Después de estar un rato leyendo aquel diario marrón, lleno de polvo, con hojas salidas y aspecto antiguo... porque si, resultó ser y pequeño diario. Pero no era el típico diario en el que el dueño especificaba día a día que hacía en cada minuto y en cada momento, sino que el dueño de este contaba sus múltiples aventuras que no era capaz de narrar ni a su mejor amigo, contaba lo que en realidad era el Instituto y los secretos que escondía y esconde.
Leyendo página a página Natalia se fue dando cuenta de que en la esquina inferior derecha de cada una había unos pequeños dibujos, pero no eran unos dibujos cualquiera, sino que parecían símbolos dibujados por el dueño, unos símbolos... que Natalia recordaba haberlos visto antes, no sabía ni donde ni cuando, simplemente los recordaba por alguna extraña razón. Pero como cada día a las ocho menos cinco de la mañana sonaba el timbre que indicaba el comienzo de las clases. Antes de irse, Natalia cogió sus cosas, entre ellas, el diario, intentó colocar un poco lo que el idiota de Jake había movido con su portazo y se fue.
Una vez en clase, como le aburrian demasiado los sermones del profesor y no le apetecía tomar apuntes, decidió sacar el diario, esconderlo un poco y volver a observas los símbolos de las páginas que le habían llamado tanto la atención. Como no tenía otra cosa mejor que hacer, se le ocurrió la idea de dibujarse algunos simbolos en su brazo para poder recordarlos mejor si los volvía a ver, y así, se paso el resto de las clases, hasta que llegó la hora de la comida. Y como se costumbre, Natalia salió la última de clase, recogió sus cosas y se dirigió a su taquilla para dejar todo e irse a comer, pero desgraciada o afortunadamente su taquilla estaba una por delante de la de Jake, y después de la discusión que tuvieron por la mañana, no le apetecía mucho verle... pero como en la vida no se puede hacer magia para hacer que desaparezca o que pueda volverse invisible... Jake se acercó.
-¿Ya te has convencido que yo también se leer y no tengo muy mal gusto al escoger un libro o una saga?- preguntó Jake con un tono sarcástico.
-Lo del mal gusto al escoger libro no te lo niego, pero... lo de que sabes leer..., todavía lo dudo- le dijo Natalia sonriendo.
-Tu siempre tan graciosa como siempre...- respondió Jake algo enfadado.
-Ya que en persona si podemos mantener una conversación estable sin que pases de mi... ¿podemos decidir de una vez cuando quedamos para hacer el dichoso trabajo?-
-Bien, te voy ha dejar claro tres cosas: la primera es que paso de ti porque eres muy pesada, la segunda es; si tanta importancia le das al puñetero trabajo de biología hazlo tu sola y luego dices que hemos sido los dos, porque al fin y al cabo voy ha hacer lo mismo si quedamos como si no, y la tercera es, que ahora voy a ir a mi taquilla, voy dejar mis cosas en ella, y me voy a ir a comer para que no me molestes más- y así dió Jake por finalizada la conversación.
-¡TU SIEMPRE TAN IDIOTA COMO SIEMPRE, NO...!- le gritó Natalia enfadada.
Y como ella pensaba, era imposible mantener una conversación con Jake sin acabarla con gritos o insultos, así que, como tenía planeado desde el principio, dejó sus cosas en la taquilla y se fue a coger algo para comer. De camino a la cafetería, al pasar por delante de la taquilla de Jake, se fijó en el interior, no es que fuera cotilla ni nada por el estilo, sino que le pareció ver un símbolo de los que había dibujados en el diario, y a su vez en el brazo, así que para asegurarse se levantó la manga, y sí, resultó ser uno de esos simbolos. Al principio decidió en preguntarle pero luego lo pensó mejor y se fue al cuarto de limpieza directamente sin comer, ya que se le había quitado el apetito.
Cuando llego allí a sentó en el cubo de plástico como de costumbre, cogió sus cascos y los enchufo al móvil, y mientras escuchaba musica de quedó pensado en el símbolo que había visto en la taquilla de Jake
-Demasiada coincidencia que sea el mismo símbolo y encima este en su taquilla- pensó.Y una vez más decidió volver a abrir el diario y seguir leyendo, en aquel librito aparecía mucho escrito el nombre de un profesor, que según cuanta el dueño del diario pasó a director cuando el antiguo se fue sin dar explicaciones, pero ese nombre es el mismo que tiene el director del Instituto ahora, y según dicen muchas historias que cuentan los diferente alumnos de Instituto y que además pasan de boca en boca, el director actual lleva desde que este se creo.
Demasiada coincidenciaCuando siguió leyendo se dio cuenta de que había una cuantas páginas arrancadas, páginas en las que según se deducia contaba exactamente como se formó la escuela y con que fin.
Pero Natalia seguía en sus pensamientos, le atormnetaba pensar que había visto esos símbolos y no poder recordar donde, así que; siguió pensado... y de ahí llegó a la conclusión de que sí, los había visto en algún sitio, pero el de la taquilla de Jake no lo recordaba.
Cuando le empezaron a rugir las tripas del hambre que tenía, ya que no había comido, se dirigió para su casa, y de camino volvió a ver a Jake, este llevaba par de hojas amarillentas en la mano, dirigiéndose con prisa a la misma casa en la que se encontraba ayer por la tarde, que resultaba que era la que estaba en frente de la suya. Y de repente recordó. Esas hojas eran las mismas que llevaba por la mañana al salir del cuarto de limpieza apurado y enfadado a la vez.
Todo se había vuelto muy extraño desde esa mañana.
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Crónicas a través de un Diario
FantasyNatalia, una chica del montón, pasaba desapercibida por el Instituto, se sentaba al final de la clase para que no se fijáran en ella e intentaba no destacar mucho. No era ni guapa ni fea, ni simpática ni antipática, ni maja ni borde; simplemente era...