7. Starbucks Coffe

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-Aquí estamos.- dijo Sean en cuanto llegamos al lugar. No había demasiada gente debido a que no era un horario cómodo para la gente que tenía diferentes responsabilidades. Nos sentamos en una mesa pegada a la pared, con dos sillas.

-¿A dónde te gusta ir con tus amigos?- pregunté yo.

-A ver... En general vamos a Antares, el Vorterix radio-bar o la pizzería Fred's. Lugares donde tomamos unos tragos y escuchamos música.

-Quiero conocerlos algún día.

-Pues entonces te llevo, preciosa.

"Gracias a Dios yo no me ruborizo. Esperen... ¿qué me dijo Simon? Mierda."

-¿Qué te gusta?- me preguntó sonriente.

-No lo sé. ¿Qué tomas?

-¿Malteada de chocolate?

-Genial, quiero una de frutilla.

-Perfecto. -me sonrió y le hizo un gesto al camarero para que se acercara. -Dos malteadas por favor, un de chocolate y otra de frutillas para la señorita.

-Enseguida. -asintió el chico, y se alejó hacia la cocina.

-Dime, -me dijo Sean de repente.- ¿te dicen seguidos que eres hermosa?

Wow. Enserio eso me tomó por sorpresa.

-¿Qué? Si, digo no, tal vez. ¿Sabes qué? Olvida lo que te dije.- respondí avergonzada.- Pero gracias. Es muy lindo de tu parte.- le sonreí también.

-No hay de que. Mira, ahí están las malteadas.- añadió, señalando al mesero. (Y por supuesto, arruinando el mejor momento de su compañía)

-Es gracioso, cuando te conocí pensé que eras un maldito hipócrita.- le solté distraídamente, mientras de repente tomaba interés en mi vaso con líquido rosado y lo giraba una y otra vez en mi mano.

-Pues, gracias. Tu comentario me ha tocado.- dijo graciosamente, llevándose una mano al corazón en plan dramático.

-Qué suerte, en general la gente se ofende o toma actitud defensiva cuando "abro mi bocaza" según decías mis amigas.

-Entonces somos dos. Tampoco filtró lo que digo, pero no me importa.

-Pues debería.

-Pues tal vez no.

-Eres idiota.

-¡EH!

-¿Ves? No es bueno.

-Tengo entendido que quieres explicarme que no es bueno decir lo primero que se nos viene a la mente. ¿Estás diciéndome entonces que en verdad soy idiota, Rose?

-Lo dejo a tu criterio.- le contesté, riéndome.

"Es bastante inteligente. Jajaja. Por favor, soy una muy mala persona."

-De acuerdo, ya entendí.

-Bien.

-Bien.- luego de una larga pausa, añadió: -Tú pagas.

-¿Perdón?

-Es broma, yo invito, preciosa.- me guiñó el ojo y se dispuso a pedir la cuenta y pagar. Ambos reímos.

Salimos de Starbucks y caminamos hasta el choche.

-¿A dónde vamos ahora?- pregunté con curiosidad.

-¿Quieres hacer algo más?

-Sólo preguntaba.

-Porque yo si quiero...- abrió la puerta trasera del auto.

"Esperen... ¿QUÉ?"

-SEAN, ¿QUÉ ESTÁS INSINUANDO?

Él se rió y dijo: -Vamos, listilla, quiero enseñarte algo.

Subí por dónde Sean me indicaba, no sabiendo qué creer. ¿Realmente es posible que alguien cambie de personalidad con el correr de minutos?

"Por favor Sean, no quiero tener que darte un bofetón."

No ganas nada con un capricho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora