Epílogo

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Jackson Whittemore nunca pensó que al besar a Isaac aquella vez en Hogwarts terminaría casado con él. Pero aquí estaba. Tenía un matrimonio increíble y un hijo de quince años. Su chico tenía una inquietante relación con el más pequeño de la manada Hale, pero que luego descubrieron que no era nada inquietante, sino que ambos eran compañeros.

Fue la segunda vez que Jackson chilló de alegría, porque la primera vez fue cuando su hijo nació. Adoraba al chiquillo ese de cabello tan negro como el de Derek Hale. El adolescente pasaba más tiempo en la mansión Whittemore que en su propia mansión. Jackson adoraba a ese niño. Él y Stiles no paraban de vestirlos a ambos con pequeños trajecitos muggles de marca cuando eran tan sólo unos bebés.

Rió suavemente al ver que Oliver Hale golpeaba a Dallas con la almohada cuando su hijo le hizo jaque mate en el ajedrez mágico. Sinceramente, no podía encontrar a alguien más perfecto para su Dallas.

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Hubo veces en las que Stiles quiso tirar la toalla como padre. Pero era comprensible, porque sus hijos no eran precisamente magos normales. Eran también hombres lobo. Y tenían mucha energía. El único que en verdad le daba muchísimos problemas era Oliver. Ese chico tenía la energía de diez hombres lobo juntos.

Y si estaba con su hermano, la catástrofe podría ser de la magnitud del universo. El que les ponía ciertos límites era Will. Y adoraba a su hijo mayor por eso. Pero ni siquiera él podía contener el desastre andante que eran sus dos hermanos. Y ser jugador de quidditch del equipo de Inglaterra no facilitaba mucho las cosas, hasta que se retiró para convertirse en el entrenador, porque sus hijos ocupaban mucho tiempo de su vida, y no lo malinterpreten, eso le encantaba.

Agradeció a todos los magos y brujas del mundo el que Dallas Whittemore existiera, porque Ollie se calmaba con él a su alrededor. Su hijo menor era la travesura y la hiperactividad en persona. Pero claro, su hijo no heredó la hiperactividad por ser hombre lobo, pero aún así se las arreglaba para parecer que sí lo había hecho.

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Alexander era al único de sus hijos que no comprendía. El único que lo hacía era Derek. Podía ser tan travieso e hiperactivo como Oliver, pero también podía ser tímido hasta cierto punto. Era algo callado. El ceño siempre lo tenia fruncido, como si tratara de conservar la concentración en algo, pero hubiera una cosa impidiéndoselo.

El ceño fruncido desapareció cuando cumplió quince y trajo a Elena a la mansión. La chica era de una antigua familia de hombres lobo de Rusia. Invitaron a la manada Ivanov-Krause a su territorio, y gracias a Alexander, los Hale y los Ivanov-Krause unieron a ambas manadas.

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¿William? William no se parecía en nada a ninguno de sus hermanos, pero sí que se parecía a Derek y a Stiles. Tenía un carácter tranquilo, serio. El chico podría pasarse horas leyendo sus amados libros o escuchando música clásica. Sus hermanos se reían de él, pero el otro sólo se limitaba a soltar una risa e ignorarlos, alegando que él era demasiado culto como para estar lidiando con los idiotas incultos de sus hermanos.

Era todo lo contrario a Jessica. La hija de Boyd había sacado la personalidad y el carácter de su madre, para orgullo de Erika y para mala suerte de Vernon Boyd. Derek se reía, porque le recordaba tanto a cuando Stiles y él estaban en Hogwarts.

Su compañero quedaba confundido cuando a veces Will regañaba a Jessica. Ella lo ignoraba, para después darle un beso y dedicarle un "te amo, cariño". Entonces, Will sonreía igual que Derek, regresaba a su libro, igual que Derek y su tía Laura, luego se ponía los audífonos y escuchaba a Bach, justo como Stiles y como su abuelo John.

William fue su primer bebé, tan parecido a ellos dos que era difícil diferenciar el carácter de William con el de Derek o el de Stiles, incluso con el de Laura. William era una extraña pero perfecta combinación de ambas familias. Tan parecido a su abuela Talia, a Derek y a su tía Laura con su carácter serio y formal. A Stiles, y a John con su extraño gusto para la música.

Su carácter a veces comprensivo, humilde y bondadoso se asemejaba al que era el de su abuela Claudia, según su suegro y su esposo. Su abuelo Nicholas y su tía Cora no se quedaban atrás, porque William también tenía una faceta juguetona y coqueta heredado de los anteriormente mencionados. Cuando se trataba de Jessica, claro.

William les recordaba lo perfecto que era su lazo como compañeros. William los hacia mirarse a ambos a los ojos y recordar que habían pasado por mucho para tener a su hijo con ellos. Les recordaba lo especial de su unión, unión que empezó gracias al Sombrero Seleccionador.

Fin.

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No pude evitar el epílogo. Todo esto sucede 7 años después del final. Espero les haya gustado mucho. Ahora , es tiempo de que me despida de esta historia. Y creedme, que me duele mucho decirle adiós a mi primer fic largo, pero así es la vida. So, see ya. Gracias por todo.

-MadMaxies

Todo empezó con el Sombrero SeleccionadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora