Gorak se alejó del espejo atraniano, por fin había hablado con Blayne, y el elfo había estado tan delirantemente feliz que dolía verlo. Independientemente de cuánto hubiera hablado Gerk acerca de que sería más feliz volviendo a casa y que Gorak era un completo idiota, no podía compartir su opinión cuando su enlazado lucía tan feliz lejos de él. Mucho menos preguntarle acerca de nada. De todas formas, no conseguiría nada en ese momento.
Quitó lo último el amyrito de la pared (igual no pensaba dejarlo) y se llevó el cubo fuera donde no causara problemas. Cuando regresó descolgó los espejos que quedaban por ahí y los apiló en el montón que ya tenía en la cocina. Entonces empuñó el mazo y se preparó para finalmente hacer lo que tenía que haber hecho desde que decidió vivir con Blayne. Levantó la herramienta y la dejó caer tan fuerte como pudo en el suelo cuarteando efectivamente la delgada capa de piedra comprimida.
Entonces recogió la pala, lo cierto era que, aunque le doliera, Gerk había tenido razón en que debió resultar terriblemente incómodo para Blayne el tener que seguir inclinándose cada vez que quería moverse alrededor. Y nunca, ni una sola vez se quejó al respecto, ni siquiera cuando Gorak se burlaba porque chocaba contra el marco de la puerta. Con unos veinte centímetros de suelo extras sería más cómodo para él.
***
Después de numerosas horas de búsqueda y pesquisa consiguió algunos libros sobre técnicas de trabajo Gnomo, aunque ninguno era muy explícito y jamás mencionaban la escultura, sólo algo acerca de la fundición y por qué eran tan buenos en ello gracias a su piel gruesa y su prodigiosa fuerza. Por el nombre se imaginaba que era similar a la fusión, pero no había visto que Gorak tuviera ningún amalgamizador así que simplemente no tenía idea de qué estaba buscando.
Tiró el libro lejos y tomó el siguiente de la pila, a ese paso jamás conseguiría estar lo suficientemente preparado como para demostrarle a Gorak que no era un estorbo para que lo dejara regresar a casa. Y tenía que darse prisa, por fin lo había contactado, pero en vez de decirle que lo extrañaba y pedirle que volviera, Blayne vio que había quitado todos sus espejos de la pared de atrás. No se suponía que eso fuera así. Los enlazados debían estar juntos por siempre porque el destino los señaló. No se suponía que tuviera que irse porque su enlazado lo consideraba un simple ornamento banal.
Cerró el libro de golpe. Estaba harto.
― Sea lo que sea, el libro no tiene la culpa.
Blayne saltó por la voz invasora y se giró para encontrar a Dillon sentado al otro lado de la mesa en la que había estado trabajando ¿cuándo demonios entró? Su sobrino dejó a un lado la carpeta que tenía en la mano y se estiró para agarrar el libro que Blayne había estado leyendo.
― ¿Las armas gnómicas? ― Preguntó ― Pensé que eras pacifista.
― Lo soy, pero tengo que aprender a hacer las cosas como un gnomo para... ― Blayne vio la lástima tiñendo los felinos ojos azul-violeta de Dillon. ― expandir mis horizontes, por supuesto. ― Sí, y esa expresión no desapareció. Exactamente por eso no había querido volver a su casa y de todas formas lo estaba recibiendo.
― De acuerdo... entonces, en aras de "expandir tus horizontes" me temo que tendré que informarte que esa clase de cosas no se encuentran en libros. ― Inexplicablemente Dillon comenzó a arreglar su ya ordenado cabello mirándose en el espejo sobre la chimenea. ― Los gnomos creen en los saberes prácticos por encima de la documentación escrita. ― Le dio un asentimiento conforme a su imagen en el espejo. ― Afortunadamente para ti, sé de alguien que podrá... "expandir tu mente" a pesar de que no será exactamente la técnica de gnomo, pero tendrá que servirte.
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Filigrana
RomanceBlyne, un elfo luminoso, actualmente enlazado a Gorak, un gnomo malhumorado, está pasando por una crisis marital, pero su intento por arreglar la situación la empeora poniendo su vida en peligro. ¿Logrará salvar su matrimonio antes de que pierda...