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No entré a clases. Estaba en la oficina con el director junto con Álex. Ambos estábamos sentados frente al escritorio, esperando en silencio.
- Bien señorita Miller, dígame cual es el problema. - dijo el director poniendo toda su atención en mí. Yo me senté derecha y miré a Álex. Él me sonrió.
- Está bien. - dije.
Le conté todo con detalle. En el momento en el que dije lo de la nota Álex me miró.
- ¿Qué? - dijo. - ¿Violet te engañó usándome para hacerte esa barbaridad?
- Señor Morrison, por favor trate de calmarse. - dijo el director. Álex volvió a guardar silencio. - Lo que está diciendo es una acusación grabe, señorita Miller. - el director me miró y me examinó. - Se que usted no es una mentirosa pero necesito pruebas de que en verdad no miente. Violet es una estudiante privilegiada. No es fácil que una chica como la señorita Hawk se meta en este tipo de problemas.
Álex se puso de pie y el director comenzó a perder la paciencia.
- Señor Morrison, si va a seguir portándose como un niño, le voy a pedir que salga de esta oficina y esperé afuera.
- Lo siento señor director, pero YO soy la prueba suficiente para acusar a Violet Hawk y a otras dos chicas de lo que le hicieron a Adeline. Yo las vi cuando la sostenían y cortaban su cabello. - dijo Álex tratando de no gritar.
El director se levantó de su escritorio y nos miró a ambos. Parecía que iba a gritar pero suspiró y se talló los ojos.
- Sí, tal vez tenga razón señor Morrison. - oprimió un botón y después de un rato la secretaria asomó la cabeza por la puerta. - señorita Gates, podría traer a Violet Hawk y a sus amigas aquí, por favor. La secretaria salió de la oficina asintiendo y Álex y yo miramos al director.
- Gracias. - dijo Álex y yo asentí.
- No tiene nada que agradecerme. Esto es un caso grave y tiene que ser investigado. - se levantó y caminó hacia la puerta. Se volvió para mirarnos y abrió la puerta. - No se preocupen, yo hablaré con la señorita Hawk. - Álex quiso hablar pero el director levantó la mano y agregó: - Se que puede negar todo pero arreglaré este problema. Ahora vayan a clase.
Álex y yo nos miramos y salimos de la oficina. Caminamos un rato y después nos sentamos en una banca en el jardín. Él me tomó de la mano y su tacto fue cálido y gentil.
- Adeline. - dijo Álex haciendo que yo lo mirara. Se inclinó hacia mí y me besó. Me sorprendí pero dejé que me besara. Lo necesitaba. Sus besos hacían que me calmara y que sintiera su apoyo, eran como los abrazos que me daba Max. Max.
Me separé de Álex y él me miró con sorpresa.
- Lo siento. - dije. El timbre sonó y miré la hora. El almuerzo. Me paré y miré a Álex. - Tengo que ver a alguien, tengo que irme. - me agaché y le di un beso. Uno corto pero satisfactorio. Él sonrió.
Me alejé con la cara toda roja, no paraba de sonreír como una tonta. Caminé hacia la mesa donde siempre nos juntamos y al llegar esperé a Max. Los minutos pasaron y Max no aparecía. Me puse a pensar: ¿Donde estará?
Recordé cuando Max se había ido a leer a un lugar detrás de las canchas de básquet. No había entrado a clases ese día y lo habían regañado por "fugarse".
Fui hasta allí tan rápido como pude. Faltaban 10 minutos para que el timbre para entrar a clases sonara. Cuando llegué, vi a Max sentado, recargado en la pared de la cancha junto a un bote de basura vacio. Leía las últimas hojas de un libro que nunca había visto que tuviera, normalmente siempre leía el mismo libro, una y otra vez. Cuando me acerqué Max no se percató de mí, o al menos eso quise creer.
- Hola Max. - dije sentándome junto a él. - ¿Por qué no apareciste?
- Creí que estarías con ese tipo, así que no quise interrumpir nada. - dijo Max sin dejar de leer. Pasaba las hojas lentamente y movía sus ojos de un lado a otro.
- ¿Te refieres a Álex? - pregunté inclinándome un poco para poder ver su cara. No respondió a sí que proseguí. - Él es un buen chico y creo que le gusto.
- ¿Por qué me dices esto? - dijo Max con una seriedad inmensa en la cara. Ahora me veía a los ojos y sostenía el libro en la última página.
- Pues porque eres mi mejor amigo. - dije sonriendo.
La cara de Max se convirtió en un mar de emociones, parecía insultado, enojado y también triste. Sus ojos verdes perdieron su brillo y se volvieron oscuros.
Apartó la mirada y se levantó.
- "Amigo" - dijo. - Creo que siempre seré solo eso para ti. - Cerró el libro y me lo lanzó a las manos. Se fue caminando y yo me quedé tan confundida que no pude detenerlo.
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Entre la amistad y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora