Me levante a las 6 de la mañana, y sin tener ningún motivo aparente era feliz, me fui a la ducha, y recordé, el momento en que fui a recogerlo al aeropuerto, empecé a recordar cada momento con él. Pensé y luego deseé que él me quisiera, tal vez si él me quería, si él me lo dijera, podría soportar la idea de que nunca seria para mí, recordé sus besos, recordé como me tocaba cuando hacíamos el amor, no podría cambiar aquellos momentos por nada en el mundo. Y si fuera posible que el me quisiera. Salí de la ducha no quería pensar, esto me hacía mucho daño, me recogí el pelo con una coleta alta, llevaba el pelo mojado pero no me detuve a secármelo, y una vez me puse el uniforme, y por extraño que parezca esta vez me lo puse de manera correcta; aquel uniforme me hacía sentir parte de la casa, formaba parte de su historia, quería hacer bien mi trabajo sentirme orgullosa de lo que hacía, ordene mi habitación de manera impoluta.
Cuando me dirigía hacia la cocina para tomar un café, y reunirme de esta forma con Alba y mi tía, cruce por delante de la puerta de la habitación de Alex, y un leve escalofrió me recorrió todo mi cuerpo, me fui corriendo hacia las escaleras para bajar, quería huir de allí lo más rápido posible, para que se borrara la sonrisa de mi cara, no quería que me preguntaran por mi felicidad.
Cuando llegue a la cocina, Alba se encontraba en el cuarto poniéndose su uniforme, mi tía ya tenía preparado el café, y también había calentado la leche, me miro y me dijo.
- No te ha dado tiempo a secarte el pelo - por un momento temí, que me preguntara por mi estado de ánimo.
- Tía, se secara pronto, hace calor.- Me miro
- Llevas el cuello del uniforme mojado, y a estas horas aun no hace calor – luego levanto la cafetera para llenar nuestras tazas con café, luego continuo – No me enfermes, o tendrá que suplirte en el cuidado del señor Conde, Alba. – dejo la cafetera, encima del salvamanteles, pero pude descubrir en sus labios una leve mueca de sonrisa, me había demostrado que no pensaba decir nada respecto a lo que pudiera ocurrir entre Alex y yo, pero que no dudara que no le gustaba aquella situación.
Tomamos nuestro vaso de café con leche, pero no se comento nada más al respecto, como me suponía que iba a ocurrir, nos dio indicaciones tanto a Alba como a mí de lo que debíamos hacer ahora que ya estaba aquí el Señor Conde, pero mi querida amiga Alba estaba más pendiente de mi que de lo que decía mi tía, y cuando por fin salió de la cocina, Alba me pregunto.
- ¡cuéntame niña! ¿Qué es lo que hay entre vosotros?
- Tranquila Alba, no pasa nada de nada, solo amigos. – conteste, rápidamente con tal de evitar ningún tipo de conversación, yo confiaba mucho en Alba y podría confiarle cualquier tipo de cuestión, ella era una mujer madura con una mente muy abierta, además conocía parte de mi historia con él, pero lo mejor era no decirle nada más, porque realmente no había nada más.
Me fui al cuarto de la plancha, mi primera tarea del día era planchar toda la ropa que había traído Alex, luego continuar planchando la mantelería de la casa, y por si no era poco cuando llevaba cerca de una hora con la plancha, bajo Alba me dejo en el montón de la ropa sucia las cortinas del salón grande, estas siempre se lavaban en tintorería, pero como si de un castigo se tratara, Alba al dejarlas en el suelo me dio las siguientes ordenes
- No se que habrás hecho para enfadar a Roció, pero te la tiene jurada, me ha dicho que te comente, que llames por teléfono a Paco para que las recoja y las lleve a la tintorería, y además dice que cuando las devuelvan le des un repaso con la plancha. Como no me quieres contar nada me voy a la terraza a preparar la mesa del desayuno para cuando se levante el Señor Alejandro.
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Status Social
Teen FictionUna chica corriente, Begoña desde muy pequeña sabía que el mundo era como un pastel, con sus diferentes capas, el bizcocho, la nata, el chocolate, y la crema que cubre la tarta, que es siempre la más apetecible, pero también la más finita. Solo de...