Filigrana

Supertensión

— ¡Estás despierto!

La clavícula de Blayne protestó cuando Dillon lo aplastó en un abrazo que le sacó el aire de los pulmones impidiéndole gritar. Tan pronto como el dolor remitió lo suficiente comenzó a golpear la espalda de su sobrino esperando que entendiera y lo liberara. No es que se quejara de ser abrazado por su sobrino, por indecoroso y raro que fuera (¡¿desde cuándo iba por ahí dando abrazos?!), pero ningún abrazo merecía el dolor que Blayne estaba padeciendo.

Finalmente, Dillon lo soltó y retrocedió agradeciendo a las diosas mientras Blayne luchaba por tomar aire sus pulmones. Y entonces, tan pronto como los ojos de Dillon se reunieron con los de su tío, desvió la mirada y soltó una diatriba de preguntas acerca de cómo se sentía Blayne y luego huyó de la habitación mencionando algo sobre encontrar a su "sanador-padre" sin darle tiempo de contestar, dejándolo a solas para inspeccionar por su cuenta la oscura habitación en la que las paredes parecían absorber la luz.

No mucho después de que Blayne había conseguido incorporarse en la cama soportando el dolor de sus reticentes músculos entraron Réamann y otro elfo sombrío que fue directo hacia Blayne sin ofrecer ninguna clase de cortesía. Blayne comenzó a protestar cuando sintió que apartaban la escasa bata que cubría su cuerpo. Pero el sombrío fue implacable, aunque en algún punto tuvo que darse cuenta de que su objetivo no era él, sino sus vendajes y las aparentes heridas debajo de ellos.

se centró en soportar el dolor que causaba cada toque del sanador y el infame escozor que se expandía sobre él cada vez que limpiaba su piel o aplicaba un nuevo ungüento. Se centró en el dolor para no tener que enfocarse en cosas innecesarias como en por qué lo estaba tratando un médico sombrío en lugar de uno seelie; por qué Dyfan no estaba ahí; por qué Dillon deambulaba por la puerta y parecía reacio a entrar. Y mucho menos algo como por qué le dolía tanto la cara.

Sólo estoy atormentándome. Se repitió una y otra vez cuando el médico comenzó a recoger sus cosas para irse. Por fin estaba hablando, pero sus palabras no acaban de cobrar sentido en la mente de su paciente, estaba más ocupado tratando de convencerse de que Dyfan no estaba ahí porque debía estar ocupado en otra cosa, que Dillon no quería entrar para proteger su pudor, que estaba siendo atendido por un sanador sombrío porque era el más cercano disponible, sin duda debía ser eso.

Especialmente, Blayne trató de ignorar su cara, no quería pensar en por qué le dolía tanto, no podía siquiera la idea de... sin duda no era nada. Se había herido el rostro, sin duda cualquier médico pondría más atención en eso a menos que algo amenazara su vida ¿cierto? Era normal que demorara tanto y como su piel era delicada también era normal que doliera tanto ¿verdad? No era posible que....

— Bienvenido de vuelta, Blayne. — Saludó Réamann por fin demostrando señales de vida.

Siendo incapaz de hablar por el terror que había anidado en su garganta, intentó sonreír en respuesta, pero se detuvo cuando los músculos de su cara protestaron por el dolor. Demasiado dolor para una pequeña herida, pero seguro no era nada, incapaz de resistir más, trató de llegar al paño que el médico acababa de poner sobre él, pero Réamann lo detuvo sujetándolo por la muñeca con una mano enguantada y sacudiendo ligeramente la cabeza.

El elfo oscuro se sentó a los pies del lecho de Blayne sin soltar su muñeca. Aunque el otro elfo no opuso resistencia, estaba demasiado confuso por los pensamientos contradictorios que se arremolinaban en su mente. Sin duda Réamann sólo quería evitar causarle problemas al sanador ¿cierto?... porque él no podía poner de vuelta el vendaje... ¿verdad? Pero... él... ¿no había sido enfermero de campo en la guerra? No, seguro fue uno de sus numerosos hermanos. Sí, eso debía ser.