Un ángel a la derecha » JohnTen

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Akanea

Johnny tiene un sonriente ángel a su derecha que le dice que le dé amor a aquellos que sonrían.

—×—

Y ahí estaba Johnny, debatiéndose mentalmente sobre sí debería dar un paso en la situación Ten o seguir estancado en el mismo lugar. Hacía meses que había logrado entender que aquello que sentía por el tailandés era más que una simple amistad y había llegado a convertirse en amor, pero aún no hacía nada para pasar a más allá de la zona de amigos y eso le afligía.

Había tenido un par de novias cuando vivía en Chicago, aquellas dos chicas habían sido una linda experiencia y en su momento las quiso mucho, pero no había tenido ningún problema en invitarlas a salir, tal vez, lo que difería ahora era que Ten era su mejor amigo y que era un chico. Johnny nunca había sentido ningún tipo de atracción por alguien de su mismo sexo antes, y entonces por eso le había costado reconocer que ahora a quien quería besar era a su amigo y no a una chica.

Ten siempre era cariñoso con él —bueno, lo era con todo mundo, pero lo era más con él— y eso lo confundía, porque no sabía si estaba haciéndolo por naturaleza o porque sentía algo más. Había veces en las que el de baja estatura lo apretujaba contra sí y él, como todo un aprovechador, tomaba una oportunidad para poner sus manos en las caderas del contrario y oler un poco su esencia. Sí, se sentía todo un maldito al hacerlo, pero es que esa era la única manera de apreciarlo de esa forma en la que tanto anhelaba tenerlo.

Tenía muy en claro que si abría su boca y soltaba todos sus sentimientos podría no ser correspondido y su amigo se alejase, pero como quien no arriesga no pierde, él se le confesaría al chico y asumiría lo que se avecine... O eso quería hacer, todavía seguía dudoso y temeroso; y era por eso que seguía en el punto de partida desde meses antes.

—Si sigues mordiéndote el labio de esa manera me temo que tendrás que coserlo. —Se sobresaltó cuando le hablaron, porque como siempre, se absorbía en el momento más improvisto. Ten le hablaba, y por alguna razón llevaba una extraña vincha con una aureola de angelito. Se veía adorablemente irresistible.

—Sigue mordiéndolo, incluso deja que sangre. —Haechan habló (¿Haechan estaba ahí?) y tenía sobre su cabeza los dos característicos cuernitos rojos.

Antes de que Johnny pudiese preguntar a qué se debían esas cosas, Ten se colocó a su derecha y Haechan a su izquierda.

—Ve a ensayar un poco. —Le apremió Ten. Johnny aún no entendía qué sucedía.

—Mejor ve al sofá a ver películas y a comer frituras —le llevó la contra Haechan.

—También podrías ir a abrazar a algunos dongsaengs. —Ten sonrió ampliamente.

—O podrías golpear en el trasero a algunos hyungs. —Haechan le guiñó un ojo.

—No hagas esas cosas, sé bueno.

—Sé malo.

Cuernitos de demonio, aureola de angelito, decisiones malas y buenas... fue ahí cuando Johnny entendió qué era lo que estaban haciendo los dos chicos, soltó una pequeña carcajada internamente.

—Muestra amabilidad y dale amor a todos los que te sonrían. —Ten sonrió con esa típica sonrisa suya, la cual era muy hermosa y hacía que el chico alto sintiera flaquear sus piernas.

—Que aburrido —se quejó el menor—, mejor hazle a todos los que se crucen en tu camino un par de bromas y acusa a TaeIl hyung.

—¡Oye, no seas tan malo!

Johnny no pudo escuchar por completo la discusión improvisada que comenzaron a tener ambos castaños debido a que se había vuelto a absorber en sus pensamientos. Sintió aquella situación algo irónica, porque al igual que lo que estaban representando aquellos chicos, sentía que tenía dos voces interiores que le aconsejaban cosas totalmente distintas respecto a sus sentimientos hacia Ten.

—Ten, ¿podemos hablar? —preguntó lo más seguro posible de repente. Tal vez era su propio angelito con alitas y arpa el que actuaba en ese mismo momento, de todas formas, a Johnny no le importó mucho y dejó que aquel momento de coraje siguiera presente por primera vez en varios meses.

—Sí, ¿por qué no podríamos? —preguntó con tono bromista. Johnny ladeó su cabeza en dirección a la cocina y Ten comenzó a caminar a su lado.

—¿Yo también voy? —preguntó Haechan desde su lugar.

—No, tú no, enano —respondió Johnny rápidamente, el menor chasqueó su lengua y se fue junto al pequeño JiSung para seguir con su papel de demonio aconsejador-de-malas-acciones.

—Cuéntame qué te sucede —apremió el chico. Siempre hablaban, siempre estaban juntos, siempre compartían sus temores, problemas y momentos felices, pero, ¿por qué ahora se sentía tan lejano? Johnny sintió nervios y de repente se nubló toda su mente, ¿cómo le dices a alguien que te gusta? ¿Cómo le dices a tu mejor amigo que te gusta?

—Yo... —La cocina de pronto se sintió muy blanca y vacía, la lejanía de medio metro de Ten se sintió pequeña.

—Puedes contarme lo que sea, hyung. —Ten nuevamente sonrió... si tan sólo supiera lo que esa sonrisa provocaba en su mejor amigo.

Vamos, Johnny, tú puedes.

—Hace tiempo hay algo que te quiero decir, pero no sabía cómo... bueno, sigo sin saber cómo... —balbuceó—. Digamos que...hipotéticamente me gustases... ¿qué harías? ¿O qué debería hacer yo? —Casi ni reconocía su propia voz.

—Creo que, hipotéticamente, deberías decirme que te gusto, y yo, hipotéticamente, te diría que también me gustas.

—Oh —abrió los ojos con sorpresa, ¿su amigo había captado que lo decía enserio, creía que era una broma o...?

—Entonces, ¿me dirás que te gusto sin ser hipotético? —Ten dio un paso hacia adelante, y le sonrió mientras encontraba su mirada.

—Me gustas.

TASTE THE FEELING [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora