Capítulo 28: La oportunidad que nunca existió.

278 23 2
                                    


—Tyler.

—¿Qué?

—Tienes que ver esto.

Thomas me llevó fuera de la multitud y señaló a Dylan quien estaba dando de comer a Kiara.

—¿Qué hacemos?

Me perdí un momento entre las memorias y pensamientos en mi cabeza.

—Nada. —respondí—. Él la buscará de todas formas.

—Los dos están sólos. —agregó Breana—. Quizás éste sea el momento.

—¿Cómo sabes que marchará bien? —preguntó Thomas extrañamente curioso sobre el tema.

—Porque todos hemos aprendido algo.

—No creo en las segundas oportunidades —opinó Alexa al sumarse a nosotros.

—Ellos no tuvieron ninguna oportunidad —reprochó Breana.

—No me gusta esto. ¿Todo lo que la maldita causó entonces quedará en la nada? —Alexa se molestó.

—Escucha, me he callado todo este tiempo. —comenzó Breana—. Todos ustedes tienen sus vidas hechas, todos están felices y los únicos que casi mueren en esta maldita historia fueron ellos dos.

—Yo estuve en rehabilitación —exclamó Thomas.

—Tú hiciste que Dylan quedara en coma, deberías estar en prisión —contesté serio.

—Pues perdón por no haber tenido un desorden alimenticio o haberme querido quitar la vida —se defendió Alexa y Breana la miró queriendo tirarla por la ventana.

—Yo estoy con mi esposa —tomé su mano—. Todos hemos empezado de nuevo, si los odian entonces dejenlos en paz, ustedes tienen sus vidas y ellos ya no estarán allí.

Así que los dejamos, Kiara nunca volvió a la ciudad pero no podía faltar al día más importante de Breana. Intenté hacer que no se volvieran a cruzar pero no pude, ellos se conocerían de cualquier forma.

Comprendí que aquello que había sucedido fue en el momento equivocado ya que ambos estaban encaminados en sus vidas.

Ambos estaban en brazos de alguien más.

También entendí que si se conocían antes, no hubiera funcionado porque eran muy jóvenes.

Pude verlo con claridad, ellos tenían algo, un no sé qué. Era extraño pero mientras los observaba podía notarlo porque parecían dos niños inocentes descubriendo el amor.

Después de la tormenta, ninguno de nosotros volvió a ser el de antes, eso hizo un quiebre, un antes y después en nuestras vidas y tal vez fue el temblor perfecto para que cada uno de nosotros encontrara su lugar correcto.

El lugar a donde perteneciamos verdaderamente.

—Los odio. —suspiró Alexa mirando hacia Kiara y Dylan.

—Él no eligió esto. —le contesté.

—Él sabía lo que estaba bien y lo que no correspondía. —reprochó.

—No hay leyes para el amor —defendió Breana—, no elegimos de quién enamorarnos, Alexa. El amor es quien nos elige a nosotros.

Alexa vio a Dylan después de dos años y por sus comentarios sabía que aún sentía algo por él. Thomas quiso hacerse el duro pero lo encontré mirando a su ex chica en varias oportunidades. Sin embargo, Dylan y Kiara —quien se nombró Ciara al salir de rehabilitacion dejando su pasado atrás—, no tenían interés en saber lo que ocurría a su alrededor.

Fue la última vez que los vi a todos. Al día siguiente a primera hora tomamos un vuelo a Grecia por nuestra luna de miel, fue un regalo de los padres de Breana.

Me mantuve en contacto con todos ellos menos con Thomas porque él no era mi amigo, sólo un conocido.

Dylan se volvió vulnerable cuando Kiara regresó a Ámsterdam. Me confesó que había comenzado a tener sueños extraños.

No eran sueños, eran recuerdos pero nunca le dije eso.

Breana y yo sabíamos muchas cosas pero ambos callamos en gran parte para proteger a las personas que amábamos.

La verdad podría hacerte libre pero también destruirte al mismo tiempo.

~¤~¤~¤~¤~¤~¤~☆~¤~¤~¤~¤~¤~¤~


El cumpleaños de Dylan, tres meses después de la boda.


Cerré los ojos. Tenía que hacer la pregunta aunque me doliera la respuesta.

—¿Cuando volverás a besarme Breana?

—Ya te lo dije, cuando te quites el espantoso bigote —siguió comiendo el pastel.

Mierda, yo amaba mi bigote.

—Esta bien. Lo haré.

Sonrió victoriosa y levanté la vista.

—¿Un libro de poemas? ¿Tengo cara de ser cursi? —le dijo Dylan a Kiara mientras se deshacía de la envoltura del obsequio.

—Dale una oportunidad. —respondió ella.

—Bien. —suspiró—. Pero quédate conmigo.

—Sabes que debo preparar mi exposición de fotografías.

—Quédate conmigo. —insistió.

—Dylan —lo observó con esa mirada.

Sólo éramos nosotros cuatro en el hogar de mi mejor amigo. Nadie más que nosotros.

—Dylan está actuando como un niño —acaricié mi bigote porque eran sus últimas horas de existencia.

—Thomas le mando un mensaje diciendo "te extraño" a Kiara, debe ser por eso —Contestó mi esposa terminando el pastel.

—¿Y ella que le respondió?

—Dylan respondió —dejó el pastel a un lado—. Envió una selfie de él enseñando el dedo medio.

Quedé boquiabierto.

—Pero

—Tranquilo —me interrumpió—. Él sabe que era la novia de Thomas pero no sabe todo lo demás.

Dylan nunca recuperó la memoria.

—Pasaré la noche aquí —le avisó Kiara a Breana—. Me iré al aeropuerto desde aquí.

—Supongo que es una despedida entonces —Breana hizo una mueca y las dos se abrazaron.

—Es la despedida mas dura —dijo Dylan al acercarse a mí mientras ambos mirábamos a las chicas—. La de los amigos, digo.

Asentí.

—La de un amor también —agregué por su situación—. No desesperes, volverá para vacaciones.

—Volveremos. —corrigió y volteé—. Si, me iré con ella.

—No quiero que te vayas hermano, tú eres mi familia.

—No puedo hacer que ella se quede Tyler —negó mirándola—. Moriré si vuelvo a despedirme de ella.

Me imaginé en su situación y miré a Breana. Yo amaba a esa mujer con cada latido de mi corazón, con cada respiro de mi vida, con todas mis fuerzas. Entonces comprendí que no podía retenerlo, Dylan debía ser felíz como yo y aunque estemos alejados, ninguna distancia iba a entrometerce en nuestra amistad, yo siempre iba a estar para él como él para mi, eso era un hecho.

Culpables | Dylan O'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora