdad es que aunque sea un Arcángel no significa que tenga que tener apariencia de niño bueno, ¿o sí? .Tenía tatuajes casi en todo mi cuerpo y aun así me dejaban subir al cielo, porque lo importante era hacer bien tu trabajo.

-Me gusta éste tatuaje.- Dijo señalando el último que me había hecho. Era una pluma negra y me lo hice el día en que la conocí- ¿Qué significado tiene?- Continuó.

-Significa libertad... Fue uno de mis últimos tatuajes.- Le expliqué con desdén, como me volvía loco su curiosidad.

Siguió inspeccionando tatuaje por tatuaje mientras pasaba sus dedos sobre ellos, provocando que mi piel se erizara ante su tacto. No tenía ni la menor idea de que me estaba haciendo pero la sensación me gustaba, nunca nadie en la vida me había hecho sentir tantas cosas juntas.

-Éste también me gusta mucho, ¿qué significa?- Ésta vez se refería a una rosa azul.

-Ese significa agradecimiento...- Me miró con esa cara de perrito mojado para que le diga a quién iba dirigido pero no se lo podía decir, de hecho la pluma y la rosa me los había hecho pensando en ella.

La flor expresaba mi agradecimiento por haberme enseñado a amar y la pluma me recordaba la liberta que añoraba para poder estar con ella.

-¿Me vas a contar a quién va dirigido ese tatuaje?- Me miró levantando una de sus cejas y se cruzó de brazos ofendida. Reí haciendo que ella frunza el ceño.

-No, es un secreto.- Fue lo único que le dije después de encogerme de hombros.

Insistió un rato más hasta que se rindió y se acostó sobre mi pecho. Cerré mis ojos, mientras acariciaba su cabello, apreciando el momento, pero por algún motivo los abrí de golpe. Los fijé en el gran ventanal que daba una buena vista del centro y una gran figura suspendida en el aire, sus grandes alas negras se movían a un ritmo lento y pacífico.

-Bacarra...- Susurré con pánico, Paris se removió un poco pero siguió durmiendo.

Un ángel caído que se unió a los demonios por venganza, firmando un trato temporal, el cual rompió al poco tiempo de haberlo hecho porque no era lo suyo. Solíamos ser mejores amigos hace mucho tiempo, hasta que desobedeció las reglas de Dios y cayó a la tierra. Desde ese momento me tiene rencor por no haberlo apoyado y siempre busca la excusa perfecta para hacerme caer junto con él.

En un instante sentí como mi sangre no corría  por mi cuerpo, tenía miedo por ella y  lo que vaya hacer ese maldito demonio, no podía dejar que le hiciera daño.

Se me quedó mirando por un rato hasta que se fue, no sin antes regalarme una gran sonrisa maliciosa. Nada bueno iba a salir de esto.

-Paris, mi amor... Levántate.- Gruñó un poco y se aferró más a mi cuerpo, y si no tuviera que ir por ese idiota me quedaría más tiempo pero necesitaba encontrarlo. Abrió un ojo mientras seguía acostada.

-¿Qué sucedió?- Murmuró un poco adormilada, refregándose un ojo con el puño.

-Mi ángel, me llamó un amigo y dijo que estaba en problemas, necesito ir a ver como esta.- Dije rápidamente, ella se levantó y analizó mi rostro para ver si había algún rastro de mentira en él, pero al no encontrarlo, asintió con la cabeza y fue a buscar sus cosas.

La acompañé hasta la salida del apartamento y la detuve unos segundos.

-Cuídate y llega a tu casa rápido. ¿Me escuchaste?, no quiero que te pasé nada.- Ella me miró y bufó.

-Está bien, ¿nos volveremos a ver?- Puso los ojos del gato con botas e hizo puchero.

-Por supuesto que sí , amor.- Afirmé con seguridad para luego dejar un beso tierno en sus labios y su frente.

En el momento que desapareció de mi campo de visión, entré rápidamente al departamento y corrí por las escaleras que me conducían a la azotea del edificio. Miré por todas partes, en busca de algún indicio de Bacarra.

-El Arcángel preferido por fin cometió un error y uno muy grande, al parecer.- Dijo sin mirarme, con lo que parecía una sonrisa.

Giré en su dirección y lo encontré sentado en la cornisa de una manera despreocupada, observando el camino por donde se había perdido Paris hace unos minutos atrás.

-No sé de lo que estás hablando, ¿qué haces aquí?- Divagué cruzándome de brazos. Regalándole una imagen despreocupada de mí para distraerlo un poco y que me creyera.

-No soy imbécil Sam, te conozco mejor que todos los idiotas de allá arriba.- Se giró un poco y me miró a los ojos fijamente- Te enamoraste de una mortal y no lo pudiste evitar...- Canturreo con maldad mientras negaba con su cabeza, como si intentara alejar unos pensamientos de su mente- Sabes que te pueden desterrar del cielo, ¿no?. Además, ella no te va a querer cuando sepa que le mentiste. Es solo una niña tonta que no sabe la verdad, ¿o me equivoco?- Me observaba esperando alguna reacción de mi parte. Se paró en cornisa, mirándome con prepotencia.

-No estoy enamorado, sólo la rescaté de un idiota en un bar. Sabes muy bien que ese es mi trabajo.- Contraataque a la defensiva por estar muy al borde de que él descucbra la verdad. Como ya lo había dicho, él me conoce muy bien.

-Está bien, lo que digas...- Antes de irse, me dedicó una sonrisa socarrona y extendió sus alas negras, color similar al del carbón- Te propongo un juego Sam, como los viejos tiempo. A ver quién es el primero que encuentra a Paris.- Declaró antes de lanzarse al vacío y perderse de vista, sin dejarme decir algo o siquiera oponerme. No podía dejar que él la encontrara primero y la lastimara por mi culpa, jamos me lo perdonaría.

Sin pensarlo dos veces extendí mis alas y salté del edificio para lograr tomar más impulso, necesitaba llegar rápido.

Por favor Paris, escóndete.

Fue lo único que le rogaba al cielo. Volé varios metros hasta que logré verlo, no estaba tan lejos, así que podía intentar hacer algo para detenerlo. Alcancé abalanzarme sobré él, pero creo que lo tenía que haber meditafo más porque chocamos contra un par de edificios antes de caer en el bosque. Estábamos los dos en el suelo, nuestras miradas se conectaron por un momento y al parecer pensamos lo mismo, arreglarlo de una manera humana.

-¡Eres un maldito traidor!- Gritó en mi cara, escupiendo todo el rencor que me tenía- Yo no hice nada malo y me echaron del cielo. Tú eras mi mejor amigo y no me defendiste, pero tranquilo, te voy a devolver el favor. Primero la alejaré de ti, luego voy hacer que te destierren del cielo.- Sus ojos estaban fijados en los míos y destilaban odio por donde los mires.

Entonces me abalancé de nuevo sobre él y lo golpeé en la cara, haciendo que éste la girará bruscamente. Estuvimos peleando por un rato que me pareció muy largo, ninguno estaba ganado, mejor dicho estábamos empatados.
De repente unos ruidos provenientes de un arbusto nos detuvieron.

-Es ella...-Oí como murmuraba Bacarra.Tenía razón, también la podía sentir. Ambos intercambiamos miradas y corrimos hacia donde se encontraba ella. Ninguno de los dos se percató que todavía teníamos nuestras alas extendidas, grave error, muy grave.

Nos arrojamos de vuelta al suelo, traspasamos el arbusto y caímos en la pequeña laguna. Ahí se encontraba, sentada en la piedra debajo del frondoso sauce. Paramos de luchar y la observamos cautelosamente, ella se veía asustada pero no podía culparla, tenía dos seres míticos luchando frente a ella.

-¿Pero qué ...-Murmuró con los ojos abiertos como plato.Estaba en shock.

-¿Qué pasa niña?- Preguntó con sorna mientras se limpiaba los pantalones- ¿Nunca has visto dos tipos con alas en tu vida? Me parece que tu noviecito tendrá que explicarte un par de cosas.- Fue lo último que dijo antes de desaparecer por los cielos.

-No lo puedo creer.-Sus ojos marrones se llenaron de lágrimas y su labio inferior no dejaba de temblar- Sabía que no había sido solo un sueño, sabía que...- Negó con su cabeza, se limpió un par de lágrimas que se le habían caído y corrió lejos del bosque cuando intenté acercarme a ella.

Ésta vez la había arruinado, pero de una manera grosa. ¿Por qué demonios me metí en todo esto?

En Busca De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora