Starving of BLOOD

Prólogo

Por fin ha llegado el comienzo de la segunda parte de Drinking Blood. El prólogo es cortito pero creo que va a hacer su función que es dejaros con ganas de más. Voy a tener en cuenta vuestras peticiones e intentaré que los capítulos sean un poco más largos (por ello actualizaré dos o tres veces por semana).

Y ahora sí. ¡Disfruta de Starving of BLOOD!

---------------------------------------------------------------------------------

En otro lugar durante los acontecimientos de "Drinking Blood"...

Me ha llevado meses almacenar la energía suficiente. Meses de oscuridad, vacío y soledad. Meses de desesperación y constancia. Meses planeando y confabulando. Meses, meses, meses... todo ello para este momento.

Un solo pensamiento y grandes cantidad de poder son lo que necesito para materializarme en el dormitorio que durante tanto tiempo he estado observando. Una chica de aspecto común se da la vuelta sorprendida al sentir mi presencia. Adquiere una posición de defensa pero poco a poco su cuerpo se relaja. Ella sabe que en mi actual estado no supongo una amenaza.

— ¿Eres un ángel? —pregunta embelesada por mi apariencia.

— No lo soy, por desgracia —respondo sonriendo.

Ella parpadea lentamente y me devuelve la sonrisa. Sus mejillas se sonrojan y sus pupilas se dilatan. Me desea... bien... así conseguiré lo que quiero.

— Necesito tu ayuda

— ¿Mi ayuda? —susurra ella dando un paso más cerca de mí.

— Tú eres la única con el poder suficiente como para traerme de vuelta. Tú eres una bruja.

— ¿Traerte de dónde?

— Del otro lado, donde los vivos no pueden entrar —le explico colocándome frente ella. Estamos muy cerca, nuestras respiraciones se mezclan en el escaso vacío que nos separa —. Sólo tú puedes ayudarme, te necesito.

Un escalofrío recorre su cuerpo con mis palabras y ella asiente. Sus ojos se detienen en mis labios a tan sólo un suspiro de distancia. Se lo que quiere, lo que anhela... Doy un paso más cerca y la beso sellando el trato que está por venir.

— Te ayudaré —promete ella cuando nuestros labios se separan —. Te traeré de vuelta al mundo de los vivos.

— Sé que lo harás —digo acariciando su mejilla.

Dejo caer mi mano y doy varios pasos atrás alejándome. El poder que me permite mantener los pies sobre este plano se está agotando. Pronto volveré a la oscura prisión donde las almas vagan sin rumbo ni destino.

— ¿Cómo te llamas? —pregunta ella cuando los bordes de mi cuerpo comienzan a desdibujarse.

Siento como me alejo. Lazos invisibles tiran de mis partículas hacía el lugar donde debería estar, de donde no debería haber escapado. Pero antes de desvanecerme por completo respondo a su inocente pregunta:

— Gabriel