13. La felicidad no se puede contar ni medir, sólo sentir

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-Young Bae, detente -Ri ya hablaba en susurros, faltaba tanto oxígeno en sus pulmones que apenas y podía hablar -necesitamos respirar.

-¿Qué tanto lo necesitas? -Young Bae dejó de atacar sus labios y ahora se dirigía a una de las orejas del menor -porque yo estoy muy bien.

-Tonto -y soltó una risita -no estoy bromeando.

-Yo tampoco -mordió lentamente el lóbulo de su oreja-podemos estar así todo el día.

-No, ya -lo alejó con un empujoncito -de verdad que me siento agotado -tomaba grandes bocanadas de aire -ah, cuánto necesitaba sentir que respiraba.

-Yo lo único que necesito sentir son tus labios -los tocó con las yemas de sus dedos, muy suavemente -¿sabes? Estoy pensando muy seriamente en hacer que se hinchen más.

-¿Qué? No te atrevas -Ri cubrió su boca con sus brazos -me dolerán mucho.

Bae rió.

-¿De qué te ríes?

-Estoy muy, muy feliz.
-Ah, ¿sí? ¿Cuánto?

-La felicidad no se puede contar ni medir, sólo sentirse.
-...
-...
-¿Sabes Young Bae?
-¿Qué?
-Estás loco.
-¿Qué?
-Que estás loco, pero así me gustas.
-Al menos puedo agradecer a mi locura el haber atraído a alguien como tú.
-No digas tonterías.

Golpeó su hombro suavemente, y se alejó casi corriendo para no ser atrapado por el moreno.

-Oye, no pensaba hacerte algo.
-No, no piensas hacerme algo. Vas a hacerlo.

Apenas movió sus pies, empezó un pequeño juego entre ambos.
Aunque, Young Bae era más ágil y atrapó a Ri más rápido de lo que esperaba.
Con una mano aprisionó las muñecas del contrario y comenzó a acariciar los nudillos.

-Tu piel es tan suave.
-¿Por qué todos dicen eso?

El moreno sonrió y con su dedo trazó un fino camino desde la frente de Ri hasta sus labios, deteniéndose ahí unos segundos, para después continuar hasta llegar a su barbilla.

El momento pareció durar horas, sus miradas se conectaron al instante y las palabras nunca salieron. Bastaba el silencio reinante en aquella habitación y sus ojos brillantes para saber que ellos ya estaban en otro mundo, en su mundo.

No hubo más besos, sólo pequeñas caricias al rostro del menor y risitas que apenas y se escuchaban. La incomodidad parece que no estuvo presente en ese lugar, y el pequeño deseo que había surgido entre besos pareció haber desaparecido para ser reemplazado por la ternura y un cariño incomprensible aún para ellos.

Al menos fueron capaces de disfrutar ese momento, aquel que les fue regalado para apreciarse el uno al otro.

3/7
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Love is only you (BaeRi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora