Rompiendo el azul con los dientes.

Latido tranquilo.

LATIDO TRANQUILO.

Creo que he llegado a un lugar en el que soy capaz de mirar tu imagen en papel y me emociono sin el rencor presente en las manos, sin la rabia escondida en la comisura de mis labios, sin la angustia vital de no tenerte.

No es conformismo, ni aceptación, ni sumisión al destino. Siento y me desbordo de la misma manera que antes pero no me invaden las ganas de salir a buscarte, ni el dolor se empeña en manchar mis palabras cuando tecleo.

Me consuela la filosofía que me he impuesto y es que he optado por contagiarme de tu felicidad y hacerla un poco mía. Repetirme como un mantra que es lo mejor para los dos, que aquella locura que fue solamente instalaría sufrimiento sobre nuestras espaldas...

Que lo mejor para ti es vivir sin mí.

Que lo mejor para mí es tenerte lejos...

Que lo mejor para los dos es hacerte etnólogo en mis relatos, esconderte tras las gafas de un maestro risueño o estrellarte en un avión...

Mientras en la vida real alcanzas la dicha completa acercando tus diminutos pies a otros todavía más pequeños...

Y entonces suena la música...