CAPÍTULO 13: Prueba de fe.

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"Siempre la fe nos mueve a senderos desconocidos que nos direccionan al lugar donde verdaderamente debemos estar"

La brisa anunciaba la tarde un tanto oscura, note que las nubes bailoteaban como si quisieran decirnos algo; las personas empezaron a buscar refugio en sus cabañas, tal vez cada uno rogándole al Todopoderoso que no se tratara de esas famosas tormentas que arrasaban con todo a su paso, sin temor me acerque poco a poco a Diego el cual observaba su alrededor llevándose las dos manos a la cabeza como si algo le perturbara, me alinee a su lado y le mire como niña inocente queriendo llamar su atención, no puedo negar que su rostro no me causaba otra cosa más que sensaciones nunca percibidas en mi ser; me acerqué como quien buscaba algo y me apoye sobre mis rodillas, mientras jugaba con un trozo de madera en aquel rojizo patrón de suelo.
-¿estas tramando algún tipo de hazaña, caballero?. Susurre repentinamente; Diego fijo su mirada en mí, y sonrió.
-Hana, ¿hace cuánto estas aquí?
-Hace un momento.
El respiro un instante aguardando un silencio prudente.
-¿sabes Hannah? Ahora comprendo porque Dios me trajo aquí, no fue por error. Dijo mientras tomaba lugar a mi lado en aquel asfalto rojizo.-Dios quería que yo me dejará encontrar por él, que yo me dejará enseñar que significa vivir para El, de que se trata esto que se llama "obra del Señor"
-Diego.
-Dije, lo dije sin entenderlo que ustedes, ¡todos ustedes estaban completamente locos!, y ahora... (frunció el ceño) esta locura me resulta realmente atractiva, no puedo comprender que me pasa solo sé que algo en mi corazón arde como si no pudiera detenerse. Abrazo sus rodillas y observo al horizonte y su silencio me indico que su corazón estaba siendo trasladado hacia el propósito del cual estaba acá con nosotros. Suspiré mediatamente y deje caer una sonrisa en mi rostro mientras el se hundía más y más en su silencio, acerque mi mano a su hombro y un leve toque le indique que todo estaría bien, quise levantarme, pero Diego sujeto mi mano y reposo su rostro sobre ella, mi reacción se congeló al ver aquella escena; ¿Qué sensación era esta que fusionaba las emociones en mis pensamientos?

El descender de la noche nos llamaba al descanso, las madres acogían a sus hijos entre sus brazos y en aquellas hamacas susurraban una canción al son de la brisa nocturna, desde esa ventana podía ver cuán incomparable es el amor verdadero, uno del todo incondicional que no persiste en lo que pueda esperar si no en lo que pueda dar, uno que va más allá de lo material sino que llega entregarse por entero, ofreciendo solo un corazón, miles de latidos, y una suficiente demostración de sangre entregada para gracia de aquellos que aun ni habían nacido, ¿amor? La frase de amor más hermosa que pudo haber sido escrita tuvo lugar en este libro sagrado, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna." Y mi pregunta a esta hermosa palabra ¿Qué manera más profunda que esta existe para demostrar que amas con todo tu ser hasta el punto de dar su propia vida? ¿verdaderamente hemos correspondido a este amor incondicional meramente divino? ¿Estaríamos de verdad a ofrecer una entrega a ese punto por amor a ÉL? Son tantas interrogantes que supongo muy profundamente que solo viviendo una situación extrema le demostraría a Dios, mi PADRE DIVINO que lo amo, pero, sinceramente no sabría cuál sería mi reacción; en fin, la noche acariciaba con ligereza el sutil silbido del silencio en las cabañas, y se podía percibir solo el leve movimiento de una pequeña flama de fuego en la plaza de la tribu.

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DIEGO

Era muy temprano, los rayos del amanecer vinieron acompañados del glorioso cantar del gallo,

- ¡Buenos días, Diego! ¿Qué tal el descanso?

- Reparador, podría decir. Bostece mientras llevaba mis manos a la canoa con agua. –¿Hannah, la has visto?

- ¡Wo!, amigo, como que estas muy pendiente de Hannita últimamente. ¿no? Vociferó con su peculiar risa burlona.

- Gracias, Iker, por tu información.

-pero amigo, hermanito, solo bromeaba Diego, y no, extrañamente no la he visto, pero tu interés es muy evidente ¿sabes?

- ¿Podemos hablar de eso otro día?, Iker.

-Como quieras.

Creo que Iker aun no comprendía la situación que latía y hacia vibrar mi corazón, me siento como un hombre nuevo, con un propósito al fin encontrado después de tanto tiempo.

-Buenos días, Diego. Dijo el pastor Josué.

-hola, buenos días. Le dije con un leve abrazo.

-Escuche que buscas a Hannah, ¿la buscaste talvez en su choza?

-No aún.

-Pero creo que ira pronto porque esa cara de desesperación no se le quita. Se río Iker acompañando su risa con su mano en mi hombro.

- Si, tienes razón voy a ir buscarla.

-Te acompaño también tengo que hablar con ella. Sonrió el pastor.

-claro, acompáñeme.

- Sabes que ayer por la noche escuche unos ruidos extraños, salí a ver de qué se trataba y aunque parezca extraño, no pude ver ningún movimiento.

- Si, esta extraño.

-Seguro, me preocupa un poco la hermana Hannah ya que su choza está un poco alejada. Dijo el pastor ya en frente de la puerta de la choza de ella.

-Hannah, buenos días. ¿Estás ahí?

-Hannah, ¿estás ahí?

El silencio se develaba en aquella choza.

-Debe tener un sueño profundo. Menciono Josué con preocupación.

-Hannah, voy a entrar.

-Pero, Diego...

Empuje la puerta frente a mí y ahí estaba... su cama con un leve toque de recoges y su almohada sin tocar, todo estaba en su lugar, su biblia y demás libros en su mesa que simulaba un escritorio, y una libreta algo deteriorada, todo parecía estar bien.

-Supongo que salió temprano a tomar aire.

-No lo sé, tengo un mal sentimiento.

- ¿Qué crees Diego?

Acercándome un poco más a su escritorio, percibí que su libreta ya deteriorada estaba entre abierta y la abrí algo confundido... el leve rasgado de una hoja dirigió mi mirada confusa al suelo y debajo de aquel escritorio yacía una hoja no del todo arrugada y un lapicero a la distancia, mi ser se suspendió y levanto la libreta y pude ver cómo había un trazo de lapicero marcado como si fuese forzado. Mi corazón salto, lo sentía tan cerca de mi boca que no podía casi respirar, corrí hacia la puerta y busque alrededor; el pastor me siguió a todos lados, pero fue inútil, ella no estaba, el trato de calmarme, pero este más la buscaba más me angustiaba.

-Pas-tor. Le dije mirando ya con mis ojos cristalizados y mi vos quebrantada. - No está, HANNAH, MI HANNAH, NUESTRA HANNAH... ¡NO ESTA!

-Diego, cálmate. No te...

- ¡HANNAAAAAAAAAH!, ¡HANNAAAAAH! Mi clamor se extendió por toda la aldea- ¡HANNAAAAAH! ¿Dónde estás?

Las personas se alarmaron y salieron a sus alrededores percibiendo la situación, no podía sobrellevar esta situación, no comprendo porque sucedía esto ¿qué propósito? ¿qué plan? Tenía Dios con todo eso, no dudo de su benevolencia, pero esto no era comprensible, y aun parecía injusto ¿de qué se trata? ¿acaso ella no era su sierva? ¿no dedico casi toda su vida a ÉL? ¿es en lo absoluto justo?

-Hijo. Dijo el pastor enjugado en llanto me abrazo por la espalda, mi sollozo se hundía entre su hombro y me volteo en un abrazo desconsolado, mi llanto se derramo sin más preámbulo.

-Hannah---regresa, ¿Dónde estás? Mi llanto no cesaba. –Padre, haz tu voluntad, pero tráela a mí, no permitas que algo le suceda.

"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová." Isaías 55.8.

"Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. "Jeremías 29:11.

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Amor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora