Capítulo 2.

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2. Adios, Fairy Tail.

Las tres chicas salieron del despacho del viejo, ya ninguna tenia la preciada marca de aquel gremio. Por dentro cada una pensaba lo doloroso que era abandonar el lugar que llamaron hogar por varios años, pero no había vuelta atrás.

- Oh, así que estas cobardes abandonan Fairy Tail. - comentó el pelirosa y sonrió ladinamente. - Bien, perfecto, ahora puedo hacer esto con total libertad.

Fue directamente a atacar a la rubia. Le siguieron Gajeel y Gray, según ellos tenían una gran excusa para lastimarlas y más aun si las muy tontas habían abandonado el gremio. Nada los iba a detener.

Levy trataba de evitar los golpes que el Dragon Slayer de hierro le proporcionaba,  sin embargo, ella no era tan rápida como él. Gray creaba diferentes armas de hielo para lastimar a Juvia, sabia perfectamente que la peliazul no podía contra el hielo, ella buscaba una forma de deshacer los ataque que el pelinegro le lanzaba, pero eran demasiados y ella apenas y alcanzaba a eliminar algunos.

La rubia veía como lastimaban a sus amigas. Llena de impotencia, no quería lastimar a las personas a las que alguna vez llegaron a llamar familia, pero no pensaba permitirles que siguieran lastimando a las peliazules.

- ¡Virgo! ¡Tauro! - llamó a sus espíritus y estos aparecieron frente a ella.  - ¡Protejan a Juvia y Levy!

Ambos asintieron y fueron a pelear contra Gray y Gajeel. Ella observó como los chicos dejaban de golpear a la chicas y empezaban con los espiritus.

- ¿Y quién te protege a ti? - escucho la voz de Natsu cerca de su oído. Y justo después sintió un golpe en su espalda baja.

Salió disparada contra una de las paredes del gremio. Escupió un poco de sangre y con dificultad se levantó. Miro al gremio, Gray batallaba con Virgo mientras que Gajeel tenia una pelea con Tauro. Natsu la miraba enojado y los demas en el gremio no entendían porque estaban peleando. Se alegraba de que Wendy, Erza, Mirajanee y Laxus no se encontraran en el gremio, porque sabia que ellos las defenderían y no quería que sus amigos salieran lastimados. Más que nada le preocupaba Cana, su mejor amiga, ¿Quién la pudo haber lastimado? Mejor dicho, ¿Cómo estaría ella?

Por estar pensando en otras cosas no vio como el pelirosa se le acerco y comenzó a golpearla de nuevo.

- ¡Natsu, detente! - le gritó Happy, el exceed estaba llorando. Natsu no le hizo caso y continuó con su tarea.

Cada vez la rubia estaba más aturdida, vio como Virgo y Tauro desaparecieron y a continuación vio como volvían a golpear a las peliazules.

- Te lo mereces. - menciono Natsu mientras la tomaba del brazo. - Te dejare un pequeño regalo, para que nunca me olvides. - sonrió de forma arrogante mientras sus llamas envolvían la muñeca de la rubia.

Ella soltó un fuerte grito que hizo que Gray y Gajeel dejaran de atacar a las chicas y voltearan a ver hacia donde se encontraba la pareja.

- ¡Natsu, detente! - sollozaba Happy al ver como su amigo lastimaba a Lucy.

Para suerte de las chicas, las campanas de Magnolia comenzaron a sonar y solo sonaban así por una razón: Gildarts había vuelto.

Natsu sonrió y solto a la rubia para voltear a ver las puertas del gremio. El pelinaranja acababa de abrirlas y miraba como las tres chicas estaba en el suelo y estaban llenas de heridas. Horrorizado, volteo a ver a Natsu, no lo creía capaz de eso, él lo había visto crecer y nunca pensó que llegaría a lastimar a sus amigas, en especial a esa chica.

- ¿Qué rayos está pasando aquí? - preguntó enojado. Su voz era relajada, pero claramente por su expresión se veía el enfado que comenzaba a crecer dentro de él.

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