Broken Hearts (EDITANDO)

Capítulo 8

La propuesta

Las sombras se convertían en un cielo estrellado, cada vez que lo veía.

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La escena que se presentó ante mis ojos aún no se borraba de mi mente, ellos dos besandose y apretujeandose dentro del automóvil; mientras todo poco a poco se encendía más entre los dos.
Odiaba recordar tan detalladamente lo ocurrido, me sentía patética, por sentir lástima o pena de Alex. Mientras a él, no le importó avisarme que me dejaría plantada en la biblioteca.

Al llegar a casa me apresure a subir las escaleras rumbo a mi habitación, y me decidí a bañarme para quitarme el calor insoportable que contenía en este instante en mi cuerpo.

Al salir de la ducha, me envolvi en mi toalla y caminé de regreso a mi cuarto, en ese instante mi celular sonó. Me apresure a contestar, era de un número desconocido.

- ¿Hola?

Dije en busca de alguna pista de quién era la persona al otro lado de la llamada.

- ¡Hola! Allison...

De inmediato reconocí su voz, aquella voz que podría enamorar a cualquier persona; que te podría decir que saltes de un puente y tu lo harías sin protestar. Un poco drástico, pero cierto.

- Cameron.

Fueron las únicas palabras que pude formular, todavía creía que esto podría ser una ilusión, que estaba confundiendo aquella melodiosa voz.

- Si, soy yo... No quiero que pienses que te estoy acosando, le pedí tu número a Ariana.

Reí a causa de sus palabras, estaría halagada si me acosara Rogers. Incluso si tuvieran que acusar a uno de los dos de acosador, sería a mi. Si este chico supiera cuanto tiempo lo he mirado en estos años, me pondría una orden de restricción.

- Yo... la pasé muy bien contigo el otro día y estaba pensando... solo si tu quieres obvio. ¿Te gustaría... salir hoy conmigo?

El nerviosismo se hacía notar en su voz, parecía que si no le respondía pronto le daría un colapso. Por mi parte, mi corazón estaba sufriendo un ataque, sin comprender lo que estaba sucediendo.

Miles de emociones se encontraron en mi interior, formando un huracán tan caótico que podría arrasar con los Estados Unidos. Mi boca no era capaz de responderle al morocho, como si con una simple palabra toda la ilusión se desvanecerá; dejándome con la patética verdad.

- ¡Sí! - solté casi gritando y luego para arreglarlo agregue - ...Me encantaría.

Se oyó un suspiró al otro lado de la línea y pude sentir como en su rostro se formaba una sonrisa.

- ¿Paso por ti a las ocho?

- Esta bien.

- Entonces... nos vemos. Adiós, Allison.

- Adiós, Cameron - respondo.

Cuando la llamada finalizó estalle en gritos de alegría, mientras bailaba por mi habitación con locura. El sueño de todo mi vida se estaba haciendo realidad frente a mis ojos. Dios al fin escuchaba todas mis plegarias.

Las vueltas de la vida me estaban dando una magnífica oportunidad que no podría desperdiciar.

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