En la compañía Hernández más de uno volvía su mirada hacia atrás para observar, aunque sea por un momento más, el increíble trasero de un joven rubio de mechas turquesas. Los pantalones de cuero negro que llevaba puesto marcaban más de lo necesario aquella parte, y el suéter azul que ocupaba tampoco se quedaba atrás, el hilo marcaba su cintura de manera exquisita. A su paso cualquiera quedaba babeando.
Al joven rubio de envidiables rulos no le molestaba la atención, es más, era obvio que le gustaba llamarla, por detrás de alguien fruncía su ceño más que molesto por esa típica actitud de aquel muchacho, chasqueo la lengua y luego soltó el aire en su estómago, se giró y se fue por el lado contrario de a donde se dirigía el joven rubio.
—¿Dónde está Martín? —preguntó al llegar hasta la oficina y no encontrar a nadie, dos jóvenes que lo seguían por detrás se miraron algo asustados y sin saber que responder. - He preguntado donde está el weón, contesten ya. -Ambos jóvenes de traje negro solo movía su boca como buscando que decir, pero al fin de cuenta no tenían ni la menor idea de que responder.
—¡Para que chucha son mis secretarios! ¡Deberían al menos saber eso! ¡¿No le avisaron que hoy vendría?! ¡Son inútiles! —molesto salió de la oficina, la secretaria de Martín lo detuvo antes de retirarse del edificio.
—El señor Hernández esta con carpeta médica, se encuentra descansado en su domicilio. Volverá mañana, haré una cita para primera hora —le dijo la mujer con respeto, aunque se notaba como contenía una mueca de molestia en el fondo de su fingida sonrisa.
—¿Una cita? ¡Soy Francisco Javier Makenna Cox! ¡Yo no necesito eso! —exclamó con prepotencia y arrogancia, sus dos secretarios negaron más que avergonzados del típico comportamiento de su jefe. - Avísale que iré a verlo a su casa.
La mujer trató de decir algo, pero la mirada del rubio le hizo saber que le gritaría un rosario completo de garabatos si no hacia lo que le había ordenado, se mordió el labio inferior con molestia y finalmente se dirigió de nuevo a su escritorio para tomar el teléfono y marcar al vicepresidente de la compañía.
—Ese pibe es secante, contenete de putearlo o se va poner peor... no te preocupes Jazmín, lo atiendo acá, total extraño trabajar, no sirvo para esto de tomarme días libres.... Si, dale, enserio, vos no te preocupes, dale... sí. Nos vemos. —Martín cortó la llamada y soltó una muy ligera carcajada que llamó la atención del castaño que se encontraba leyendo a su lado.
—¿Qué pasa? —preguntó bastante curioso mientras cerraba el libro, el rubio elevó su mano y despeinó sus cabellos en unas caricias, Manuel no se quejó, estaba demasiado tranquilo para hacerlo, hacía más de una hora que estaban los dos sentados en el sillón de dos cuerpos del living cada uno en lo suyo, pero acompañándose.
—Tenemos visitas... trata de ser paciente, por favor, es una persona especial... en carácter, no para mí —le explicó con una ligera sonrisa sobre sus labios pidiendo piedad para el que pronto llegaría a su hogar—. Ah, che, me acordé justo, en una semana nos vamos a ir a Inglaterra, desde que se inauguró mi shopping no he podido ir a verlo.
—¿Inglaterra? Está bien... —Cerró el libro que estaba leyendo y en un atrevimiento apoyó su cabeza en el regazo ajeno, estaba algo cansando, podría dormir un día entero, pero deseaba seguir cuidando del rubio, por más que este le dijera que estaba bien.
Martín se coloreo, hacía tres días que sonrojarse se le hacía especialmente fácil gracias al menor, su corazón se alocaba un poco, se golpeaba mentalmente para calmarse, quería volver al trabajo lo más antes posible. De algún modo deseaba escapar de las sonrisas de Manuel y de sus gestos amables hacia él; prefería continuar teniendo al caprichoso y golpeador chileno, que a este tan preocupado y amable que lo volvía loco.
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Conveniencia (ArgChi)
Fiksi PenggemarMartín Hernández desea convertirse en el presidente de la compañía de su padre, para ello necesita mostrar su talento tras la realización de un proyecto internacional, pero lograr esto será más difícil de lo que piensa, necesita el apoyo de otra em...