Capítulo XXI.

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El aire era frío. Justin lo sentía congelando su piel a través de su chaqueta, pero no había nada que pudiera hacer para entrar el calor. El lugar donde estaban no le daba esas facilidades.

"¿Por qué estamos aquí?"

Jeremy se detuvo un momento, dio un suspiro y se giró hacia él. "El padre de Anne regresó. No estoy seguro de lo que quiere, pero insistió en vernos."

"¿Crees que sepa sobre Anne y yo?"

"Probablemente."

"Debimos haber avisado al detective Clarke. Esto es estúpido. Solo la pondremos en peligro."

"Escúchame", dijo deteniéndose bruscamente. "No importa lo idiota que sea esto, él necesita ayuda. No puedo dejarlo así después de lo que hizo por mí."

"Pero..."

"Vaya, vaya. El pequeño Justin ha crecido mucho", dijo John acercándose a ellos.

"Hola, John. ¿Has estado bien?", preguntó Jeremy con cautela.

"Oh, sí. Mi esposa murió y tu familia dejó a mi hija en la calle. Claro que he estado de maravilla."

"John, sabes que no fue así."

"¿Crees que soy idiota? Confié su vida a ti y la echaste a la calle."

"¡La dejaste en el pueblo por su cuenta! ¿Creías que la policía no intervendría? No podíamos hacer nada más que entregarla a ellos."

"¡Cállate!", sus ojos estaban rojos de la cólera. Su personalidad parecía casi desvanecer detrás de una ligera bruma psicótica.

"Necesitas ayuda. Por favor, detén esta tonta persecución y ven con nosotros. Podrás ver a Anne de nuevo y..."

Una risa irónica salió de los labios del hombre. "Sigues siendo el mismo, pero esta vez no te será tan fácil salvar tu trasero. Estoy un paso adelante de ti. Entra", hizo un movimiento hacia el cobertizo de madera que había detrás de él. Jeremy y Justin obedecieron.

El lugar era húmedo y oscuro. Era difícil distinguir algo sin una fuente de luz. El castaño sentía el peligro vibrando en su piel. Todos sus sentidos estaban alerta.

"Me encontré con un viejo conocido el otro día", se escuchaba la voz de John como un eco ahogado. Una bombilla se encendió de repente y dejó ver a un hombre inconsciente amarrado a una silla. Estaba sucio y golpeado, como si llevara soportando la tortura física por algunos días.

"¿Shawn?", preguntó Jeremy.

"Lo recuerdas, ¿no?", sonrió. "¿Por qué no le cuentas al pequeño Justin quién es? ¡No, espera! Lo haré yo", sacó un arma de su pantalón y comenzó a juguetear con ella. Los Bieber dieron un paso atrás instintivamente. "Hace años, cuando nuestro negocio estaba teniendo complicaciones, tu padre se encontró con este hombre. Dijo que era un simple contador y que ayudaría a que no nos fuéramos a la quiebra", rascó su barbilla con el arma antes de continuar. "En realidad, él estaba trabajando con unos gángsters y fuimos obligados a dejar que utilizaran nuestro negocio como una cubierta para lavar dinero."

"John, esto no está bien. Todo se resolvió hace mucho tiempo. Debes dejarlo ir antes de que vengan por ti."

"¡Silencio!", apuntó con el arma perdiendo los estribos. "Este hombre y tu padre me dejaron vulnerable ante esos asesinos. Dejaron a mi familia en sus manos y me quitaron todo lo que tenía."

"No es así..."

"¿Sabes por qué tenía tantas ganas de verte, pequeño Justin?", sonrió. "Porque encontré una forma de devolverle el favor a tu padre", dijo y disparó al hombre en la silla.

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