Capítulo 24: Pisando la verdad.

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Es en éste momento en donde todo empieza a tornarse una jodida pesadilla. Es aquí donde me doy cuenta de que desearía haber estado soñando. Si, justo aquí, donde el sentimiento de culpa comienza a quemarme de forma violenta creando nudos en mi garganta casi asfixiandome, mi estómago daba vueltas y mi piel quedó pálida.

—Estoy muy decepcionada de ti, hijo. Yo te crié con principios, con valores. —me mantuve callado durante todo el sermón—. ¿Cómo pudiste hacer esto? A tu novia y más aún... a Thomas, tu tío, faltando tan sólo días para su boda. ¿Acaso quieres seguir los pasos de tu padre?

—Yo no soy como ese —reproché.

Ella negó suspirando y firmó unos papeles.

—¿Desde cuando? ¿Desde cuando estan juntos en secreto?

—Mamá, no somos amantes, sólo fue uno o dos besos y ya. —mentí, claro que no iba a decirle que nos habiamos acostado.

—Esa chica es una cínica. —murmuró y Selenia tocó la puerta—. Adelante.

—Siento interrumpir pero la buscan allá afuera. —dijo al abrir.

—Diles que voy en segundos —respondió mi madre y cuando la chica se marchó, continuó—. Seguiremos esta conversacion en otro momento —se levantó tomando sus papeles y salió de la oficina bastante molesta.

Frente a mí, descansando en la mesa, habia quedado la fotografía reciente donde estaba con Kiara, la guardé en uno de mis bolsillos y luego tomé la caja donde estaba mi traje para irme del lugar.

Antes de volver a casa pasé por Ben, su auto se habia averiado y me pidió que lo arreglara puesto que me conocia del taller donde trabajaba antes. Le comenté lo que habia pasado con aquel empleo y dijo que hablaria por mi en un lugar donde buscaban "buenas manos" para los autos.

Los autos fueron siempre mi debilidad.

Todo ese día estuve fuera de mí, no podia dejar de pensar una y otra y otra vez, no podia ver a Alexa a los ojos, Thomas no me importaba pero si Alexa se enteraba de todo, yo no sé que haría, no habia tomado conciencia de la gravedad de toda la situacion, de lo que pasaría con las personas a mi alrededor. Kiara tenía razón, mi egoismo me habia cegado por completo, olvidé a todos los demas, olvidé que por mi culpa por ejemplo, Alexa terminaria destruida y eso no me lo perdonaria nunca.

Llegué al departamento y fui a nuestro cuarto, ella estaba alistandose para ir al cumpleaños de su mejor amiga, deje la caja sobre la cama y me senté allí mirándola callado.

—¿Te sucede algo, amor? Estas muy extraño.

—Sólo estoy cansado, tranquila preciosa —sonreí disimulando la preocupación que comenzaba a atormentarme y suspiré—. ¿Recuerdas el accidente que tuvimos aquella vez? Donde iba a decirte algo importante.

—Si, y luego te dije que necesitabas descansar porque estabas delirando —respondió arreglando su cabello y prosiguio a maquillarse.

—Nunca pude decirte la verdad —dije mirando hacia ningún lugar puesto que estaba algo ido.

—¿Que verdad? —volteó mirandome frunciendo el ceño.

—Yo... —reaccioné. ¿Pero en que estaba pensando? Era el cumpleaños de su mejor amiga, probablemente estaba a segundos de arruinarle todos sus planes de diversion—. Que yo te amo tonta —sonreí un poco nervioso y ella se acercó.

—¡Aww! Eres es hombre de mi vida ¿sabes? Nunca te alejes de mí. —dijo posando sus manos sobre mis mejillas y besó mis labios.

¿Por qué tuvo que decir eso?
¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?

Culpables | Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora