Wake up call

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"Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción." – Joaquín Sabina (1949-?) Cantautor y poeta español.

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Emma no solía hacer preguntas acerca de la vida de sus padres. Ni siquiera de pequeña solía importarle. Todo lo que necesitaba hacer para saber cómo se conocieron sus padres, cuando se casaron, como supieron que ella iba a nacer, era revisar una revista de chismes de la época. Incluso un blog en la web le podía dar todas las herramientas para conocer a Marinette y Adrien Agreste. Pero los pequeños detalles que nadie sabía o que no aparecían en las revistas no los buscaba en la fuente de la información. Sino en los dos seres más cercanos a sus padres.

Tikki y Plagg se refugiaban en una habitación supuestamente secreta a la que el cocinado llevaba comida cada mañana. Emma solo tuvo que seguir el olor a Camembert y galletas recién horneadas para encontrar el lugar. No era nada del otro mundo. Los dos kwamis vivían bien y Emma los consideraba sus amigos. Así que cuando escuchó la plática que tuvieron su nueva asesora de imagen y su supuesto padre, fue muy obvio que correría a preguntarle a las únicas personas o seres que creía podían tener las respuestas.

—Tikki, sal, tengo una pregunta —gritó dentro de la habitación escondida tras un cuadro en el pasillo.

La pequeña kwami roja cambiaba canales en la televisión con la que contaba su habitación. Plagg comía camembert, incluso Emma tenía dificultades para recordar un momento en que no hiciera eso. Se sentó en la esquina del cuarto y espero a que cualquiera de los dos se desocupara un poco. Emma estaba cansada. Su padre había salido de la mansión poco después de que su asesora de imagen se fuera. Para Emma no tenía sentido tratar de salir, además, ¿a dónde iría?

No era como si tuviera muchos amigos. Pero la chica no los necesitaba, o al menos eso creía. En realidad no tenía ni la misma idea de porque no tenía tantos amigos. No tenía una mejor amiga, ni alguien interesado en ella. No era porque no fuera agraciada. ¡Por dios! Era la jodida imagen de una compañía de moda. Emma pensaba que su falta de compañía se debía a sus padres, no porque ellos fueran ricos, sino a su fama. Los grandes héroes de París, la pareja perfecta. Si solo supieran la gran cantidad de cenas incomodas que tuvieran dentro de esas cuatro paredes. A veces Emma pensaba que le hacía un favor a su familia dándoles una razón para seguir juntos.

Suspiro mientras veía a Plagg acabar con su pedazo de camembert. El kwami de gato era de hecho su favorito, porque todo se le resbalaba pues no entendía el mundo en general. Por ello era mejor platicar con él que con Tikki, quien si tenía sentido de moral y decencia. Plagg observó a la hija de su portador y ya acostumbrado a su mirada triste se acercó a ella.

— ¿Qué haces aquí, Emma? —preguntó Plagg sentándose en las piernas de Emma.

— ¿Sabes quién es Chloe Burgeois? —cuestionó sin mayor rodeo.

Ante la mención del nombre ambos kwamis pusieron atención. Tikki apagó la televisión y se sentó al lado de Plagg, quien estaba más interesado en encontrar una posición cómoda para dormir.

— ¿Dónde oíste ese nombre? —preguntó Tikki preocupada.

—Es mi asesora de imagen —contestó Emma.

Tikki despertó a Plagg cuando este comenzaba a caer en la inconsciencia.

—Tienes que decirle —le dijo haciendo que Plagg se preguntara de que hablaba.

— ¿Qué cosa? —preguntó Plagg.

—Si, que tiene que decirme —interrumpió Emma interesada.

Regrets ||Miraculous Ladybug|| #ChangerMLBFandomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora