Starving of BLOOD

Capítulo 4

LIBREEEE ! Por fin... por fin he acabado los examenes. Os prometo que no podía ni memorizar una frase más. Para celebrarlo aquí tenéis un nuevo capítulo de Starving of BLOOD. ¡Disfrutadlo!

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NICOLE

— Deberíamos llamar a una ambulancia. Mierda, no... Eso ya no hace falta pero sí que deberíamos llamar a la policía ahora mismo —divaga André caminado en círculos frente a la puerta.

— Todavía no —contesto inclinándome sobre el rostro inmóvil de Bianca.

Está perfectamente maquillada como si quisiese estar bella en el momento de su muerte. Dos incisiones verticales muy precisas atraviesas sus muñecas, causantes de la pérdida masiva de sangre que ha producido su fallecimiento. Aparentemente se ha suicidado pero ¿por qué? Esto no tiene ningún sentido.

Es cierto que no la conocía mucho pero no he visto signos suicidas en ningún momento. Y estoy bastante convencida de que mis acciones en el seminario no la cabrearon tanto como para quitarse su propia vida. Como ya he dicho antes...algo no está bien.

— Podrías por favor alejarte de ella —dice André de forma nerviosa abrazándose a sí mismo — Me están dando escalofríos sólo de mirarte.

— ¿Tu primer cadáver? —pregunto mientras continuo inspeccionando a Bianca.

— Bueno...no. He estado en funerales y esas cosas, pero no es lo mismo —contesta él con la cara pálida o, por lo menos, todo lo pálida que puede ponerse la piel achocolatada —. ¿Qué es eso?

Su mano apunta al tobillo de mi compañera y me acerco buscando lo que le ha llamado la atención. Su pantalón se ha subido ligeramente mostrando parte de su tobillo. Pero eso no es lo raro, lo que está fuera de lugar es una extraña marca que lo cubre.

Jamás había visto un tatuaje como este. En lugar de tinta negra, su trazado es de un intenso rojo escarlata. Gruesas y prominentes líneas se entrelazan crenado un símbolo con cinco rectas. No es el típico pentagrama...es algo diferente... más siniestro.

— Jamás lo había visto —comento recordando todas esas veces en las que le he visto quitarse los calcetines antes de ir a dormir. Yo siempre duermo con ellos pero, oye, cada uno tiene sus preferencias.

— Pues a mí me suena —dice André pensativo —. Mi abuela me regalo un libro hace algunos años y creo que ese símbolo aparecía en él.

— ¿Estás seguro?

— Creo que sí. Recuerdo que el dibujo me llamó bastante la atención.

— ¿Tienes el libro aquí?

— Supongo que estará en alguna parte de mi habitación —asiente él.

Eso es una pista que vale la pena seguir. Es posible que esta extraña marca tenga algo que ver con su muerte o tal vez no tenga relevancia alguna. Sea lo que sea voy a investigarlo. Saco el móvil de mi bolsillo y le hago un par de fotos.

— Muy bien, esto es lo que vamos a hacer. Vamos a llamar a la policía, después tú vas a ir a buscar ese libro y yo iré a hablar con el profesor de Antropología.

— ¿Por qué irías a hablar con ese loco? ¿Crees que tiene algo que ver con la muerte de Bianca?

— No lo sé, pero no está de más comprobarlo.

Nervioso retuerce sus maños juntas. Después procedemos a hacer la llamada y el caos se desata.

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