Capítulo II.

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"¡Qué!"
"Justin regresa a Canadá", dijo Ryan sentándose en el sofá para intentar regular su respiración.
"¿Por qué rayos regresó? Dijo que se iría a Londres. Tenía que haberse quedado ahí para siempre", la chica acomodó a su hijo sobre la mesa para cambiarle el pañal.
"Solo se fue por un año, An."
"¡Pero no tenía ninguna razón para regresar! Tendré que cambiarme de ciudad, o de país…", decía apresuradamente.
"Tranquila. No es tan malo", intentó contener la risa al ver cómo el pequeño fruncía el ceño ante la falta de tacto de su madre.
"¿No es tan malo? Ese bastardo se aprovechó de mí", bufó, levantó a su hijo y se dirigió a la pequeña cocina. Ryan la siguió.
"An, al menos deja que te explique las cosas", pedía el rubio tomando al bebé en sus brazos mientras la chica preparaba un biberón.
"¿Explicarme qué?, ¿qué sus padres le apuntaron con un arma para que me dijera que lo nuestro fue un juego?"
"Claro que no, pero…"
"Pero, ¿qué, Ryan? Si lo dijo, significa que lo pensó; y si lo pensó, entonces lo sintió", tomó a su bebé de vuelta en brazos para darle de comer.
"An, conozco a Justin desde los 6 años. Sé que él te ama profundamente. Solo dale una oportunidad. Date una oportunidad para aclarar las cosas."
Anne suspiró. "Está bien. Lo escucharé", el rubio sonrió haciéndola rodar los ojos. "Pero no se acercará a Jason."
"Tarde o temprano sabrá que es su hijo." Necesita saberlo, pensó.
"Mejor tarde."
"Eres tan terca", sonrió.
La chica volvió a rodar los ojos. "¿Cuándo se supone que llegará?"
"Hoy. Me habló hace unos minutos desde el aeropuerto. Estará aquí en al menos media hora."

***
"Sí, llegué bien… No, ya voy camino a mi ciudad natal…", se escuchaba decir al castaño por teléfono mientras abría la puerta del taxi que tenía enfrente. Miró nuevamente el pequeño local con mala pinta que recalcaba John's en la fachada. Suspiró. Encontrar respuestas era más difícil de lo que había esperado.
"¿Irás a casa de tus padres?", preguntó una voz femenina del otro lado de la bocina trayéndolo de vuelta a la realidad. Entró en el taxi y cerró la puerta del auto.
"No. Me quedaré en casa de un amigo, pero primero iré a ver a Anne", respondió sacando de su bolsillo el papelito con la dirección que Ryan le había dictado. Sonrió al mirarlo.
"¡Por qué no la olvidas de una vez por todas!", se escuchó vociferar a la chica. El taxista lo observó momentáneamente por el retrovisor y escondió una pequeña sonrisa.
"Katherine, eres una gran amiga, pero, como te dije antes, lo nuestro no puede ser. Sabes los sentimientos que tengo hacia ella."
"Anne, Mi Ángel, An... Es todo lo que dices. Entiende que ella no te ama. Saldrás lastimado otra vez, Justin. Olvídala ya. Necesitas pensar en tu futuro y dejar a esa niña caprichosa atrás. Tus padres han sacrificado mucho por ti para que tires todo a la basura por esa."
Justin tensó la mandíbula. "No es tan simple. Nunca lo has entendido ni podrás entenderlo. Por favor, te pido nuevamente que te dirijas con respeto. Ella no es cualquier persona, a estas alturas, deberías saberlo."
Un bufido de frustración salió de su boca. "Cuando ella te bote y te des cuenta de tu error, llámame", declaró y colgó. El castaño suspiró. Odiaba ser tan duro con ella, pero necesitaba que entendiera. No quería lastimarla. Y tampoco iba a tolerar que alguien hablara así de su Ángel.
"¿A dónde debo llevarlo?", preguntó el conductor.
***

"¡Cómo se te ocurre darle mi dirección!", decía la castaña mientras recorría su departamento buscando todos los juguetes y accesorios de bebé que hubiera a la vista. Tenía solo unos minutos para esconderlos en su habitación.
"Tienen que hablar y esta era la única manera en que aceptarías y no huirías", decía Ryan jugando con el pequeño Jason. La chica tenía ganas de ahorcarlo por la calma que mostraba. ¿Acaso no se daba cuenta de lo que había hecho?
"Podíamos ir a un Starbucks o a algún parque. No quiero que esté cerca de mi hijo."
"Es su hijo también."
"Claro que no. Yo fui quien se encargó de los gastos durante y después del embarazo, quien ha estado siempre para él. Yo soy quien lo cuida cuando está enfermo, quien lo arrulla y se despierta a media noche para alimentarlo. Yo pago la guardería, su leche, pañales y el techo que hay sobre su cabeza. Soy yo a quien reconoce como su figura materna y paterna."
"Porque él no sabe de su existencia."
"Ryan, tú mejor que nadie sabes todo lo que pasé desde que Justin se fue. No quiero que todo eso empeore justo ahora que estamos bien", tomó asiento junto al rubio con un juguete de Jason en sus manos.
"Precisamente por ello quiero que seas feliz. Mereces serlo. Todos los malentendidos que ocurrieron tienen solución, solo debes dar una oportunidad a que se resuelvan. Sé que aún lo amas, y sé que él te ama también."
"Lo nuestro ya fue."
"No seas terca, pequeña. Dile a mami que no sea terca", decía poniendo a Jason frente a su madre. "Jason también necesita de su padre, no puedes negarle eso, ni negarle a él la oportunidad de conocer a su hijo", el pequeño sonrió mostrando las encías a la chica. Ella amaba esa pequeña sonrisa. Justo cuando Anne iba a tomarlo en brazos, se escuchó un golpe en la puerta.
"Es él", dijo nerviosa.
"Tranquila, An. Todo saldrá bien."
"Sí, claro", tomó a su hijo en brazos apresuradamente y lo llevó a su habitación.

Ryan suspiró. Era hora. Se encaminó a la puerta y la abrió, encontrando la imponente figura de su viejo amigo hecha una gelatina de nervios. Tal para cual, pensó.

"Justin, hermano", sonrió y abrazó al castaño.
"Nunca pensé que me alegraría tanto verte, butsy", suspiró mientras devolvía el abrazo. Ambos rieron.
"¿Qué tal tu vuelo?", preguntó encaminando a su amigo dentro del pequeño departamento.
"Bien. Un poco cansado", miró alrededor en la pequeña área. "¿Dónde está ella?", preguntó. Necesitaba verla. Cada fibra de su ser estaba llena de impaciencia por tenerla frente a él, olerla y poder sentir la cálida emanación de su cuerpo.

Justo en ese momento, la chica apareció por un pasillo. Su valentía se esfumó por completo cuando lo vio. Su corazón comenzó a latir tan rápido que podía sentir el retumbido en sus oídos. Era injusto que, después de todo lo que había pasado, él siguiera teniendo ese efecto en ella.

"Anne..."
"Ju… Justin…"

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