Capítulo 17

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NICOLE

Respira. Debo recordármelo varias veces mientras miro fijamente la puerta. Es de un tono marrón oscurecido y al igual que el resto de la residencia está bastante envejecida. De un momento a otro, mi visión cambia a una camiseta blanca cuando la puerta se abre. André sale al pasillo y la cierra tras él.

— Nicole, puedo explicarlo —dice el avergonzado.

— Espera —le pido levantando un dedo frente a su rostro sonrojado —. Necesito un minuto para procesar esto.

Ambos permanecemos en silencio. André mueve su pierda de forma frenética y por el sonido de su acelerado corazón, que alcanza mis oidos, puedo decir que está realmente nervioso.

— Yo... Mierda, no sé por dónde empezar —dice él llevándose las manos a las cabeza.

— Puedes empezar explicándome como la lengua de César ha acabado en tu boca —respondo cruzándome de brazos todavía incrédula.

El rubor asciende por su cuello y cubre sus mejillas. André aparta su mirada. Aún estoy en completo shock. Tal vez si hubiese estado prestando atención a mis sentidos me hubiese dado cuenta de lo que estaba pasando al otro lado de la puerta, pero debo excusarme diciendo que la felicidad post-coital me tenía sumergida en una nube bastante hermética.

— César me estaba enseñando a leer la variante de latín en que está escrito el grimorio de mi abuela —explica él retorciendo sus manos juntas y con los ojos fijos en el suelo de baldosa —. No lo sé... una cosa llevo a la otra y... nos besamos.

Sus párpados se cierran con fuerza y contiene la respiración esperando mi sentencia. Dejo que el aire de mis pulmones salga lentamente mientras pienso en la mejor forma de enfrentar esto. No es que me moleste el hecho de que André se estuviese besando con un hombre. Para nada. El amor es amor sin importar a que sexo pertenezcas. Lo que en el fondo me hiere es recordar su insistencia inicial cuando nos conocimos y quería salir conmigo. Yo no estaba interesada pero... ¿acaso estaba jugando conmigo?

— André —suspiro —. No voy a juzgarte si es lo que temes, pero no puedo entender porque te esforzabas tanto en querer salir conmigo durante el primer año.

Él abre los ojos y eleva su cabeza. Me mira con vergüenza y pesar mientras comienza a hablar.

— Siempre he sabido que no era como los demás chicos de mi instituto. Cuando ellos hablaban de chicas y sexo yo me ponía bastante incómodo. Creo que en el fondo siempre supe que me gustaban los chicos, pero me seguía negando a mí mismo la verdad por vergüenza a lo que los demás pudieran pensar... —él hace una pequeña pausa y toma aire para seguir con la explicación. Poco a poco mis brazos pierden la tensión que en un principio habían adquirido y los separo dejando que caigan laxos a ambos lados de mi cuerpo —. Cuando llegué a la universidad me dije a mi mismo que debía tomar una decisión así que, como un estúpido inmaduro, lo dejé en manos del destino. Te vi aquel día y pensé que eras muy guapa. Entonces se me ocurrió: Si ella acepta salir conmigo enterraré esos sentimientos que durante tanto tiempo había estado ocultando, pero si me rechaza...

— Por eso insistías tanto —murmuro comprendienda.

— Sí, tenía miedo. Fui estúpido y te usé como si fueses una simple moneda que se tira al aire para que el azar decidiese por mí. Yo... lo siento tanto —dice él con ojos enrojecidos y brillantes.

Recuerdo lo fría que era durante el primer curso con la gente. Solía apartarme de todo el mundo y no prestarles atención hasta que André apareció. Su empeño al principio me parecía molesto pero finalmente me fue ganando. Empecé a cogerle cariño y acepté ser su amiga. Su confesión de las razones por las que realmente se acercó a mí me hiere.

Starving of BLOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora