Epílogo

4.4K 312 24
                                    

Me miré nuevamente al espejo.
Mis pantalones se ajustaban a mis cortas piernas, y mi blusa era igual de ajustada y resaltaba mi hermosa figura.
Arreglé mi cabello corto, puse labial rojo en mis labios y tomé mi chaqueta.

Salí de aquella casa con mis maletas, abrí la cajuela y metí mis cosas. Suspiré.

Habían pasado tres años desde que ví a mi familia, y hoy me encontraría con ellos de nuevo.

Esos tres años me sirvieron bastante; adelgace, mi cuerpo se desarrolló bastante bien, y teniendo veinte años, sentía como si tuviera veinticinco.

Subí a mi carro y manejé a aquella ciudad, sabía ya lo que iba a hacer llegando.

Pasaron sólo algunas horas y ya me encontraba frente a mi antigua casa, tomé valor y fui a tocar la puerta. Mi bella madre abrió y sus ojos se iluminaron al mirarme.

—Li-Lilith— y me abrazó —Sabía que volverías— Sonreí y la abracé aun más fuerte.

—No sabes cuanto me hiciste falta, mamá.

Ella me invitó a pasar, y charlamos.

(...)

Tomé unas gafas de sol y un libro.
Caminé y entré al restaurante, me senté en una mesa de la esquina, crucé mis piernas y comencé a leer.

—Hola lindura— «la misma voz, esa misma voz que hace algún tiempo ya no escuchaba No aparté la vista del libro, aunque por dentro me moría de ganas de mirarlo

—¿Qué quieres?— dije fría.

—Nada, sólo vine a saber cómo te llamas.

—Tu manera de coquetear me da asco y risa a la vez— cambié de hoja.

—Mirarte a ti me provoca atracción y excitación a la vez.

—Patán.

—Lindura— cerré el libro y finalmente lo miré.

Se veía diferente, su cabello estaba más largo de lo que recordaba, su sonrisa siempre provocaba que unos hoyuelos aparecieran pero éstos estaban acompañados con un poco de barba.

Le sonreí —Debo de irme, simplemente no puedo seguir soportando tu estupidez— el rió

—Maldición, eres una chica difícil.

—Y tú eres un idiota que no sabe apreciar a una chica— miré detrás de él y la misma chica que me había roto más el corazón se encontraba de pie, sorprendida y furiosa a la vez.

Me levanté de la silla y caminé hacia la puerta.

—Espera— Shawn tomó mi brazo —¿Me dirás tu nombre?

Lentamente me quité los lentes y miré fijamente a Maureen, su cara delataba miles de emociones.

—¿Por qué no se lo preguntas a Maureen? Ella sabe mi nombre.

Shawn me miró confundido, rápidamente salí de ahí y subí a mi carro. Él salió agitado.

—¿Lilith?— dijo mirándome, lo miré atenta y antes de que se acercara más arranqué el carro.

Sabía que se iba a dirigir rápidamente a la casa de mi mamá, pero ahí no me iba a quedar. Estaría en una casa de esa misma ciudad.

Iba a vivir nuevamente sola...

O sólo por ésta ocasión, no estaría tan sola.

FIN.

Aún tienes todo mi corazón. (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora