Tejido

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El horrible chillido perforó directamente en los ya alterados nervios de Gorak.

Llevaba horas envuelto en un inexplicable manto de ansiedad (lo llamaría "terrible presentimiento" si eso no fuera absurdo) que lo obligaba a intentar contactar con Blayne cada poco tiempo, a pesar de que la falta de resultados en cada ocasión no lo sorprendió ni siquiera un poco. Rara vez podía localizar a Blayne antes del ocaso.

Pero, en contra de toda racionalidad, la sensación seguía ahí; congelándolo en el lugar, corriendo incansable por su espina como un río invernal e impidiéndole girarse a ver lo que sólo sabía que sería la catástrofe que tanto temió durante el día se había manifestado de una horrible forma que jamás imaginó.

— Ayúdame... por favor... — Gimoteó una lastimera voz.

Poco a poco, Gorak comenzó a volverse para poder mirar la fatídica escena.

Oh, no. Oh, Järl, no... tenía que ser una broma.

La realidad era mucho peor de lo que Gorak pudo imaginar. Ahí, bajo el gimiente mazo de destrucción verdoso a quien alguna vez llamó "amigo" que estaba retorciéndose para levantarse, estaban los cadáveres de lo que alguna vez fueron las estúpidamente delicadas lámparas que Blayne necesitaba para... básicamente todo.

Se supone que en ese lugar debían estar a salvo, se supone que estaba protegiéndolas del caos en el resto de la casa. Se supone que jamás deberían romperse porque el romper esas lámparas era incontables veces peor que cualquier posible cosa que Blayne hubiera hecho durante su estadía, incluyendo el casi matarlos.

Gerk había "matado" la visión de Blayne.

Gerk había destruido cualquier posibilidad de reconciliación....

Gerk... Oh, Järl...

Ahora definitivamente no puedo contactar con Blayne.

No puedo permitir que se entere de esto.

Esto no puede estar pasando.

***

Esto no puede estar pasando.

Dillon enterró la cabeza entre las manos y se frotó la cara como para tratar de alejar los rastros de una pesadilla. Tenía que intentarlo, a pesar de que sabía que no iba a funcionar. Pero su mundo no pudo haber implosionado súbitamente a causa de sus buenas intenciones ¿verdad? Las diosas no serían tan crueles como para permitir que todo ese desastre sucediera sólo porque quería ayudar a dos elfos le que importaban ¿no?

Pero tristemente, la realidad ante él se empecinaba en mostrarle lo contrario.

El único problema es que no podía encontrar dónde estuvo su gran error. Por un momento todo marchó a la perfección; Blayne estaba aprendiendo más de la complicada cultura gnómica y, con suerte, en camino a la reconciliación con su enlazado mientras que Aaren, se diera cuenta o no, lidiaba con sus problemas hacia los elfos seelies por medio del contacto constante.

Era un plan simple, directo y no tan agresivo. Debería de haber sido a prueba de errores.

Entonces... ¿Exactamente cómo fue que su tío terminó convaleciente y rodeado de sombríos sanadores que no se atrevían a dar muchas esperanzas, su amante había sido encerrado en las mazmorras como un vulgar criminal mientras que el fayer de Dillon clamaba por su cabeza?

Se dejó caer sobre la cama y miró fijamente el alto techo de su habitación como si pudiera abrirse y darle una salida. Sí, esa era otra cosa: Tampoco debería estar "arrestado" en su habitación como si fuera un elfino travieso, debería de estar abogando por la inocencia de Aaren antes de que su sanguinario y cruel fayer decidiera enviarlo a los lubbaerocks.

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