Prologo.

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Gerard dejarás la escuela.– Había dicho su padre en un tono serio.

¿Qué?– Había preguntado Gerard confundido.– Pero Donald... Llevo buenas notas, y nunca he hecho nada malo...– se había quejado.

Pero ya no tengo dinero para pagarla!– Había gritado el mayor.
Gerard había comenzando a llorar de coraje e impotencia, le molestaba demasiado aquella actitud de su papá, pero todo tenía una respuesta, Drogas.

– Bueno! Quizás podrías dejar tu maldito vició y preocuparte por mi! Tu hijo! – Exclamo el menor jadeando del llanto.
Todo empeoro cuando Donald le soltó una fuerte bofetada, sintió su mejilla arder y mirar las estrellas, le lanzo una mirada con un odio profundo.
– No sabes cuanto te odio, Donald.

      Al día siguiente su papá fue a darlo de baja en la preparatoria, Gerard no podía dejar de llorar toda su vida se había arruinado, y el no podía hacer nada.
      Había durado dos meses completos sin ir a la preparatoria haciendo tareas domésticas y demás, intentando estudiar los libros de vez en cuando, ignorando al vicioso de su padre que gritaba como loco desde la sala.

      Se encontraba lavando los trastes ese día, con cuidado de que nada manchara aquel suéter color rosado que llevaba en ese momento, pues en verdad era su favorito, cuando de repente escucho a su padre entrar pero no era sólo venía con otro señor más, curioso se secó las manos y se acerco a la puerta de la cocina tratando de mirar el rostro del hombre alto y corpulento de cabello castaño, más nada, su papá al darse cuenta de como Gerard los observaba, hablo.

             – Mira es el.– le dijo al desconocido.– Gerard, ven aquí...– Le llamo el mayor.
    Gerard bajo sus mangas y se acerco a ellos un poco y miro que el más alto se daba la vuelta, era aquel tipo de ojos avellanados y piel tatuada, que siempre estaba fuera de su escuela pero nunca iba por nadie, simplemente iba a acosar.
     El desconocido tomo mi mano y le dio un corto beso en el dorso.
           
            –Frank, mucho gusto, pequeño...– se había presentado cordialmente el.
   Yo le hubiera contestado pero la voz de mi papá interrumpió.

            – Gerard... Date la vuelta...– Ordeno su papá, se quedo estático con aquel hermoso hombre, por lo cual el mayor lo tuvo que girar.– Vez... Puedes checarlo bien... Sin ningún golpe está en perfectas condiciones...– Quiso entender de que hablaban pero le resulto imposible, listo hablaban del suéter.

              –Muy bien... Entonces cien grandes, ¿Cierto? – Pregunto el castaño sacando su billetera.
    ¿Ese señor pagaría tanto por un suéter de 20 dólares? Se pregunto Gerard y después decidió no darle importancia giró su rostro y miro como Frank le pagaba a su papá, alzó sus cejas y pensó nuevamente, mi papá esta vendiendo mi suéter para pagar mis estudio, aquel pensamiento en verdad lo ponía feliz, pero esa felicidad se fue cuando escucho lo siguiente.
             – Muy bien, Frank... Todo tuyo,– Hablo Donald.– Gerard comportarte bien con el señor Iero...
       Lo había vendido... Como si de un animal u objeto se tratará, a un completo desconocido.
       Frank tomo la pequeña muñeca de Gerard y lo llevo hasta la salida subiéndolo después al lujoso auto.
         ¿Qué acababa de suceder?

"Kitten" |Frerard|Where stories live. Discover now