CAPÍTULO 9: Evidencias.

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"De cierto se que aunque el camino sea algo confuso, Dios siempre traerá una luz de esperanza que indicará el camino hacia la verdad, DIOS ES ASÍ."


La neblina humeaba sobre nuestros rostros, podía percibir las antorchas a lo lejos encendidas en mano de Malúma e Íker, la salida del sol estaba a dos horas de realizarse y se sentía un ambiente bastante fresco. Mis botas hasta la rodilla algo grandes por cierto protegían mi marrón pantalón holgado con bolsas de lado, me preparé de pies a cabeza, del frío y del calor del ese día talves.
-¿tienes frío?
-Claro que si, Íker, claro que si.
-Bueno, Abrígate bien, me voy adelantar.
-ok, nos vemos.
Frote mis manos y escuche a los muchachos aproximarse. De reojo mire a todos pero no me desenfoque de aquella selva fría delante de mis ojos, tuve un poco de miedo;hacia ya unos días unos hermanos me habían comentado que ese lugar era un sitio que tragaba a las personas un tipo "salsipuedes" como se decía en mi amado país, eran pocos los que salían enteros o con vida, pero nosotros, pensé, no éramos simples mortales, serviamos y amabamos a Dios con todo nuestro corazón e íbamos en camino en busca de señales, evidencia de algo que sacara de nuestro corazon la incertidumbre de no volver a ver a nuestros pastores; y ahi estabamos, Kimna, el oficial se poso delante de mi ofreciendome una reverencia suave con una sonrisa en su rostro, su rostro trajo a mi alivio, no puedo negar que siempre me era agradable verlo, se que aunque no estaba en la mision, era una persona digna de confiar, confortable a la vista; respondi a su sonrisa algo avergonzada, incline mi rostro cuando de momento, una mano se poso sobre mi hombro, acercandome a tal punto que podía sentir la calidez su presencia, mis pupilas se dilataron al ver de quien se trataba, sonrió de manera agradecida al oficial algo asombrado por aquel acto inesperado se retiró lentamente, lo mire alejarse mientras aquellos ojos aclarados por las antorchas cercanas, me miraron aún sonriendo, se acercó un poco de lado y susurró: ¡Buenos días, Hanna!
-¿Que cree que hace?
-Nada. Dijo ya en frente de mi, tomandome por mis hombros el me inpeccionaba con la mirada como si buscaba algo.
-Pero, ¡¿qué cree que esta haciendo?!
-¿tienes frío?
-¿ah?. Fruci el ceño.
-Estas helada, Hanna. Llevo su mano a uno de sus bolsillos.
-Dame tus manos.
-¿para que?. Arrebató mis manos, y puso guantes cálidos, mi mirada no se quitó de los guantes en los manos, y sentí que se elvovia algo en mi cuello.
-¿Estas mejor, Hanna?. Sonrió. -Este frío esta violento. Bocifero mientras se llevaba sus manos a las bolsas en ese abrigo gris y camino.
-Por cierto. Agregó. -Te combina muy bien esa bufanda. Nos vemos.
Mi perplejo no se disimulo, estaba pasmada que quede inmóvil ante esa confusa situación, ¿qué pretende? Pensé.
-¿Que paso con Diego?¿te está molestando de nuevo?.
-Ah...no, nada. Doc, no te preocupes.
-Si me preocupo mi princesa, Diego tiende ser a veces un poco grosero.
-Ahhh.
-Pero aunque lo veas así, tiene un lado tierno. No lo demuestra a cualquiera, pero es llevadero, bueno a decir verdad es muy agradable, y bueno y viéndolo bien creo que le agradas.
-¿le agrado?
-No lo malinterpretes querida.
-ah, entiendo.
-Si te causa algún problema me lo comunicas, ¿ok?
-Ok.
-¡vamos!. Dijo tomandome del brazo.
La Doc siempre era muy tierna con mi persona, cuando se enteraba de pequeños detalles de mi, trataba de hacerme sentir bien, sorprendiendome con algún bocadillo increible preparado por ella o que me traía cuando iba a la ciudad, ya casi eran mes y un poco más de disfrutar de su compañía y sentía como si ella mirará en mi una hija y eso era reconfortante, agradecí a Dios mirándola por la bendición de esta maravillosa mujer.
Ya clareaba la mañana y el sonido de la madrugada se desvaneció antes cánticos celestiales de avecillas preciosas que pacificaban cualquier mente tormentosa, la caminata se extendía, por lugares llenos de plantas y árboles que tal ves en mi vida conocería, el estar ahí en medio de la "nada" me recordaba lo difícil que fue para nosotros planificar la búsqueda de nuestros pastores, casi una semana buscando medios e información de posibles tribus aún no introducidas; tenía la noción que avanzabamos hacia el sector sur de la selva, muy pocas personas habían explorado esa parte. Muchos entraban por superstición y otros en busca de una planta medicinal que detiene el efecto de la mordedura de serpiente; Íker iba delante de todos con la guía de Malua, que parecía conocer alguno de los posibles caminos que nos darían alguna pista. Observé al grupo de delante, vi a la Doc tomada de la mano de su esposo algo exausta, Kimna el oficial acercarse al lado de Íker y a "Narci" abrocharse las agujetas.
-¡Hanna!, quiero decir, Señorita. Dijo mientras pasaba de su lado.
-¿Si?
-¿Que es un Narciso?.
-Olvidelo. Bocifere.
-me gustaría saber que significa eso.
-¿Para que?
-Es que seria interesante saber la razón del porque usted me dice, "narciso"
-jajajaja, con gusto le sacó de duda. Sonreí malvada y El me miraba con preambulo.
-

Amor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora