Aún le importas, y ella a ti.
Lucy había olvidado la forma en que se lidiaba con una persona borracha, no es como si beber fuese algo típico entre las cazadoras, por eso solo se dedicaba a sujetar el cabello de Bea mientras esta vomitaba en el inodoro. Contenía sus náuseas e intentaba no ver lo que el cuerpo de la rubia dejaba salir, aunque eso no impedía que el olor se colara a su nariz.
—Déjalo salir todo, eso —repetía y arrugaba la nariz—. Por amor al arco de Artemisa, ¿qué demonios bebiste?
Su respuesta fue un gruñido nada amistoso, lo que le hizo suspirar derrotada.
Cuando al fin terminó Bea estaba temblorosa, y tuvo que aceptar la ayuda de la pelirroja para llegar el lavabo y cepillarse los dientes. Tiró de la cadena, de nuevo con ayuda fue hacia la sala-comedor-cocina para sentarse en uno de los incómodos sofás. Lucy tomó asiento ante ella, con el rostro más serio de lo normal.
— ¿Por qué?
— ¿Qué cosa?
—No te hagas la tonta, que eres todo menos eso, Graunt —le advierte levantando un dedo.
La adolescente resopla mientras se acomoda de una forma más cómoda, al menos lo más cómoda que podía.
—Me pregunto desde cuándo hay que tener una excusa para beber. Lo hice porque sí, quise probar, punto final.
Una de las cejas pelirrojas de la cazadora se elevó, era obvio que no le creía.
Beatrice no quería hablarle sobre lo que le sucedía, porque siquiera conocía del todo a esa chica, no más allá de que estaba ahí para joderle la diversión y era una cazadora de Artemisa, o bien una monja. ¿Cómo decirle todo lo que pensaba a una completa extraña?
Necesitaba a Marlee, aunque siquiera podría hablarle a ella de eso porque... Marlee estaba dentro de lo que no le dejaba dormir.
—Creo que debes saber que beber solo te deja olvidar los problemas de forma momentánea, y después todo vuelve con más fuerza...
—No hace falta que me lo digas, además, ¿por qué hablaría sobre esto con una completa extraña? —interrumpe con enojo apenas contenido.
Lucy suspira, tal vez era la décima ocasión en que lo hacía.
— ¿Te dije alguna vez mi nombre completo?
—No, tampoco preguntaba.
—Soy Lucy Weasley —suelta de sopetón, causando que la rubia abriera los ojos como platos y se incorporara para mirarla—. Prima de James Potter, amiga a la distancia de Meredith —Ríe entre dientes—. Tengo más conexiones contigo de lo que creías, ¿eh?
Bea no lo admite, simplemente intenta regresar a su pose anterior para no demostrar el efecto de la revelación.
—Un par de días antes de llegar contigo conocí a mi sobrina, Marlee Potter, tu mejor amiga.
— ¿Hablaste con ella? —contiene el golpe de emociones—. ¿Y te dijo que éramos mejores amigas? Bueno, no se equivoca, éramos en tiempo pasado.
Lucy hace una mueca ante eso.
—En realidad yo no estaría aquí si ella no me hubiese dicho —confiesa con suavidad—. Te diré las cosas como fueron, Bea. Marly estuvo dispuesta a dejar toda una misión importante solo para ir a buscarte, tuvo un ataque de pánico y quedó preocupada luego de leer tu carta. Eres importante para ella, muy importante. No digas que no son mejores amigas, porque estarías mintiendo, porque tú también te preocupas por ella.
El corazón de Beatrice latía sin parar, cada vez más rápido, golpeando su pecho con fuerza. Las lágrimas en sus ojos igual exigían ser liberadas. No podía creer que Marlee en verdad estuvo dispuesta a acompañarle, hasta iba a dejar una de sus responsabilidades de semidiosa por esto.
— ¿Dónde está?
La mirada de Lucy se movió, disimulando lo más que podía su evasión. Estaba consciente de que no debía decirle mucho sobre el tema. Siquiera le había hablado a Eros sobre eso.
—Está con su madre y Alexander, no te preocupes... Están bien, ellos saben cuidarse.
Graunt asiente sonriendo un poco al imaginar a la señora Potter llenando de protección a Marlee, incluso pudo ver la imagen del rostro mosqueado de su amiga.
Le quería, le extrañaba... La necesitaba.
—Me pidió que te diga algo, pero prefiero que ella te lo diga cara a cara.
La rubia sonríe y se rasca la nariz.
—No será que soy una zorra loca, ¿verdad?
Lucy ríe —No, no es eso.
Cuando Eros llega y las ve sentadas juntas, hablando sobre el pasado de la pelirroja, no puede evitar quedarse anonadado. Era posible, una hija de Apolo alocada y atrevida podía congeniar con una cazadora de Artemisa que con el paso del tiempo aprendió a ser más recatada.
Esa sonrisa en el rostro de Bea, no podía resplandecer más que cualquier otra que había soltado en el tiempo que la conocía. Y solo fue necesario hacerle saber que su amiga aún la quería para que apareciera.
Lo que necesitaba Bea era eso, saber que las personas en su "prisión" la amaban, y que si ella quería podía ser igual de libre con ellos como en este lugar.
ESTÁS LEYENDO
Lo que quiero es libertad (SSG)
FanfictionEl problema de la mamá de Bea era que nadie podía detenerla, nadie debía atreverse a intentar ponerle un alto. Y eso fue heredado a su ahora rebelde y joven hija. Beatrice Graunt tiene un serio complejo de libertad, y en cuanto siente que la...