Capítulo 14: Un amigo

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La luz entraba por la ventana inundando la habitación. Deidara consiguió abrir uno de sus hinchados ojos para mirar a través de aquel transparente cristal. El cielo estaba encapotado, de un tono gris demasiado triste, sin embargo... pese a la alta posibilidad de que hoy lloviera, extrañamente, a él le gustaba la idea. Quería que lloviera, le gustaba ver caer las gotas impregnando todo, limpiando el ambiente. A veces quería pensar que aquella lluvia podía limpiar todo lo que él había hecho al igual que limpiaba el planeta, pero no, en él nunca funcionaría algo así.

Se removió en la cama girándose hacia la ventana y se quedó unos minutos observando el movimiento de las densas nubes, esperando a que la lluvia comenzase, pero no lo hizo. Finalmente, decidió bajar a desayunar al escuchar el ruido de la vajilla. Seguramente alguien estaba levantado y preparando el desayuno. Quería al menos ser de ayuda en la casa, no ser simplemente un invitado inútil al que debían hacer todo. Ellos le habían dado una casa, una salida de la cárcel, ¿qué menos que ayudar aunque fuera en las cosas más simples?

Ni siquiera se vistió. Bajó con aquel pijama a cuadros rojos y blancos que Naruto le había dado, con ese gorro con cara de osito que tanto parecía gustarle a Naruto y que le había regalado con tanto cariño el día de antes. Creyó que casi todos estarían ya despiertos, pero fue una sorpresa encontrar tan sólo a Naruto terminando de colocar la mesa mientras se terminaban de preparar los diferentes platos que serviría en el desayuno.

- ¿Esperamos a alguien a desayunar? – preguntó Deidara al contar que en la mesa había un sitio de más – oh... ya entiendo – dijo algo desanimado pensando en Mei.

- Oh... buenos días, Dei – sonrió Naruto – no es quien piensas, es un amigo mío. Viene desde Estados Unidos hoy y se quedará un tiempo con nosotros. Le han contratado en una empresa científica, una de las más importantes del país pero no tenía dónde quedarse. Sólo serán unos días hasta que encuentre un piso para alquilar.

- Oh – exclamó Deidara – me extraña que Itachi esté conforme con eso.

- Es que no se queda aquí – dijo Naruto con una sonrisa – sino en la casa de Sasuke y mía, la que estamos reformando.

- ¿Os mudáis? – dijo Deidara algo preocupado.

- La casa está prácticamente lista, pero aunque ya deberíamos habernos trasladado, al venir tú, Itachi pensó que era mejor que nos quedásemos un poco más, hasta que estés más adaptado a la casa. Claro... que sólo es si no te importa.

- No, no me importa – sonrió Deidara – de hecho me alegra que os quedéis un poco más. Imagino que Itachi nunca estará en casa con su trabajo y... Sasuke es abogado, estará en el despacho. Al menos tendré a alguien con quien hablar y no estaré solo – sonrió refiriéndose a Naruto.

- Yo tengo mi despacho en casa – sonrió Naruto – pero puedes venir cuando quieras a mi sala de pintura, no me importa la compañía. Puedo hablar y pintar al mismo tiempo – sonrió.

Deidara quiso preguntarle más cosas, tenía curiosidad por su trabajo, por ese amigo que iba a venir, por cómo se habían conocido... un artista y un científico. Era muy extraño todo aquello, pero no pudo decir nada al ver bajar a Sasuke con cara de dormido y unos papeles en su mano. Seguramente se iría a trabajar.

- Buenos días, Sasuke – sonrió Deidara.

- Buenos días, Deidara – habló Sasuke por primera vez intentando aparentar algo de dulzura, aunque tan sólo le salió cuando le dio un suave beso a Naruto en los labios - ¿Has dormido bien? – sonrió mientras susurraba a su novio.

Perro prisionero (Naruto, Itadei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora