Cura sin Remedio [-yaoi-]

Capítulo 2

Regrese mi cabeza hacia adelante y abrí mis ojos, y fue ahi cuando lo vi, volando en la orilla de mi balcón con una expresión que no puedo describir. Ahí estaba él, el gran rey vampiro..... Marshall Lee.

Ambos nos encontrábamos en una situación extraña. Yo,  en mi balcón cubierto de lágrimas y él, apareciendo en el momento mas inoportuno. No pudo elegir el peor momento en aprecer.

Eso fué lo que pensé.

Podía ver el rostro de Marshall como se llenaba de confusión al verme en tal estado. Cuando por fin reaccionamos,  trato de acercarse un poco mas a mi,  pero yo volteé hacia otro lado para secretamente secarme las lágrimas.

-Hey.... Gumball... estas bien?-. dijo Marshall.

-Estoy muy bien Marshall! Que es lo que quieres en mi reino? Hay algún problema? -. dije tratándolo de ahuyentar de mi por un tiempo, ya era muy tarde para los juegos de este tipo.

-Enserio crees que me voy a tragar esa mentira?-.dijo Marshall un poco indignado-. Yo se que no nos caemos muy bien, que no hemos pasado mucho tiempo juntos y que siempre te estoy asustando, pero hasta yo se que últimamente has estado muy raro-. Hizo una pausa antes de continuar hasta que volteé ha verlo. Era toda una vergüenza que me haya visto llorar tan drasticamente. Pude ver como esto había cambiado su carácter de alguna forma. - Es más! -. Exclamó rompiendo el silencio incómodo, haciendo que diera un pequeño brinco. -Mañana pasare por ti cuando llegue el anochecer y pasaremos un tiempo juntos para que despejes tu mente de cualquier bobería que pase por tu cabeza-.

Estaba tan cansado que realmente no había puesto tanta atención a lo que habia dicho, solo logre entender: mañana, anochecer, con Marshall. Dije que sí con tal de poder ir a descansar,  además fue un gesto muy amble y solidario que vi en Marshall que nunca habia visto antes.

Será algo nuevo de él? Quizá.  Simplemente mi mente estaba agotada psicologicamente y solo queria dormir. Me despedí de Marshall, cerré mi balcón, me acerqué a mi gran cama rosa y simplemente me eché a dormir.

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Dormí como un bebé a comparación de otros días. Me levanté y me mire al espejo del baño observando como tenía la cara desvalida; claramente se notaba que habia llorado bastante la noche anterior.

Me arreglé y salí de mi habitación para encaminarme hacia el laboratorio. En eso pensé sobre lo que había dicho Mentita el día anterior y me dirigí al salón principal para revisar asuntos pendientes.

Nunca me imagine que tuviera tantos, una pila de hojas sobre peticiones hacia el Dulce Reino y hacia mí, pero increíblemente los terminé de acomodar antes de las 7 de la tarde en mi agenda para los siguientes días.

Cansado, regresé a mi cuarto a darme una caliente ducha en mi regadera. Cómo disfrutaba al agua correr por todo mi cuerpo, como era tan caliente que con tan solo alejarme de ésta, sentia un frío imnenso. Cerré los ojos y me tranquilice por completo, en eso recordé justo la noche anterior, la cual me sentía fatal por la extraña enfermedad que tenía. Cómo había desaparecido? Quien sabe.... Ahora que recuerdo, vi a Marshall Lee anoche... Anoche.....

DEMONIOS!

Se me había olvidado por completo que quedé de verme con él. Por suerte, todavía faltaba muy poco para apenas el atardecer y tenía tiempo suficiente si me arreglaba muy muy rápido.

Me sequé rapidísimo y me puse unos partalones crema con una camisa café. "No creo que tenga que ir tan formal", pensé.

Terminé justo a tiempo para el anochecer, todavía tenía el corazón acelerado por tanto movimiento repentino cuando traté de recordar donde nos veríamos. Me acordaba de muy pocas cosas de la noche pasada, así que regresé al balcón para ver si de casualidad me acordaba.

Cuando llegué al balcón, sentí como un frío susurro topaba con mi oreja diciendo,  "Que pasa Gum Gum? Esperando a tu príncipe?".

De golpe me di un gran susto que casi sacaba mi alma de mi cuerpo mientras Marshall se reía a carcajadas de mi reacción.

-Haha, tu sí hasta me haces llorar.- Dijo mientras se quitaba una lágrima de la mejilla . Marshall llorando? Pensé que era de esos tipos que no fácilmente lo hacía. -Ahh....- Suspiro- Entonces, nos vamos?- Me dijo mientras flotaba en frente de mi con una sonrisa en su rostro.

-Deacuer..- Me tomó bruscamente de ambas manos, las cuales alzó para finalmente tomarme entre sus brazos.

-¿¡Que rayos estas haciendo!?- Le grite mientras trataba de safarme de él. -¡Sueltame!

- ¿Estas seguro de eso?- Me dijo con una mirada vaga.

Volteé hacia abajo y ya estabamos volando sobre el Dulce Reino. No sabía hacia donde me llevaba, y solo podía hacer una cosa: Agarrarme fuerte de él.