El Arte de la Vida

Capítulo 8: ¡Que viva el Rey!

Joel Karmadash se encontraba tirado en su cama real, mientras sentía el propio infierno que salía de su cuerpo y de sus pensamientos. Eran pocas las veces en las que el ególatra y consentido rey reflexionaba sobre los acontecimientos de su reino, y más aún sobre su poderoso ejército, pero dadas las circunstancias todo indicaba que así debía ser. En un momento dado, el rey se levantó, con demasiado esfuerzo pues su cuerpo aún no se había recuperado, y miró a su alrededor para ver en qué lugar se encontraba.

Al parecer, aún seguía en la prisión, en el cuarto que había mandado hacer para sus largas estancias en aquel lugar, todo en su preciso lugar salvó las sábanas limpias que las doncellas habían traído en la madrugada. Luego de recordar un poco, trajo a su mente que aquellas sábanas las trajeron debido a que aquella noche había desvirgado a una joven de unos quince años, la cual fue dada a su majestad a cambio de pagar una cuantiosa deuda. Por supuesto, el rey mandó asesinar esa familia y finalmente asesinó a la joven pues no había cumplido con su insaciable deseo. Quizás la joven hubiera sobrevivido si el rey no hubiera estado tan ansioso esa mañana con la captura de los dos últimos Artistas vivos que quedaban en su hermoso reino, tanto así que al momento de matar a la que podría haber sido una de sus muchas concubinas, lo hizo pensando en que ella era uno de los hermanos.

-Por fin despertó mi señor -dijo una suave y delicada voz masculina al lado de la cama-. Por un momento pensé que tendríamos que nombrar a su sucesor.

-Danielle deja de decir estupideces -el rey se giró hacía la dirección por donde venía la voz-. Más bien ayúdame a levantarme.

El hombre de cabellera larga color dorado, ojos cafés oscuros y piel caramelo provocada por muchos viajes en alta mar, se levantó y ayudó al pesado rey a sentarse en su cama. No le costó demasiado, pues Danielle Cervantes era un hombre muy fuerte pese a tener 1:50 de estatura, pues por sus desventuras en alta mar le habían enseñado que su estatura no era más que una simple características de su ser y no algo que lo definiera. Aunque era bien sabido por el reino que su estatura era mayor a la del Rey, así como su poder en el reino aun cuando Joel Karmadash tomó el lugar de su padre, Kendrick Karmadash tercero.

-¿En qué piensa, su majestad? -preguntó tras verle pensativo-. Parece algo decaído, creo que esa agua ya no le cura como antes.

-No creo que sea eso, aunque siento que todo se me mueve por dentro -le tomó del brazo y se trató de levantar. Al hacerlo, fue en dirección de un escritorio en el que estaban papeles que él no había visto cuando fue llamado por el espejo. Buscó con velocidad el anillo que siempre cargaba, un pedazo de oro con la figura del sol y la luna, alrededor de un cristal verde octaedro, quien tenía un número grabado encima.

-Busca el anillo ¿No es así? -señaló con su dedo la gaveta inferior, una que tenía cerrojo-. Me aseguré de guardarlo ahí, la llave está debajo de esos papeles. Con cuidado, que son delicados.

El Rey no vaciló y con apremio buscó la llave. Al tomarla, bajó tembloroso hacia el cajón y lo abrió. Ahí dentro, en el interior de un estuche negro, estaba el anillo el cual estaba apagado, tranquilizando al rey. Un leve suspiro luego de tras un ataque de tos hizo que el rey buscará su cama y de nuevo el dolor le acogió, teniéndole algo de compasión para dejarle respirar sin tanta molestia.

-Casi muere el día de hoy -suspiró Danielle al verle retornar a la cama-. Al menos asegúreme que fue por una buena causa y no por otra de sus estupideces. O bueno, eso quiero pensar...

-A veces no sabes callarte ¿Verdad? -el rey le gritó, pero su espalda hizo que llorara como un bebé-. ¡Esto no puede estar pasando!

-¿Que? -sonrió-. ¿Que unos niños hayan humillado a un ejército completo y hayan escapado? ¿Qué de la nada haya aparecido el León Danzante cuando se le creía muerto? ¿Que hayan tenido que buscar la ayuda de Abdiel y este casi lo mata? O peor aún, ¿Que este haya tomado bandera en su ejército por la voluntad del capitán Wolf?