Love is only you (BaeRi)

2. Durmiendo con un desconocido

-¿A... tu casa?
-Sí.

El joven asintió y se limitó a mirar por la ventana. Por un momento se había olvidado de la hora.

¿Qué haría? Francamente no tenía miedo de Bobby y su séquito de inútiles, que son tan brutos y sólo pueden defenderse con su fuerza física. Faltos de cerebro (al menos SeungRi pensaba eso) que siguen las órdenes del chico.

Si la pelea fuera justa, él habría ganado, pero con seis tipos acorralándolo y golpeándolo hasta casi matarlo le hizo imposible terminar con el cobarde que los había mandado.

La lluvia aún seguía fuerte y Taeyang manejaba lo mejor que podía, viendo de reojo al menor, que miraba con desinterés la venda en su brazo.

-¿Te duele?
-No es algo a lo que no esté acostumbrado. Ya me han tocado cosas peores.

El otro abrió los ojos en sorpresa y se detuvo.

-Hemos llegado.

Cogió el paraguas que tenía en el asiento delantero y salió para abrir la puerta a SeungRi.

Lo condujo hasta su hogar y encontró una nota en la mesa.

Tío Young Bae: Jin y yo hemos decidido quedarnos a dormir aquí. Estaremos en la habitación de invitados.

Bae sonrió y dejó el papel sobre la mesa.

-¿Pasa algo? -preguntó el joven sacándose los zapatos.

-Nada. Tengo visitas.

-Oh, ya veo.

-Pero no te preocupes, podrás dormir en mi cama.

Lo llevó hasta una habitación. La cama no era lo suficientemente grande para que ambos durmieran ahí.

-Aquí dormirás. Si necesitas algo más, sólo avísame.

-¿Y tú en dónde vas a dormir?

-En el sofá. Tu brazo está lastimado y no creo conveniente que duermas ahí. Te sentirás incómodo -sonrió y salió de la habitación.

El otro tardó en reaccionar y esperó a que el dueño de la casa cerrara la puerta.

Corrió en busca del baño, pero se equivocó de puerta y descubrió algo muy lindo: Habían dos jóvenes, quizá dos o tres años menores que él, durmiendo. Pero lo más bonito era que sus manos estaban entrelazadas y sus narices chocaban, apenas rozando el rostro ajeno.

Cerró la puerta tratando de no hacer ruido, pero alguien a sus espaldas lo asustó.

-¿Qué haces?
-Buscando el baño, pero me he equivocado.

El moreno señaló una puerta y el otro agradeció para alejarse de ahí.

Lavó su rostro y se observó en el espejo. Sonrió al recordar lo que había dicho su salvador mientras lo veía dormir...

-Pandita...

También pudo apreciar las marcas que tenía en las mejillas. Moretones, rasguños y cicatrices ocultaban el bello rostro del joven feliz que algún día fue.

Se preguntaba cómo había llegado al extremo de juntarse con esos amigos.

Ni siquiera sabía si podía considerarlos como tal. Aunque esta última locura casi le cuesta la vida, Jisoo sólo quería ver hasta cuánto era capaz de hacer SeungRi por ella.

Después de secar bien su rostro, fue directo a su cama (la cama de Bae) y durmió.

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