No me puedes dejar

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Camine hacía la entrada de la inmensa casa. A la misma vez que estaba por tocar el timbre abrieron la puerta.

- Amor, hasta que llegas - me abrazó Alex - ¿dónde estabas?

¿Debía contarle la verdad? Cameron debía estar mintiendo.

- Estaba... estaba... - tragué saliva - con Cameron - murmuré y su rostro se transformo rotundamente adoptando una actitud seria.

- ¿Qué quería? ¿Dijo algo sobre mi? - lo observé en silencio - ¡Claro que lo dijo!  Lo único que quiere es separarnos - bociferó.

- Tranquilizate - pronuncié lo más dulcemente posible y pareció notarlo.

- Lo siento, es que me altera pensar que te quieren separar de mi - besó la comisura de mis labios - ¿pero de que te hablo?

- Solo me lo cruce y le fui a pedir disculpas, nada más.

- ¿Solamente eso?

- Solo eso sucedió - contesté.

- Te amo - pronunció - ¿me prometes que nunca me abandonaras? ¿Y qué estaremos juntos por siempre?

- Yo... te lo prometo - una sonrisa iluminó su rostro.

- ¡Vamos adentro! - dijo con emoción - mi familia quiere conocerte.

Sin decir una palabra mas lo acompañe dentro de su lujosa casa.

Estaba tan nerviosa. Sentía que arruinaría todo en cualquier momento, las primeras personas a la que me presentaron fue a la tía Mary y al tío Bob; redondiaban la edad de sesenta años y eran divertidísimos, además de amables y cariñosos. Los dos me recibieron con un abrazo.

Los siguentes fueron los cinco primos que tenía, casi todos rondiaban la edad entre diecisiete y dieciocho, a excepción de una hermosa niña de seis años.

- Agustín, Mateo, Romeo, Daniel... - fue señalando uno por uno - y Marcela.

- Eres hermosa - intentó coquetearme el morocho cuyo nombre era Daniel.

- Si y es solo mía - bromeó Alex o eso creo.

Las palabras de Cameron no paraban de dar vueltas en mi cabeza.

"¿Por qué te has quedado sola?".

"Él no es quien crees que es".

Al cabo de un corto lapso de tiempo, ya me había presentado con todos los integrantes de esta inmensa familia.

- ¿Quieres ir arriba? - susurró con su voz grave en mi oído Alex. Eso provocó un escalofrío en mi cuerpo.

- Esta bien - contesté y me tomo de la mano guíandome escaleras arriba.

Caminamos por un largo pasillo de madera hasta llegar a su habitación. Ingresé y tome asiento en su cama.

- ¿Qué te sucede? - preguntó cerrando la puerta de la habitación.

- Nada.

- Te noto... extraña.

- Tengo jaqueca. Solo eso - sonreí ampliamente.

Dio pasos largos y rápidos acercándose, al instante ya se encontraba frente a mi. Sonrió de lado, algo que se veía muy sexi en él.

- Tal vez puedo hacer que te sientas mejor - propusó con su voz ronca.

- ¿Y qué propones? - fue mi turno de sonreír maliciosamente.

Elevó una ceja y se acercó más a mi. Quedando a escasos centímetros de mi.

Broken Hearts (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora