"Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos." – Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
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Si había algo que a Sabrina le diera escalofríos era encontrarse en el asiento del paciente de cualquier consultorio. Había visto en tantas ocasiones el dolor en los rostros de sus pacientes que no sabía si podría comportarse de buena forma si a ella llegará a sucederle algo horrible. Sin embargo, sabía bastante bien que no podía estar saludable sin jugar el papel de paciente de vez en cuando. Y siempre que eso sucedía, Sabrina sentía que la garganta se le cerraba y recordaba los terribles momentos de angustia que sintió unos años atrás en aquel accidente laboral.
Ese día, Sabrina solo esperaba que su querida ginecóloga le dijera que todo estaba como siempre para poder regresar a su trabajo y a las consultas que debía realizar. Tenía un residente a su cargo que nunca hacía lo que le decían y una joven en pos-operatorio que no deseaba hacer caso de las indicaciones. Demasiado trabajo como para quedarse esperando demasiado rato recostada en una silla de exploración pintada de rosa. Su hora de entrada estaba muy próxima.
—Muy bien Sabrina, es justo como pensaba —sonrió la mujer.
—Supongo que con eso te refieres a que no hay nada malo conmigo —cuestionó Sabrina esperando una respuesta muy específica.
—Sí hay algo, aunque no creo que sea nada malo —contestó la doctora con regocijo —¡Felicidades Sabrina, estás embarazada!
De repente, todas las preocupaciones de Sabrina se sintieron banales. Nunca había pensado en tener hijos, al menos no con Nino. Su vida con él no era un plan estable, sabía que iba a suceder porque las cosas simplemente se dieron, pero no quería tener la responsabilidad de aferrarlo a su vida con un niño. Y a pesar de ese pensamiento tan lógico y necesario dada su situación, Sabrina se sintió sumamente consternada, pero con una sensación cálida creciendo en su interior.
—¿Cuánto tiempo? —preguntó con tartamudeos.
—Parece que vas a cumplir seis semanas —respondió la ginecóloga con calma, ya estaba acostumbrada a que las madres primerizas se asustarán.
Sabrina hizo un recuento rápido de su memoria, el trabajo y los preparativos de la boda los habían tenido tan ocupados que prácticamente habían dejado esa parte de su relación de lado. Sin embargo, lo recordaba de manera vaga, así como recordaba que había abandonado la píldora anticonceptiva hacia un año atrás por motivos de salud. Siempre que su ginecóloga le preguntaba cuál escogería para poder administrárselo, ella lo ignoraba. La pelirroja no pudo evitar preguntarse si realmente, aunque su mente le dijera que era una mala idea, algo dentro de ella si quería formar una familia. Y la verdad es que no pudo dejar ir ese pensamiento.
Así que, cuando llegó el momento de entrar al trabajo, su mente se encontraba en otro lado. Apenas tuvo tiempo de pensar en ello tras comenzar con sus actividades sopesando en si debía de dar noticia de su situación o tomar otra alternativa. Al fin y al cabo, tras reflexionar sobre ello, quería formar una familia como la que ella había tenido cuando era pequeña y aunque no esperaba que Nino se convirtiera en el modelo de paternidad que ella deseaba, no sabía si volvería a tener la oportunidad de ser madre. Tan metida iba en sus cavilaciones mientras se dirigía con tranquilidad al área de pos-operaciones para conocer a sus pacientes que casi se golpea con una joven que caminaba por el lugar.
Sabrina se disculpó con la chica, apenas siendo consciente de que se trataba de un ser humano. No observó con detenimiento los ojos amargados de ella y lo familiar de su rostro. Quizá, si se hubiera dado cuenta, se habría ahorrado muchas lágrimas.
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Regrets ||Miraculous Ladybug|| #ChangerMLBFandom
FanficHay momentos en nuestra vida en los que nos damos cuenta que somos idiotas y que nos hemos equivocado. Chloe escogió una ocasión de blanco para expresar su arrepentimiento. Adrien escogió un evento escolar que no era suyo. Marinette escogió una ocas...