Capítulo 25

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Mi último día de trabajo era hoy. Estaba feliz y triste a la vez, ya no vería a Shawn.
Aunque siendo sincera, él seguía ignorandome y eso me ponía aún más triste.

Nunca le había insistido tanto a una persona, menos a un hombre.

Le había insistido tanto el día de hoy que simplemente me di por vencida. Ya no quería seguir hablando con alguien, y lo único que quería era llorar...

Y eso hice, en la noche cuando llegué a mi casa fui directamente a mi cuarto y no salí de ahí, sólo lloré.
No sabía con quién desahogarme, así que le mande mensaje a Maureen, le conté todo y cómo me sentía.

Y de ahí ya no recordé nada y sólo dormí.

(...)

Había ido al trabajo de mi mamá, tenía mis ojos hinchados, mi cabello estaba despeinado y sólo vestía con pantalones y una sudadera vieja. Realmente no tenía el ánimo para arreglarme.
Maureen al verme se acercó a mi.

—Dios, Lilith, te ves terrible.— la miré mal

—No me lo recuerdes, no tuve una gran noche.

—Si, ya me di cuenta... Mh, ponte el uniforme y hay que trabajar, eso te distraerá un poco.

—Si, claro, como si fuera un día donde realmente hay muchos clientes.

—Sarcasmo detectado— suspiré profundamente y fui a pedirme un café.

El día comenzaba mal, no había entrado gente y eso me ponía peor. No dejaba de pensar en Shawn y en lo que hice mal para que no me hablara.

Finalmente una pareja de novios entró y se sentó en la sección de Maureen, ella los atendió, después entró una familia compuesta de tres niños, el padre y la madre, y nuevamente se sentaron en la sección de Maureen.
Ella corría para limpiar, llevar la comida, tomar la orden y demás.
No me percaté de que un celular vibraba, miré a un lado y ahí estaba el celular de Maureen

—Te están llamando Maureen.— dije

—Contesta por favor, Lilith.

Tomé el celular entre mis manos y cuando iba a contestar colgaron, rodeé los ojos e iba a dejar el celular en su sitio, pero fue cuando la ventana de un chat se abrió. Mi corazón se agitó y se rompió más... Maureen y Shawn estaban mensajeandose.

Leí rápidamente de lo que hablaban, me saltaba cosas y fue cuando las ganas de llorar me entraron aún más.

Dejé el celular en su sitio y Maureen rápidamente lo agarró nerviosa.

—¿Quién era?— la miré

—¿Por qué lo hiciste Maureen?

—No sé de qué hablas.

—Lo sabes perfectamente, ¿lo hiciste sólo por despecho? Si, eso debe de ser. No lo esperé de ti, ya sé que hice mal con Dean y entiendo que te hayas querido vengar, pero no con él.— ella sólo me miró y sólo negué con la cabeza y salí de ahí.

Mis mejillas se sentían mojadas.
Me di cuenta que ya no podría confiar en alguien...

Aún tienes todo mi corazón. (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora