El día en que cumplí mi segunda semana de descanso, recibí un mensaje de Alex.
-Hey bro, ¿cómo estás? Imagino que golpeando tu cabeza contra las paredes de tu departamento.
Me hace mucha gracia lo de los golpes. No soy una fan de los chichones, pero el sentimiento de locura, la idea de darme de golpes, sin duda ronda en mi cabeza...
-Hey. No; de hecho la golpeo contra todas las superficies duras que puedo conseguir...
-¿Tan malo, eh?
-No imaginas cuánto...
-Créeme, lo sé. ¿Estás de humor para una visita?
-Claro. Mi casa es tu casa... y realmente necesito saber qué pasa en los entrenamientos.
-Te veo en media hora.
-Te veo.
Corro (metafóricamente, claro) por la sala de estar, ordenándolo todo a mi paso. He usado la excusa de mi hermana melliza y la de mi novia que vive conmigo, por lo que no me deshago de las fotografías, ni de las pantuflas rosa chicle bajo la mesa de café, pero sí cierro las puertas que dan a mi habitación y la de Lexie, y ordeno el baño para que no queden demasiados productos de belleza femenina a la vista.
Si hay algo que me ha quedado claro con la visita de Jake, es que he estado muy cerca de ser descubierta. Y nadie quiere eso. Y por nadie, me refiero a mí.
También reordeno mi cabello, me deshago del tono lavanda en mis uñas y cambio mi camiseta negra con la inscripción "Beauty Queen" por una de color azul, tras encubrir mis redondeces con una venda apretada que también oprime mis costillas, y me hace ver estrellas con cada respiración... Nada es perfecto.
Exactamente media hora después, el timbre de casa suena, anunciando la llegada de mi visitante. Presiono el botón que abre la puerta y le indico a Alex que suba hasta el piso 8, donde está mi departamento. Cuando tres golpes suenan, abro la puerta.
La visión del rostro amable y sexy de Alex me hace querer jadear. Por no hablar de su cuerpo perfecto enfundado en una camiseta blanca que marca sus abdominales, al igual que sus jeans perfilan su trasero perfecto.
-Hola Al- mi voz es ronca a causa de la excitación. Por fortuna, él no nota nada extraño.
-Hey, ¿qué tal todo?
-Bien. Pasa.
Alex pasa por la sala de estar y se sienta frente a la barra de la cocina. Lo sigo hasta quedar frente a él.
-¿Quieres un café?
-Claro. Pero siéntate; ya lo preparo yo. Se supone que estás haciendo reposo.
-Gracias- acepto mientras me ubico en una banqueta. Alex camina dentro de la cocina, buscando tazas y demás enseres. Finalmente deja dos tazas humeantes sobre la barra y vuelve a sentarse.
-Me alegro mucho de que ya vuelvas- dice Alex-. Se te extraña mucho en las prácticas.
-Oh, gracias... Yo también los echo de menos. Descansar es aburrido. Aunque me queda una semana todavía.
- Sí... a pesar de eso, seguimos invictos. El entrenador nos tiene haciendo 200 flexiones cada entrenamiento y ha incrementado el tiempo en el hielo, así que prepárate para pasar una hora más en el estadio cada día... Oh, y estamos organizando un viaje a la playa para el final del campeonato, en Abril; antes de las fases eliminatorias a la Stanley Cup. ¿Te sumas?
-Mmm, yo... no lo sé. Faltan dos meses aún. Y la verdad es que debo consultarlo con mi novia, Lexie.
-Así que te tienen con correa, ¿eh?
-No es eso... solemos irnos de vacaciones juntos cada año...
-Entiendo, entiendo. Piénsalo, será divertido.
Me apetecía muchísimo viajar con mis compañeros de equipo, más de lo que podía explicar, pero no era seguro.
-¿Es tu hermana?- pregunta Alex mientras extiende el brazo y toma la foto que descansa sobre la barra. En ésta se nos puede ver a mamá y a mí el día de mi graduación.
-Sí. Esa es Jamie con mamá. El día de graduación.
Entonces Alex se pone de pie y comienza a recorrer la sala de estar. Se detiene frente a todas las fotografías y coge una. Me acerco a él para saber cuál está observando. Somos Lex y yo el verano pasado en la playa.
-Esa es Lexie- la señalo-, mi novia.
-Es muy linda- dice Alex-. No hay fotos tuyas- agrega después.
-Mmm, no. No me gustan las fotos... A Lexie le encantan y por eso la sala parece una muestra fotográfica. Generalmente soy el fotógrafo y ella la modelo.
La puerta de entrada se abre y Lexie entra en la habitación cargada de bolsas de la compra.
-Ya llegué nena, no mueras de hambre- su cara se congela cuando ve a Alex, y yo lanzo una mirada de advertencia en su dirección-. Oh, lo siento James, no sabía que tenías visita. ¿No ha llegado Jamie?
-No, amor- respondo mientras me acerco a ella y con la excusa de besar su mejilla susurro- Sígueme la corriente- luego, continúo en voz alta-. Este es Alex. Alex, esta es Lexie, mi novia.
-Hola Lexie. Encantado de conocerte al fin.
-Lo mismo digo Alex. James habla mucho de ti. ¿Que hacían, chicos?
-Alex me estaba contando un poco de los entrenamientos- le comento.
-Tú siempre pensando en el trabajo... Estás en un descanso amor- me riñe Lexie.
-Justamente estábamos hablando de un viaje a la playa en Abril- dice Alex... este chico no se rinde.
-¡Eso es genial!- afirma Lexie. Detrás de Alex, intento hacerle señas para que se calle, pero no me mira, enfocada en él como está.
-James dice que quizá no pueda ir- murmura Alex. Debo reconocer que es muy buen actor, parece realmente afligido; y es un buen amigo, intentando interceder por mí.
-Qué tontería- dice Lex con una risa-. Claro que irá.
-Pero nena,- contradigo intentando sonar calmada- ¿y nuestro viaje juntos?
-Lo haremos en otro momento. Esto es más importante.
-De acuerdo- refunfuño como un niño pequeño.
-Es genial- Alex sonríe mientras palmea mi espalda; lo que me hace querer llorar de dolor-. Oye, me tengo que ir. Tengo una cita en una hora. Deseenme suerte...
Acompaño a Alex a la puerta; antes de salir murmura: ¡iremos a la playa bro!
Yo no estoy tan feliz.
Cierro la puerta con fuerza y me giro hacia Lexie con furia asesina.
-¿En serio Lex? ¿Cómo le dices que iré a ese viaje? Es la playa, por Dios...
-¡A ti te encanta la playa!
-Sí... cuando no me hago pasar por mi hermano mellizo, que casualmente no tiene tetas.
-Oops...
-Te mataría Lex. Si no te amara como lo hago, te juro que te mataría.
-Oh, pero me amas. Y te morías por ir a ese viaje.
Eso no puedo negarlo, pero... ¡En que lío me ha metido la desgraciada!
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Tras una máscara
ChickLitJamie tiene un sueño: ser parte de los Chicago Blackhawks, el equipo de hockey sobre hielo en el que su padre jugó por más de quince años. Sólo hay un inconveniente: Jamie es mujer; y los Hawks no admiten mujeres en su equipo. Si lo que Jamie debe...