Orihime
La pelirroja jugaba con sus manos puestas sobre su regazo, apretujaba sus dedos sin parar. Se sentía inquieta, nerviosa, y con eso, extrañamente feliz. Una pequeña sonrisa adornaba su rostro y un leve rubor ocupaba sus mejillas. Lo observó de reojo y su sonrisa se ensanchó un poco más. Mordió sus labios y soltó una risita silenciosa.
Se estaba comportando peor que una adolescente enamoradiza y ella ya no era una adolescente, su papeleo universitario al menos lo comprobaba. Pero es que no podía estar más feliz. Ulquiorra, frente a ella se dedicó a observarla con atención, cosa que a Orihime no le incomodó ni un poco. Antes se hubiera puesto más roja que un tomate y le habría pedido al pelinegro que retirase la mirada. En aquel momento no pudo importarle menos. Le gustaba que Ulquiorra la observase. No había nada nuevo en ella y sin embargo él siempre la detallaba con tal atención que se sentía una obra de arte expuesta en algún museo.
— ¿Me vas a responder o vas a seguir riéndote de esa manera tan rara? —la voz de Ulquiorra la sacó de sus cavilaciones. La pelirroja llevó sus manos a sus mejillas calientes, y sonrió con aún más ganas. Él por su parte, sonrió de medio lado.
— ¡Por supuesto que sí!
— ¿Sí qué?
—Que sí me voy a casar contigo. Es más, ¡vamos a casarnos, justo ahora!
—Orihime, eso n-
Interrumpió sus palabras con un cálido beso que pilló desprevenido al pobre Ulquiorra, Orihime por su parte, sonrió en medio del acto.
Tres años habían pasado desde su separación y dos desde que habían vuelto a encontrarse en Los Ángeles; desde aquella vez que decidieron arreglar las cosas. Para cuando el grupo de amigos regresó de aquellas vacaciones, traían consigo a una muy contenta Orihime. Cómo todos habían esperado tanto, Orihime y Ulquiorra habían decidido dejar de hacerse sufrir mutuamente y retomaron su abandonada relación después de una charla larga y tendida sentados frente a la fuente de algún parque californiano. La brecha de un año no había significado más que un espacio en blanco que nadie quería recordar y de esa manera se quedó, como si ni siquiera hubiese existido.
Orihime y Ulquiorra habían comenzado a vivir juntos en un departamento cuyo alquiler pagaran entre los dos pues habían llegado al acuerdo de no querer vivir en el departamento que los padres del chico pagaban para él. En un principio, convencer a la tía de Orihime y a Gin, había sido un desastre, no querían separarse de su sobrina y aunado a eso, el resentimiento que Gin aún guardaba a Ulquiorra no ayudaba mucho. Todo eso fue arreglado con una noche de hombres (así la habían denominado ellos) en la que el peli azabache y el de sonrisa de zorro habían salido a un bar a "tomar unos tragos" de la cual, Rangiku y Orihime no pudieron saber nada ya que Ulquiorra se negó rotundamente a revelar algo. De ese modo, la pareja había terminado viviendo junta.
Rangiku y Gin se casaron finalmente un año después. Ya era hora pensaba Orihime pues el pobre Gin había esperado el sí de Matsumoto por al menos 6 años. Se sentía realmente contenta por su tía y su ahora tío, Gin, y realmente admiraba su relación. Se conocieron durante el instituto y se hicieron pareja en la universidad. Por desgracia, no se habían casado puesto Rangiku no se sentía del todo preparada, más aún después del accidente de su hermana que la había dejado a cargo de su sobrina. La pelirroja a veces se sentía culpable de haber arrebatado a su tía la libertad de su juventud, no obstante, la mayor no hacía más que recordarle a su sobrina que de ninguna manera la sentía como una responsabilidad y que si habían accedido a aceptar su custodia fue por decisión propia. Gin siempre respetó eso y nunca se quejó así que su relación siempre había sido sólida. Y el hecho que finalmente se casaran, realmente ponía muy contenta a Orihime.
Por otra parte, Renji y Rukia seguían sin ningún proceso en su especie de "relación". Seguían peleando como el perro y el gato. Todos sabían que eran más que amigos pero ellos negaban rotundamente ser pareja. Rukia parecía detestar la idea y al pobre Renji no le quedaba más que resignarse, sin embargo, cuando al pelirrojo se le ocurría pasar página e intentar salir con alguien más, Rukia siempre hallaba la manera de mantenerlo a su lado. Nadie los entendía realmente; estaban incondicionalmente el uno para el otro pero nunca fueron más allá de eso. Era una no relación tóxica que sólo ellos entendían con una exclusividad rotunda.
Grimmjow y Nel, por su parte seguían viviendo felizmente en su nidito del amor, no necesitaban más que eso y no molestaban a nadie. No al menos hasta que Nel descubrió que estaba embarazada, y de pronto todo se volvió una odisea. Grimmjow, reacio al compromiso, fue presa de una crisis existencial a sus cortos veintiún años. Él y Nelliel se separaron antes de que terminaran matándose a causa del temperamento de ambos y por las culpas. Aquella había sido la pelea del siglo, superando con creces aquella vez que Nelliel se había negado a seguir con Grimmjow a menos que él le pidiera ser su novia oficialmente. Y por supuesto, un efecto colateral de aquella situación fue la "separación" del grupo de amigos en dos; por un lado las chicas, Rukia y Orihime que apoyaban a Nel firmemente y por otro lado, Ulquiorra y Renji, que "apoyaban" a Grimmjow (realmente a ellos les daba igual, sólo querían que el problema se arreglara para que sus respectivas parejas dejaran de verlos como parte del clan enemigo). No hubo, pues, reconciliación sino hasta el día que nació el monstruito de la discordia, como le gustaba decirle Ulquiorra, al hijo de Nelliel y Grimmjow. Aquel día, después de conocer a su hijo (a regañadientes, pues el peliazul se negaba a ir al hospital, lo que concluyó con Ulquiorra y Renji realmente enojados dándole una paliza a su amigo y obligándolo a presentarse) Grimmjow, viendo a la pequeña criatura a través de la incubadora, había llorado tanto que a la pobre Nelliel no le quedó más remedio que perdonarlo antes de que siguiera haciendo un show en el hospital. Aunque la cosa no había terminado ahí, ya que la peliverde aún se encontraba reacia a aceptar nuevamente a Grimmjow, por lo que estuvo al menos seis meses "de prueba" antes de que Nel lo perdonara totalmente. Ahora vivían felizmente con su pequeño Eren, y el lío del matrimonio era otra historia...
Y finalmente, Orihime y Ulquiorra, que acababan de comprometerse.
La vida parecía estar sonriéndoles a ambos. Finalmente.
Ulquiorra estaba ocupado trabajando desde su computadora; el ceño ligeramente fruncido y sus gafas de lectura puestas sobre el puente de su nariz, Orihime asomó su cabeza desde el pasillo que daba a las habitaciones.
—Creo que iré al supermercado, no tardaré, ¿quieres algo? —caminó hacia la puerta principal ataviada en ropas invernales debido al frío que hacía fuera del departamento. Ulquiorra sólo apartó la mirada del aparato para levantar una de sus pobladas cejas negras en dirección a la pelirroja.
— ¿Qué vas a comprar?
—Un nuevo champú. Ya sabes, creo que el que uso ahora hace que se me caiga demasiado el cabello... y compraré otras cosas también, ¿necesitas algo en especial?
—No, sólo no tardes.
—Bien~.
Bieeeeeeeeeeeen, ese salto temporal no me lo esperaba ni yo xd pero mientras escribía me di cuenta que era necesario porque al paso que iba, seguiría metiéndole relleno innecesario a la historia y nadie quería eso jajaja. Así que me lo pensé y pues así quedó. Aunque no lo parezca, me tardé varios días escribiendo este capítulo porque no lograba que quedara como quería :'v, así que decidí hacerlo más explicativo que nada, por eso es así de corto. PEEEEEEEROOOOOO, no se preocupen porque finalmente llegó mi parte favorita de la historia, uajajaldkfasd aunque eso significa también que a Pray no le queda mucho tiempo :(
Y esooooo, no quiero hacer esto más largo que el capítulo lmao. Disculpen cualquier error de tipeo, de tiempos o de narración que se me haya pasado, escribo de madrugada y por lo general me confundo mucho, debería dormir más :c
Nos leemos en el siguiente capítulo ;)