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Estaba lista. Mi vestido era perfecto, ya estaba maquillaba y peinada.
- ¿Estas lista? - papá estaba en la puerta de mi habitación esperando por mí. Asentí. - Te ves hermosa mi amor.
- Gracias papá. - corrí para abrazarlo. Me sujetó en sus brazos unos segundos y después me separó para volver a mirarme.
- Vamos. Mamá ya está abajo esperando por nosotros.
Bajamos las escaleras. Papá me tomaba de la mano para ayudarme a caminar. Mamá estaba en la puerta, estaba usando un vestido color morado, tacones altos de color plateado y llevaba el cabello recogido en una coleta.
Me abrazó cuando me acerqué y me entregó mi ramo, hecho con rosas blancas.
Salimos a la calle y subimos al auto. Papá manejó hasta la iglesia.

Estaba tan nerviosa que casi no podía respirar. Asomé la cabeza un poco y vi a Max a lo lejos, estaba tan guapo, quería correr para poder abrazarlo.
- Hazlo si quieres. - me di la vuelta y vi a Violet, llevaba un vestido azul rey, tacones color nut y sobra de ojos planteado.
- ¿Cómo es que sabes lo que pienso? - la abracé.
- No lo sé, tanto tiempo juntas debió haberme dado ese poder. - se separó de mi y me tomó por los hombros. - Bien, ya es hora.
Me giré. Papá se acercó a mí y me ofreció el brazo. Violet y mis demás damas, la mayoría eran mis primas, se colocaron detrás mío en filas de dos.
La marcha nupcial sonó en el aire, papá me tomaba del brazo y me sonreía. Caminamos por el largo pasillo mientras mis damas me seguían con grandes sonrisas.
Max me miró y comenzó a llorar, tenía la cara roja y sonreía con gran intensidad. Su hermano se acercó y le dió unas palmadas en la espalda, Jade era 10 años menor que Max, ahora estaba entrando en la adolescencia, estaba de traje y sostenía un pequeño colchón donde estaban los anillos. Max sonrió y se secó las lágrimas. Sentía la mirada de todos, ahora solo yo era el centro de atención y eso me aterraba un poco.
Llegué al altar, papá tomó mi mano y se la entregó a Max. Me sentí menos nerviosa, su tacto fue tranquilizador y gentil.
El sacerdote comenzó con la ceremonia.
Al momento de que el sacerdote pidió los anillos Jade se acercó y nos los ofreció. Cuando tomé mi anillo me lanzó una sonrisa y me indicó que me acercara. Era un poco más bajo que Max así que tuve que agacharme para escuchar lo que tenía que decirme.
- Cuida de él. - me susurró al oído y después regresó a su puesto. Sonreí
- Lo haré. - me dije a mi misma.
Llegó el momento en que acabaríamos con la ceremonia.
El sacerdote nos miró y dijo: "Puede besar a la novia."
Max y yo nos pusimos frente a frente, me dedicó una linda sonrisa y después me atrajo hacia sí para besarme. Fue un beso delicado pero intenso. Por un momento solo éramos Max y yo, solos en el beso.
Todos aplaudieron y el sacerdote sonreía. Nos separamos dándonos una sonrisa. Fue perfecto.

Salimos de la iglesia tomados de la mano. Papá nos tomaba algunas fotos con su celular y mamá aplaudía mientras lloraba.
Violet se acercó para abrazarme y yo la recibí con los brazos abiertos. Max se alejó para ir a hablar con Antonio, que llevaba un traje gris que lo hacía verse más alto.
- Gracias. - le susurré en el oído a Violet.
- ¿Por qué me agradeces? - preguntó soltando una risita.
- Porque sin ti no habría llegado hasta aquí. - le dije. - No me habría reconciliado con Max y no estaría casándome con él ahora.
Quería llorar. Este día era el más feliz de mi vida y estaba con las personas que amaba, estaba casada con el amor de mi vida.
Violet me sonrió con dulzura y tomó mi rostro entre sus manos.
- Madeline. - me tranquilizó para evitar que yo llorara. - Aunque yo no te hubiera ayudado se que aún así te hubieras casado con Max. Están hechos el uno para el otro. Era imposible que no terminaran juntos.
Me hizo tan feliz. Violet había sido de mucho apoyo para mi en el pasado, ahora estaba frente a mi apoyándome de nuevo.
- También era imposible que no nos hubiéramos ayudado. - reí. - Porque tienes que aceptar que te ayude a conquistar a Antonio.
Le di unos codazos con delicadeza en las costillas y dirigimos la mirada hacia donde estaban ellos.
Ambos nos miraron y sonrieron para nosotros. Nos pusimos rojas. Nos miramos y nos reímos.
Se acercaron a nosotras mientras charlaban.
Max me abrazó y me besó cuando llegó junto a mi. Antonio besó a Violet en la frente y la rodeó con los brazos.
- Ahora mismo debemos estar en el paraíso - dijo Max riendo. - ¿No lo crees Antonio?
- Claro. - respondió él mirando a Violet con ternura. - Estamos con un par de ángeles.
- Oh vamos. - dijo Violet ruborizándose. - Bueno ya es hora de irnos al salón.
- Tienes razón. - asentí. Tomé a Max de la mano y los 4 nos subimos a un auto.
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Entre la amistad y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora