Capítulo 7

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Cuando vas a pedirle consejo a tus amigos vas a toparte con dos clases de ellos, tienes al primero que dirá exactamente lo que quieres escuchar y al segundo, que expresará sus opiniones tal cual son sabiendo incluso que algunas palabras podrán herirte. La diferencia es clara, cualquiera puede llenarnos de dulzura, es fácil, pero querernos y decirnos la verdad aunque duela, requiere mucho esfuerzo.

—Cuaderno de notas de Kiki

Cuando Eli terminó, un estridente "qué" de Samanta le dio un giro a nuestra conversación. Mi cerebro parecía haberse trabado y alcancé a entender que Stefanye estaba en camino y en comunicación con su hermana, quien le advirtió de la clara ausencia de Mar, así que pasó por su casa sólo para ver a la chica subir valijas al auto de su madre.

Era cierto. Mar se iba a España. Y sólo yo sabía.

Lo que siguió fue una especie de alboroto entre Tony, Eli y las chicas. ¿Cómo era que Marlene se marchaba y nadie tenía ni la más mínima idea? Esa era la pregunta que se hacían. Mi silencio se notó, y estoy segura que se lo adjudicaron a la reciente información recibida. Por suerte. Porque no habría podido explicar cómo era que no me sorprendía lo de Mar.

—No puede ser... —susurré.

—¡Claro que no puede ser! —exclamó Elijah.

Él y las chicas estaban afectados, mientras Paul era ahora el que hablaba con la otra gemela. Según parecía, Mar no había pasado palabra con Stefanye, así que sólo tenían suposiciones. Y bueno, claro, yo tenía la certeza. Los observé a todos y cada uno de ellos. Me sentí mal, poco menos de un año nos separaba de la abrupta y retorcida huída de Amelia, estaba totalmente segura que cuando ellos se enteraron la situación fue algo similar.

Pero nada parecido. Vi como Milo y Tony compartían una profunda mirada. Luego, Milo le arrojó las llaves de la casa y dijo sólo para su amigo.

—Apúrate.

El gigante salió disparado de la habitación. Los otros tan metidos en su discusión sobre posibles razones o lugares o diferentes escenarios que no vieron la maravillosa historia que pasaba frente a sus ojos. En este cuento, el chico corría tras la chica. En el cuento de Amelia Torth, al chico lo internaban en un hospital psiquiátrico.

***

Los chicos se fueron. Eli angustiado, pero intentó ocultarlo hasta el final por mí. Sin embargo, no le salía muy bien. Todos me abrazaron y me desearon feliz cumpleaños de nuevo. Era consciente de que mañana el problema sería la prioridad y no tenía excusa para ocultar mi conocimiento de la verdad. Tony no había vuelto y tampoco respondía el teléfono, aunque Milo se iba preocupando cada vez un poco más, Lila le recordó que si Tony lo llegase a necesitar, llamaría. Los primos y yo fuimos los que quedamos, Milo nos llevaría luego a nuestras respectivas casas. Pero ambas teníamos cosas que preguntar. La primera fue Lila.

—¿Ana, puedo hacerte una pregunta? —dijo ella.

—Claro.

—¿Tú viste el rostro de quien te atropelló?

De repente el cuerpo se me congeló y luego sentí como todo me estallaba en flamas. Eso causó que me mareé y tuve que tragar saliva un par de veces antes de responder.

—No. Yo... lo vi cuando se subió al auto. Me miraba fijo, con los ojos inyectados en sangre y pálido. Lorelei vio todo, es una lástima que no me preguntaste cuando ella estaba todavía. Te hubiera respondido mejor que yo. No vi venir al coche, y todo es una especie de borrón hasta que lo vi a él y luego cuando la veo a Amelia.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2017 ⏰

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Mírame (Diez Estrellas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora