Capítulo 6

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6. Bienvenidas a Saberthoot.

La llegada a Saberthoot fue rápida y lo primero que hizo Sting al llegar fue, como todo buen mago, patear la puerta del gremio y así llamar la atención de los integrantes.

- Volvió por quien lloraban. - comentó con orgullo. Todos se quedaron callados hasta que el rubio escucho una risa a sus espaldas. - ¿Que se te hace divertido, rubia?

- Es que... - contesto entre risas, mientras se apoyaba en el hombro de Juvia la cual estaba tratando de retener la risa. - ¡Sonaste como una completa diva!

- Callate. - susurro mientras sus mejillas se tornaban un poco rojas.

- Chicos. - comentó Levy un poco asustada al sentir la mirada de la pelinegra que se encontraba tras los dos rubios

- Sting. - menciono el nombre del rubio al cual le recorrió un escalofrio.

- S-Señorita. - contesto volteando a verla ignorando como la risa de su acompañante iba disminuyendo por el miedo. - ¿Estamos en casa...? - informo, más bien, pregunto con cierto temor.

- Sting, quiero que me expliquen... - cruzo sus brazos mientras se acercaba peligrosamente al rubio. - ¡¿Donde rayos han estado?!

Las chicas se quedaron calladas, cada una viendo como reaccionaba los chicos que las acompañaban. Rogue estaba tranquilo, como si no le importara que Minerva les estuviera reprendiendo, estaba más atento a como reaccionaba Levy la cual estaba asustada porque aun no olvidaba lo que esa chica causo hace tiempo.

Rufus, por su parte, tomaba la mano de la peliazul para que no se fuera a descontrolar. Porque si bien la conocia, la chica en algún momento iria a pelear con la pelinegra y no sería algo bonito. La chica solo apretaba la mano del rubio sin decir palabra alguna.

Lucy solo se mantenia callada, con un gran miedo, su voz habia desvanecido poco después de escuchar la voz de la chica. Todavía recordaba todo lo que paso en los juegos magicos y no era para nada bonito, recordaba todo el dolor y la tristeza que sintió al perder contra ella. Junto con ello, recordo como sus "amigos" se habian preocupado por ella.

- ¿Lucy? - Sting dejo de prestar atención a los regaños de Minerva al sentir un olor salado. La rubia habia comenzado a llorar sin razón alguna por lo que el rubio se acerco deprisa a ella y le tomo las manos. - Hey, mírame. - ella obedeció y levanto sus dulces ojos para toparse con el suave azul de los ojos del rubio. - ¿Porqué lloras? ¿Qué recordaste?

Ella no hablo, solo dirigió su mirada hacia Minerva y con ese simple gesto todos comprendieron. Sting se quedo callado, con ganas de abrazarla y decirle que todo estaria bien, que su amiga ya no era la misma.

- Lucy. - le llamo la pelinegra, la rubia seguia viéndola por lo que continuó. - Se que un simple perdón no hará que me perdones, lo que hice fue horrible y lo entiendo. En esos momentos estaba cegada por una idea que mi padre implantó en mi cerebro durante años. Sin embargo, a pesar de que no llegue a arreglar algo, te pido disculpas.

Los tres chicos miraron con orgullo a la chica mientras que Juvia y Levy la miraban con asombro. Lucy solo suavizó su mirada y una pequeña sonrisa apareció su rostro, esto alivio al rubio que aun tenia sus manos entre las de él.

- Te perdono, no soy tan rencorosa como parece. Puede que en algun momento lo fuera, pero alguien me enseñó que no todo se llegara a resolver con la vengaza. - al terminar de decir eso apretó las manos de Sting el cual sonrio. - Puede que tarde en confiar en ti, pero espero que podamos ser amigas.

Minerva sonrió y sin previo aviso se acerco rápidamente a la rubia y la abrazo. Sting por su parte se aparto para que tuvieran un momento y se dirigio hacia Orga.

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